Probablemente la música haya cambiado para siempre en los últimos días con el lanzamiento de la versión beta de Spotify, un programa cuya interfaz imita claramente la de iTunes pero que tiene una función diferente: escuchar discos completos online. En teoría sólo se puede entrar con invitación, aunque la mayoría de usuarios ha conseguido registrarse a partir de este enlace. La versión abierta funciona desde octubre en el Reino Unido y Suecia, y llegará totalmente traducida y adaptada al mercado español en febrero. Su beta se extiende como la pólvora entre los internautas más avezados, y como los propios responsables comentan, "el crecimiento en las últimas semanas en España ha sido espectacular".
Este es el aspecto del cliente
La historia de la compañía comenzó hace dos años, cuando dos emprendedores suecos con amplia experiencia a sus espaldas, Martin Lorentzon (TradeDoubler) y Martin Ek (Stardoll), decidieron crear una plataforma donde escuchar música a elección y de manera gratuita. Desde entonces, un equipo de 70 personas se ha dedicado a desarrollar el programa y a llegar a acuerdos con las discográficas. "Estamos en contra de la piratería, pero no de los piratas", explica Lutz Emmerich, responsable del proyecto en España. "Si alguien puede escuchar la canción que quiera, cuando quiera, y gratis, ¿para qué va a descargársela de eMule o Torrent? El pirata de hoy es el usuario del futuro".
Así, el principal pilar de Spotify, que lo aleja de proyectos fallidos como Napster, es la legalidad. Ha firmado acuerdos con las cuatro grandes (Universal, Sony BMG, EMI y Warner), así como con Merlin (que representa a sellos independientes como Epitaph, Beggars Group o WARP) y The Orchard (que distribuye 1,3 millones de canciones a tiendas digitales como iTunes), para incorporar sus grupos a su biblioteca, que aspira a convertirse en la mayor del mundo. Para redondear la jugada, ha llegado a acuerdos con las respectivas SGAE de los países donde planea su irrupción, y existe la posibilidad de que los grupos añadan sus propios temas.
La gratuidad es la otra gran baza de la compañía sueca. El servicio se financiará por medio de banners en el cliente, y cuñas de audio cada 20 minutos, a la manera de las radios convencionales. Desde España aún no hemos visto ni un solo anuncio, aunque algunos foros internacionales apuntan que, entre canción y canción, se escucha un breve spot. Para aquellos que no quieran ningún tipo de interferencia en su experiencia musical, Spotify incluirá una versión de pago que, además de eliminar la publicidad, ofrecerá servicios añadidos como preestrenos de discos o venta de entradas. Su coste será de 9,99€ al mes y 99€ al año.
Viendo el planteamiento previo, no es raro que el término Spotify haya levantado tanto revuelo en internet de las últimas semanas. Aunque los rumores apuntaban a una futura posibilidad de descargar los títulos, Lutz nos lo desmiente. "Nuestra apuesta es el access a la música, no el ownership; aunque quien quiera poseer físicamente un archivo podrá comprarlo a través de partners". Si pinchamos con el botón derecho de nuestro ratón sobre una canción, nos aparecerá la opción 'Buy from', que nos conducirá a iTunes o alguna otra tienda digital. La duda entonces es, ¿no podré disfrutar de Spotify cuando me aleje de mi escritorio? Sin entrar en detalles, Lutz nos confirma que están trabajando en las versiones para móviles de su cliente.
Tras darnos de alta en su web e instalar Spotify en nuestro ordenador (hay versiones para Windows y Mac, y en su página te explican cómo ejecutarlo en Linux con Wine), lo primero a evaluar es, claramente, el catálogo. ¿Encontraremos aquello que estamos deseando escuchar? Lo más probable es que sí. A pesar de las imperfecciones, Spotify cuenta desde ya con un catálogo impresionante, casi infinito de discos. Toda la discografía de Madonna (Warner), U2 (Universal) o Coldplay (EMI) está disponible, aunque quizá lo más atractivo para cualquier melómano es la cantidad de álbumes que encontrarás de artistas antiguos. De repente tienes ante ti decenas y decenas de discos de Édith Piaf, Françoise Hardy, Caetano Veloso, los Ramones o Pet Shop Boys. Uno, ante este paraíso musical, no sabe ni por dónde empezar.
Los fundadores, Daniel Ek y Martin Lorentzon
Por supuesto, el catálogo tiene sus pegas. No están los discos de estudio de los Beatles, sin ir más lejos, aunque de todos es conocida su reticencia a internet (en pleno 2009 aún no se venden sus álbumes en iTunes). Pero el verdadero talón de Aquiles de Spotify probablemente sea la ausencia de muchos artistas independientes, debido a la atomización de los sellos de este sector. Han preferido comenzar sus acuerdos por las gigantes, probablemente para no convertirse en un proyecto "menor" como Emusic, por lo que hay artistas que simplemente aún no aparecen o aparecen sólo en parte. Por ejemplo, de Deerhunter sólo aparece la primera mitad del excelente disco doble que publicaron el año pasado, 'Microcastle'. También perjudicados están los grupos que han cambiado de discográfica varias veces, como es el caso de Morrissey, de quien aparecen unos álbumes sí y otros no.
Lo mismo sucede con artistas españoles. Por ejemplo, de Fangoria aparecen los discos publicados o reeditados por Dro / Warner y EMI, pero no los de su era independiente en Subterfuge. Y algo similar sucede a La Buena Vida, que sólo están de momento con sus discos distribuidos por Sinnamon y Universal. Ni rastro de su etapa en Siesta. De todos modos, como ellos mismos dicen están "recién aterrizados" en nuestro país, y junto a la traducción de la aplicación planean hacer una adaptación de los contenidos.
También en sus funciones hay cosas por mejorar. Es un enorme acierto que puedas ir guardando en una lista de espera los temas que quieres escuchar más tarde, o que puedas seguir realizando búsquedas mientras estás escuchando un tema, a diferencia de lo que sucede en la tienda de iTunes. Sin embargo, a veces no está muy claro cómo se añaden las pistas a esa "play queue" y aparecen discos enteros cuando tú sólo has seleccionado una pista. A cambio, que toda canción, disco y artista disponga de su propia URL y pueda ser enlazada en páginas, Twitter o conversaciones de mensajería es todo un acierto y abre miles de posibilidades sociales.
Cada canción, disco y artista dispone de su propia URL, lo que permite enlazarles en blogs, Twitter o en conversaciones de mensajería
Spotify cuenta con una lista de los artistas más escuchados por ti, en tu país o en el mundo. En ese sentido imita Last.fm, uno de los servicios musicales más importantes del mundo, con millones de usuarios completamente enganchados, que consiste básicamente en contabilizar a los artistas más reproducidos por las personas registradas y hacer recomendaciones en base a ello. Sin embargo, Spotify cuenta con una función para integrarse con Last.fm y todo lo que escuchas en Spotify se suma a tus listas de reproducción en Last.fm. Al preguntarle por este y otros posibles competidores, como Yes.fm, Lutz Emmerich nos contesta: "No somos una red social ni queremos competir con ellas. En ese sentido, estamos encantados de colaborar con comunidades como Last.fm, o servir de plataforma a páginas como YourSpotify, donde puedes compartir con el mundo tus playlists".
Las barras de popularidad, que parecen inspiradas en el mítico Audiogalaxy, o las listas de canciones favoritas que puedes enlazar en tu blog, son otros de los pequeños atractivos de Spotify, un programa desde ya obligatorio para todo aquel que tenga un mínimo de curiosidad por la música. Y es que si a 19 de enero se editaba uno de los discos más promocionados por la prensa británica en este momento, 'To Lose My Life' de White Lies, en Spotify ya podía escucharse íntegramente sin pagar nada. Qué lejos está ese día "en el que la música muera", según cantaba Don McLean.
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