¿Es Animal Collective el mejor grupo de nuestro tiempo?

No hay quien tosa a Animal Collective. Su nuevo disco, 'Merriweather Post Pavilion', acaba de salir a la venta y ya son varias las publicaciones que lo señalan como el mejor disco de 2009. Evidentemente, nadie ha oído los cientos de discos que quedan por salir, pero no importa. A quien entiende su cóctel experimental de sonidos psicodélicos con el gusto medio soleado medio navideño de las melodías de Beach Boys, nada le podrá convencer de que pueda haber algo mejor que ellos sobre la faz de la tierra. Nadie se atreve a escribir una crítica negativa sobre Animal Collective. Sin duda, es el grupo de mayor prestigio de nuestra década.

La carátula de 'Merriweather Post Pavilion'.

'Merriweather Post Pavilion' está considerado como el octavo álbum de Animal Collective, aunque los primeros la banda no los firmó exactamente con este nombre. Corrían los últimos años 90 cuando un grupo de amigos decidía unirse en Baltimore en un sello propio llamado Animal. Dos de ellos, Deakin (cuyo verdadero nombre es Josh Dibb), y Panda Bear (Noah Lennox), se conocían desde pequeños. Al separarse y asistir a institutos diferentes, Deakin haría otro par de buenos amigos, Avey Tare (David Portner) y Geologist (Brian Weitz). Los cuatro juntos, en grupos de dos o en solitario, comenzarían a hacer música y a tocar en directo poco después.

El primer álbum, 'Spirit They're Gone, Spirit They've Vanished', editado en el año 2000, es en realidad un disco que preparaba Avey Tare para el que pidió ayuda a Panda Bear en la batería, y que finalmente apareció firmado por 'Avey Tare & Panda Bear'. El siguiente, 'Danse Manatee', de 2001, vería la luz interpretado por 'Avey Tare, Panda Bear y Geologist'. Más tarde se incorporaría definitivamente Deakin, decidiéndose desde 2003 que se consideraría 'Animal Collective' cualquier proyecto en el que participaran al menos dos de los cuatro miembros del colectivo, que serían casi siempre Avey Tare y Panda Bear, librando a la banda así de las polémicas que han perseguido a grupos de formación variable como Massive Attack o The Prodigy.

Los primeros años estuvieron llenos de reconocimiento. La banda sería fichada por el sello FatCat Records y giraría con grupos como Four Tet o múm (Avey Tare está casado en la actualidad con la que era hasta hace poco la cantante de este último grupo, Kristín Anna Valtýsdóttir). Sin embargo, no sería hasta la edición de 'Feels' en 2005 cuando comenzaría a desarrollarse la fiebre crítica definitiva en torno a Animal Collective. Desde entonces, cualquier EP que han editado y por supuesto cualquier concierto que te pillara cerca era de conocimiento y asistencia obligatorios.

Es difícil catalogar el sonido de Animal Collective. Hay quien habla de 'avant-garde', los más poperos simplemente los llamarán 'experimentales', canciones como 'Grass' tienen un marcado carácter glam y su nuevo disco incluso incorpora elementos que algunos se atreven a llamar house para escándalo de otros. Lo seguro es que los discos de la banda, y también los de sus miembros en solitario, a destacar 'Person Pitch' de Panda Bear (2007), son la consecuencia de una inmensa cultura musical, que inspira sus juegos vocales, por ejemplo, tanto en Brian Wilson como en el punk. A veces sus canciones son más asequibles, como 'Peacebone', incluida en el que era el último disco del grupo hasta la fecha, 'Strawberry Jam' (2007), pero nunca lo suficiente como para dar a la banda un hit que les haga emerger del 'underground', como en su momento sí consiguieran Nirvana o los Strokes.

Ni probablemente les interesa ni lo necesitan. Sin colgar ninguno de los temas de 'Merriweather Post Pavilion' en su MySpace ('My Girls' sólo ha aparecido en las últimas horas) ni realizar ningún vídeo para ninguno de lo que sus fans consideran ya temazos, está previsto que éste sea el primer álbum en décadas que entre en la lista de ventas americana sólo gracias a su edición en vinilo, que se produjo una semana antes que la edición en CD y plataformas digitales. Su portada, basada en efectos ópticos, desde luego no se confunde en las tiendas con ninguna otra, y es un aliciente. Pero lo importante es lo de dentro, que se filtró en internet el 25 de diciembre, el día de Navidad, lo que por otro lado no parece ninguna casualidad.

La prestigiosa web musical Pitchforkmedia ha escrito sobre 'Merriweather Post Pavilion' que a pesar de estar siendo catalogado como su álbum más pop, "es un disco que sólo Animal Collective podría haber firmado". Además de elogiar lo bien complementadas que están las melodías de Panda Bear con las estructuras pop de Avey Tare, concluyen que este álbum muestra a la banda "dominando por completo su sonido único. Lo que han construido es un nuevo tipo de pop electrónico". El NME y Rolling Stone ponen algún pero al disco (los primeros que 'Bluish' se acerca demasiado al sonido de Fleet Foxes, los segundos que 'Lion in a Coma' y 'No More Runnin' se pierden en su propia rareza), pero todos se unen para puntuar el disco con el notable o incluso por encima.

Con este panorama, el usuario medio se puede encontrar con grandes problemas ante la escucha de un disco de Animal Collective. A tanto elogio sólo puede suceder, por un lado, la decepción, ya que sus sonidos no son aptos para cualquiera, y por otro, la frustración de no entender un álbum que a todo el mundo le parece maravilloso. ¿Es posible que este grupo que siguen críticos, público y tantísimos artistas, entre los que se encuentran El Guincho o Crystal Castles, no diga nada?

Sin embargo, justo cuando uno se prepara para pronunciarse definitivamente en contra y argumentar sus ideas, encuentra en el álbum un punto de house que lleva a lo que parece un estribillo convencional y de ahí, tirando del hilo, termina surgiendo la lectura comprensiva completa de casi todo el álbum. 'Brothersport' empieza a parecer un hit de verdad y hasta dan ganas de bailarla al mismo ritmo que otros bailan disco o reggaeton, 'My Girls' incluso se pega y 'Summertime Clothes' te sigue haciendo pensar que el colectivo de Baltimore hace la música que harían los Beach Boys si se hubieran formado hoy. Puede que las once pistas contenidas en el álbum no sean la maravilla que todas las críticas prometen, pero cuando algunas de las canciones contienen pasajes tan originales, oníricos y electrizantes, es difícil no defender su propuesta como conjunto y como concepto, muy por encima del empeño por esperar a ver qué hacen los demás de la mayoría de los grupos de nuestra generación.