MADRID.- Una localidad catalana, otra andaluza y Madrid se disputan ser las pioneras en España en la transformación de contenedores de mercancías en viviendas. A simple vista, esta idea provoca sensaciones de claustrofobia, suciedad, mal olor... Y ni que decir tiene que si comentas a tus amigos que vas a vivir en uno de ellos, te tacharán de loco/a de remate. Sin embargo, es una realidad en ciudades tan vanguardistas como Londres o Ámsterdam.
Container City, Londres (Reino Unido).
"En nuestro país todo va más lento", afirma Rafael Novio, socio del despacho Arquitectos Asociados Santiago y uno de los primeros en hacer habitable un contenedor. "Comenzamos a investigar en el tema en 1998, y en 2003 nos concedieron un premio y la Xunta nos dio las subvenciones para trabajar en un prototipo", comenta Novio. El prototipo vio la luz en junio de 2006 a las afueras de Santiago, pero el esfuerzo de estos arquitectos no caló entre las administraciones y empresarios españoles, y ahora acoge uno de sus talleres.
Sin embargo, su trabajo sí se exporta a otros lugares. "Tenemos una línea de negocio de viviendas de primera necesidad que se fabrican en serie en unas instalaciones de El Cairo (Egipto), y que desde allí distribuimos a todo el mundo", explica Novio. Actualmente trabajan también en un proyecto en Andalucía, "para alojar a temporeros", y en otro de gran envergadura en Madrid, que consiste en la construcción de "todo un barrio con 3.000 viviendas, locales y servicios públicos". Aunque, de momento, sólo son papel.
Más posibilidades parece tener el proyecto de la capital del Maresme, que también es el más publicitado. El concejal de Vivienda de Mataró, Francesc Teixidó, anunciaba hace unos días su intención de construir 30 viviendas con una superficie habitable de 50 metros cuadrados, empleando para ello contenedores marítimos. Las casas se alquilarán a jóvenes que deseen emanciparse por unos 300 euros/mes, y se levantarán en un solar municipal en el barrio de Vistalegre. Su diseño está a cargo del estudio Alonso Balaguer.
Teixidó viajó a la capital británica para comprobar in situ las "ventajas" de la reconversión de contenedores de mercancías en edificios de viviendas. Allí descubrió Container City, obra de la empresa local Urban Space Management, y comprobó que este tipo de casas "ofrece todas las prestaciones y comodidades de un piso convencional", dice el edil.
Entre las bondades de este sistema, Teixidó destaca que "es sostenible, rápido y económico, el coste de construcción es la mitad que el de un piso convencional, y en 15 días puede quedar montado el edificio, y en dos meses acabado".
Interior Silodam, en Amsterdam (Holanda).
Coinciden con estas afirmaciones una amplia mayoría de arquitectos. Muchos destacan, además, la resistencia de este material. "Los container se fabrican para resistir las inclemencias del mar y los golpes que surgen de su transporte en barco. Además, como tienen un tamaño estándar, su transporte es fácil", apunta Novio.
Por otra parte, los contenedores pueden ser reconvertidos y ensamblados según las necesidades de la obra, de manera que "permiten una gran variedad de formas y estructuras" y son capaces de soportar hasta 10 veces su peso, comenta el arquitecto Luis de Garrido, otro experto en estas lides. Así, es posible crear viviendas con más o menos habitaciones, o de varios pisos, y donde la integración de escaleras, ascensores, agua corriente, electricidad o saneamientos no ofrece problema alguno.
Estas casas también hacen un guiño a los más preocupados por el medio ambiente; ya que, al reaprovechar estos contenedores, se evita que se conviertan en residuos. Además, "como no hay que cimentar, se reduce el impacto ambiental del hormigón", añade Javier Presa, uno de los fundadores de Habitainer, empresa que "ofrece asesoramiento a aquellos que quieren construir una vivienda en un contenedor y no saben cómo hacerlo habitable".
Y para ser aún más ecológicos, en su transformación se pueden emplear tejados ajardinados —como los que propone De Garrido en su prototipo R4 House—, microaerogeneradores o paneles solares, así como diversos materiales respetuosos con el medio ambiente.
Por todo ello, pero sobre todo por su menor coste —según Novio, una casa de 60 metros cuadrados cuesta unos 15.000 euros—, muchos opinan que este tipo de construcciones es el futuro, aunque —apunta Presa— este sistema "no va a reemplazar a la vivienda tradicional, sólo es una alternativa". En opinión de este arquitecto, para que en España comiencen a construirse este tipo de casas, primero habrá que "superar los prejuicios hacia los prefabricados", lo que supone "un cambio de mentalidad a la hora de habitar", concreta. Y es que, a pesar de la bajada de precios que están experimentando los pisos, en este país se sigue "amando el ladrillo", dice este experto.
Silodam, Amsterdam (Holanda).
Además, Presa afirma que vivir en un container "engloba toda una filosofía basada en el movimiento y la temporalidad en el terreno", a fin de afectar lo menos posible a la naturaleza.
Se calcula que el 90% de las mercancías del planeta se transportan en un contenedor, y que cada año hay un millón de ellos moviéndose por los océanos y mares de todo el globo terráqueo. Basándose en los conceptos de movilidad y temporalidad en el terreno, y en la facilidad de su transporte, ya hay quien habla de trasladarse con la casa a cuestas (como si de una tortuga o un caracol se tratase, pero más rápido) de un punto al otro del mundo.
De momento, las viviendas-contenedor se han convertido en una forma de vida en Ámsterdam, además de en todo un fenómeno turístico. Barrios como Keetwonen, construido por Tempohousing, acogen a cerca de un millar de jóvenes estudiantes, que disfrutan de su propio 'pisito' con baño, cocina, dormitorio y zona de estudio propios. Un tanque de 50 litros de agua caliente por casa, calefacción de gas natural, acceso a internet, y servicios compartidos, como supermercado, cafetería, área deportiva y parking privado para bicicletas, completan la oferta.
Nada tiene que envidiar a este complejo residencial el diseñado por los arquitectos MVRDV a orillas del río Ij. Conocido como Silodam, el edificio tiene diez pisos y descansa sobre columnas de hormigón. Cuenta con 600 metros cuadrados de oficinas, 157 viviendas, una terraza panorámica de acceso público junto al agua, restaurante y minipuerto deportivo.
Pero en Holanda y en otros países no sólo existen viviendas-contenedor. Este tipo de módulos para el transporte de mercancías se ha empleado con éxito para ampliar casas tradicionales, como escuelas, comercios y restaurantes, dispensarios médicos, e incluso hoteles. Es más, por su rápida construcción, algunos arquitectos recomiendan su uso en caso de catástrofes, o para cubrir necesidades acuciantes de algunas poblaciones.
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esto en R.U., Holanda o similar donde la temperatura media es admisible, pero no tiene mucho que ver con Andalucía, donde es más extrema. +
Pues a mí pagar 300 eurazos por vivir en un contenedor me parece una pasta +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
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