Sebastián Álvaro

Hoy es un día triste, muy triste, para la televisión pública española. ¿Imaginan ustedes que TVE se hubiera deshecho de Félix Rodríguez de la Fuente? Pues algo así es lo que está sucediendo precisamente en estos momentos en nuestra televisión, amigo lector, ante la ignorancia de unos, la perversa manipulación de otros y la indiferencia general. Hoy, 31 de diciembre de 2008, es el último día que Sebastián Álvaro, director durante 27 años del programa 'Al filo de lo imposible', forma parte de la plantilla de Televisión Española. Llegará por la mañana, recogerá sus últimas cosas, se despedirá de sus compañeros, fichará a la salida y... se acabó. Dejará un legado formidable, con más de 300 documentales inolvidables, irrepetibles, únicos. Y otras cosas aún más importantes: una forma digna de entender la televisión, la apuesta por un entretenimiento de calidad, la utilización con criterio de recursos públicos.

Sebastián Álvaro en la Antártida.

Cuando termine el día de hoy la televisión pública española habrá dejado escapar, o habrá invitado a marcharse, al responsable del mejor programa realizado en nuestro país en las últimas décadas. Un espacio que se puede situar al nivel de los legendarios 'El hombre y la tierra' o 'Planeta azul'. Y se habrán quedado tan anchos, los responsables de la televisión pública, digo, cobijados en la miseria de sus audiencias, sus raphaeles y sus 'Mira quién baila'.

Sebastián Álvaro es un profesional al que conozco bien, puesto que no me he perdido uno solo de sus programas. Imagino que como Álvaro habrá otros muchos trabajadores en TVE, imprescindibles para hacer un producto de calidad. Trabajadores que, para quienes apuestan por el modelo actual de televisión pública, resultan perfectamente prescindibles. Por eso han sido invitados a abandonar TVE con un puente de plata (jubilación con el 92% del sueldo) pagado por todos los españoles.

TVE se ha desprendido de 4.150 trabajadores para quedarse con una plantilla formada por 5.900 fijos y más de 500 contratados. El plantel más escuálido de todas las televisiones públicas europeas: 12.000 tiene la RAI. 11.000 la tele pública francesa. 40.000 la alemana. 23.000 la BBC.

El reto de los gestores de la televisión pública debería ser hacer una buena televisión. No una televisión rentable. No una televisión que compita con las privadas. No una televisión capitalista, sensacionalista o comercial. Pero es mucho más fácil poner en la calle parte del mejor patrimonio de la empresa, y presumir de sanear las cuentas, que hacer una televisión digna, de auténtico servicio público. De calidad.

Con el creador de 'Al filo de lo imposible' se marcha de TVE esa calidad, la esencia del servicio público, por lo que a partir de mañana día 1 de enero de 2009 nuestra televisión será peor. Aún peor. ¿Qué nos queda? La mezquindad de quienes, utilizando TVE como trampolín, son incapaces de entender cómo debería ser una televisión pública.

Un motivo para no ver la televisión

Mal de altura.
Autor: Jon Krakauer.
Editorial: Desnivel.

Ésta es la crónica personal del superviviente a un drama: la muerte de seis escaladores durante la ascensión al Everest el 10 de mayo de 1996. Krakauer, escalador, periodista y escritor, formaba parte de una expedición comercial a la montaña. Además de alcanzar la cumbre del techo del mundo, uno de sus sueños desde la adolescencia, tenía previsto escribir sobre la ascensión en la revista Outside. Pero todo se torció allí arriba, en la zona de la muerte. Un cambio brusco e inesperado en las condiciones meteorológicas hizo que los planes saltaran por los aires: no todos lograron descender de la montaña.

La tragedia puso en cuestión los métodos de escalada, las expediciones comerciales, el papel de los guías, la utilización de oxígeno, la masificación de la montaña... Krakauer consigue escribir el reportaje, pero tarda meses en recuperarse y sentirse capaz de analizar los pormenores de la tragedia, de forma minuciosa y conmovedora, en un libro. El resultado son 360 páginas repletas de emoción y polémica.

Un libro sobre las grandes montañas y los hombres que suben a ellas que, sin duda, les ayudará a sobrellevar la pérdida (temporal, espero) de Álvaro y sus chicos.