Regalar en tiempos revueltos

Este año no ha habido cestas de dos jamones, ni de paletilla siquiera. Las empresas han recortado drásticamente el regalo promocional a clientes y empleados. ¿Cómo conseguir que no se sienta defraudado aquel a quien otros años agasajábamos con valiosos presentes? Provocar una sonrisa con poco presupuesto es la solución. Ahí hay un hueco para la creatividad.

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Hemos hecho recuento de los regalos de navidad que hemos recibido. A qué engañarnos, esto ya no es lo que era. Y sin embargo, algunos nos han gustado tanto como un cincojotas con caña de lomo y queso curado.

Empecemos por el jamón. Nada de paletilla de cerdo enano, que uno empieza a sospechar que ya han inventado una raza especial para navidad. Es un jamonazo en toda regla. Nos lo han mandado del estudio Capella García Arquitectura (gracias, Juli y Miquel). Hay que acercarse para darse cuenta de que es un hinchable. No engorda, es apto para vegetarianos, y todos los detalles están cuidadísimos: la malla, el etiquetado, y sobre todo los textos, un ejercicio de copy para enmarcar: "Jamón de plástico ibérico. Inflado con aire puro y serrano, siguiendo un exigente proceso artesanal. Sin grasa. Sin sal. Sin conservantes… ¡Sin Jamón! Cuélguelo en el balcón y presuma con los vecinos. Ideal para que los niños aprendan a nadar. ¡Póngalo en el jamonero que este año no pensaba utilizar!".

La diseñadora Astrid Stavro nos manda un rollo de papel de envolver regalos, muy útil en estas fechas. Lo mejor es que el motivo lo conforman los libros que ha diseñado este año, con lo que funciona como portfolio sin ser agresivo: forma y función se complementan en lugar de estorbarse.

Saber hacer las cosas: CR + LM, nos mandan "un objeto sencillo para un proyecto entrañable, una idea para compartir con otras culturas". Han hecho en Mali ladrillos artesanales a orillas del Níger, con la arcilla que se utiliza para hacer banco (el adobe tradicional). La arcilla se saca del pozo, se remoja unos días, se machaca con los pies y se da forma en moldes de madera. Seca bajo un cobertizo durante quince días y se cuece en horno.

Y obviaremos el nombre de nuestro último regalante, por razones comprensibles. Es también diseñador. Nos manda "23 canciones para recordar 2008". Se ha trabajado el diseño de la carátula, la galleta, y sobre todo la selección de temas que es exquisita. Y se debe haber pasado unas cuantas noches tostando cedés para los amigos. Nos entra la duda… ¿es copia privada? ¿es legal en tanto que habrá pagado su canon por los cedés, que regala por amor y no por dinero?