"Los ataques en Gaza son cada vez más indiscriminados"

Desde que empezaron los bombardeos de Israel sobre Gaza —la noche del pasado viernes— los accesos a los territorios palestinos han quedado bloqueados. No se puede entrar ni salir y da igual que seas médico, cooperante o periodista. Por eso, saber qué está ocurriendo realmente es bastante complicado. Nosotros hemos hablado con Alberto Arce, un español que entró a Gaza el pasado 20 de diciembre con el grupo 'Free Gaza', y que nos ha contado cómo está viviendo las últimas horas en lo que ha denominado "una ciudad fantasma".

Nayef Hashlamoun (REUTERS)

Son las 16:30 horas, aproximadamente, en la Franja de Gaza. Alberto y sus siete compañeros de la organización están escondidos en una casa mientras que "fuera no se mueve nadie, los comercios están cerrados, no hay pan ni alimentos". "Hemos salido a comprar algo para comer pero sólo hemos encontrado una pequeña tienda con chocolatinas y patatas fritas", cuenta el gijonés. Si la situación es difícil para ellos, los palestinos están aún peor. "La gente no tiene dinero para comprar lo poco que hay disponible".

Este desabastecimiento es fruto del bloqueo al que Israel lleva sometiendo a los habitantes de la Franja de Gaza en los últimos meses pero ahora es especialmente crítico, sobre todo si hablamos de material sanitario. Los bombardeos han dejado, de momento, más de 380 muertos y casi 2.000 heridos que colapsan los hospitales. "No hay material y, además, el ejército israelí ha rodeado y disparado hoy uno de los barcos de 'Free Gaza' que traía medicamentos. Ahora ni siquiera hay conexión por mar". Esta organización había establecido una conexión por barco desde Chipre al puerto de Gaza para conseguir introducir medicamentos en los territorios palestinos.

Alberto, de 32 años, entró en Gaza hace diez días en uno de esos barcos que transportaban una ayuda que hoy es más necesaria que nunca. La AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo) enviará material sanitario al Hospital de Gaza por valor de un millón y medio de euros. Según las previsiones de la AECID, este material "permitirá el abastecimiento del centro hospitalario durante al menos cuatro semanas. En circunstancias normales el mismo material mantendría abastecido durante seis meses el Hospital de Gaza".

"El mensaje que hemos recibido todos aquí es que los ataques son indiscriminados, cada vez más", explica Alberto Arce. "Han destruido los edificios de la universidad pública, no hay apenas cobertura ni electricidad. No sólo atacan a Hamás sino a toda la población y estamos esperando que se produzca la invasión terrestre".

La comunidad internacional ha pedido el fin de los ataques pero no hay nada que indique que esto vaya a ocurrir. De hecho, los bombardeos aéreos son sólo la primera fase de la operación 'Plomo Fundido', la más dura que Israel ha lanzado sobre los palestinos en las últimas cuatro décadas. "Son bombardeos muy duros. Ayer, delante de nuestras narices, un misil asesinó a una niña de 4 años y a su hermana de 12 y dejó varios heridos, entre ellos otra hermana, de 10 años", cuenta Alberto. "Dicen que tal vez abran la frontera para permitir que salgan los heridos más graves pero ¿qué son 15 heridos si hay más de 1.700? No se trata de dejar de pasar a algunos sino de abrir la frontera".

Si la información que sale de Gaza es limitada, la que reciben Alberto y sus siete acompañantes (ninguno de ellos español) tampoco es abundante. "Sabemos todo gracias al teléfono y a los pocos ratos que podemos ver Al Jazeera, cuando hay luz". Sin embargo, a pesar de la difícil situación, Arce asegura estar donde puede estar. "Ahora no podemos entrar ni salir pero vine para quedarme un año y es lo que pienso hacer. Israel no quiere testigos pero nosotros somos los testigos. Nuestra misión es hacer fotos, hablar con los medios y contar lo que realmente está pasando porque no dejan entrar a periodistas extranjeros y la información que llega es sólo la israelí".