No todo fue crisis en 2008: "yo conseguí trabajo y vivienda protegida"

MADRID.-  Como si le hubiese tocado el Gordo de la Lotería. Así­ se siente Rocí­o Garcí­a, una joven madrileña de 31 años a la que la crisis no le enturbia la sonrisa. Y es que 2008 ha sido su "año de suerte": encontró un empleo en el que se siente muy a gusto y ha sido una de las afortunadas con una vivienda protegida en alquiler con opción a compra de la Comunidad de Madrid.

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Con su sobrina, en casa de sus padres.

El pasado 25 de noviembre se sorteaban 40 viviendas en Villaviciosa de Odón, su pueblo natal, y había más de 2.000 solicitantes. "Imposible que me tocase", dice Rocío. Estaba tan convencida de su "mala suerte" que ni siquiera acudió al acto. "¿Para qué iba a pedir un dí­a en el trabajo si nunca me toca nada?", explica. Pero esta vez, la suerte le sonrió. La noticia se la dio su madre por teléfono: "Mi madre no podí­a hablar de la emoción, y yo no me lo podí­a creer", relata.

El número de la suerte

Para Rocí­o, el número 8 ha tenido mucho que ver en este cambio de rumbo de la fortuna. "Es el de mi ascendente y el que juego a la lotería cada año, y justamente el número que me adjudicaron para el sorteo acababa en 8", nos cuenta.

Ahora, la sonrisa no se desdibuja de la cara de Rocío, ni de la de su progenitora, que fue retratada para el periódico local junto al alcalde y el viceconsejero de Vivienda regional y guarda el ejemplar como oro en paño.

"Mi madre estaba preocupada por mi futuro —dice Rocío—. Mis dos hermanas están casadas y viven en Sevilla la Nueva, pero yo no tengo pareja ni ahorros suficientes para pagarme un piso y no puedo independizarme, así­ que vivo con mis padres en una casa de alquiler de renta antigua aquí­ en Villaviciosa", explica.

Aunque hasta dentro de dos años no le entregarán las llaves de su piso y aún tardará siete años más en convertirse en propietaria —durante esos siete años abonará un alquiler de unos 550 euros, la mitad de los cuales se le descontarán cuando ejecute la compra—, Rocío se ha propuesto empezar a ahorrar.

Lo que más le ilusiona es poder vivir en su pueblo, y tener un trastero y su propia plaza de garaje, porque ahora su "cochecito duerme en la calle", y acaba de cambiarle uno de los retrovisores que le habían roto. Ya sólo piensa en cómo será su futura casa. Lo único que tiene claro es que quiere "una cama de 2x2" y que le gustaría que le tocase un bajo. El resto son sólo dudas: "de qué color pintará las paredes, cuál será el tamaño del sillón..."

Que no falte el trabajo

Rocí­o sólo pide a 2009 "que no me falte trabajo". Y es que ejerce de administrativa en una pequeña empresa que fabrica ventanas y puertas de aluminio, a la que el parón del sector inmobiliario está haciendo mella —"hemos bajado el ritmo de trabajo y cuesta cobrar algunas facturas", comenta—. De todos modos, a ella no se le caen los anillos a la hora de buscar empleo: "No tengo problemas. He trabajado de camarera, en una agencia de viajes, en una empresa de belleza, me da igual lo que me salga con tal de trabajar", dice nuestra protagonista. Y el brillo de sus ojos y una enorme sonrisa siguen sin borrarse de su cara.

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