El cocido de Rato alimenta las pesadillas de Rajoy

El cocido que Rato comió el pasado día 18 con tres decenas de sus viejos colaboradores ha sentado mal en los despachos de la Génova que pilota Rajoy. El hábil manejo del encuentro ha añadido a las pesadillas de Mariano sobre su liderazgo —Aguirre y Gallardón— el nombre que más le preocupa: Rodrigo Rato. Los conocidos del "vice" mantienen que no volverá. O no, por ahora.

jlastras (flickr)

¿Indigesto para Rajoy?

Como el año pasado, Teresa, la secretaria de toda la vida de Rodrigo Rato, llamó a los colaboradores más cercanos del ex vicepresidente. Desde que regresó de Washington —un par de años— la comida se hace en vísperas de la Navidad, por eso de confraternizar. Tampoco están los tiempos como para perder contactos y amigos.

La mujer de confianza del "vice" —para todos ellos sigue siendo el vicepresidente glorioso de Aznar— invitó a la treintena de colaboradores, aunque no todos pudieron o quisieron estar. La comida, celebrada el 18 de diciembre, tuvo lugar este año en el Nuevo Club, en la calle Cedaceros. Plato único: cocido para todos. El año pasado, el ágape fue en el club Financiero Génova, en Colón, frente a la sede del PP. Pero este año, los diputados tenían que asistir a la votación de los Presupuestos Generales en el Congreso, y no podían permitirse las tardanzas. Ni el que dirán si llegaban tarde, que no están las cosas con Rajoy como para echar cohetes.

Y por eso mismo, por la situación de los "ratistas" en el actual PP, algún malvado con ganas de darle el aguinaldo a Rajoy esta Navidad, se encargó de filtrar a 'Público' que en el PP se esperaba el regreso del ex vicepresidente económico. Ese tipo solvente al que Aznar dejó en la cuneta porque no era bien mandado, ni cumplidor de los valores sociales —familia, municipio y sindicato— que imponían el matrimonio Aznar-Botella. Mejor Mariano, que siempre sería más dócil.

El ojo de Aznar

A la vista de los acontecimientos —y del gallinero en que se ha convertido Génova entre Rajoy, Aguirre, Gallardón— no parece que el ex presidente popular tenga mucho ojo para predecir el futuro. Y por eso, por el tomate que hay ahora montado, algunos de los diputados asistentes al cocido se encargaron de transmitir a la prensa la posibilidad del regreso de Rato. Por enésima vez desde que dimitió como director gerente del FMI para ocuparse de su familia y su vida personal (Rato dixit).

¿Hubo en la comida razones que hicieran pensar que el vicepresidente quiere o piensa en volver a la política?. "Ni una que yo viera. Sólo ganas de cachondeo, chascarrillos, bromas sobre como íbamos a engordar con el dichoso cocido", explica uno de los asistentes al ágape. "Sí, pero también hubo preliminares. Y en las copas de antes de la comida, alguno tuvo oportunidad de tantear a Rodrigo. Él siempre juega a dejar una puerta abierta", responde una de las mujeres que se sentaron en la larga mesa corrida, donde esta vez estuvieron todos juntos. Porque en el almuerzo del año pasado había cuatro mesas, a diez comensales por mesa. Precisamente por eso, porque este año estaban todos juntos, hubo incluso menos oportunidades para la conspiración.

La opinión contrastada entre algunos de los asistentes al evento es que más de uno de los diputados "ratistas" que ahora no son nadie con Rajoy —desde Juan Costa a Vicente Martínez Pujalte, pasando por Ramón Aguirre— y algún otro de los grandes barones que ahora tienen más tiempo de ocio —desde el ex secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, aún superando la muerte de Lehman Brothers, a Estanislao Rodríguez Ponga, el ex de Hacienda, herido para siempre por "el caso Gescartera"— han querido convertir "las navidades de Mariano en una pesadilla, desestabilizarle. E inquietar a Zapatero, porque de todos los nombres del PP, sólo Rato puede sembrar algún nerviosismo en el Gobierno. Sobre todo mientras Esperanza y Gallardón sigan a torta limpia y con el juego sucio", comenta otro de los ex colaboradores de Rato.

Pero en el encuentro, al lado del ex vicepresidente no se sentó ninguno de los nombres de peso. Rato se instaló entre Elvira Rodríguez —ex directiva de Hacienda— y Ana Isabel Mariño —ex responsable de los Paradores Nacionales—.

No hubo mucho más. Risas, moje de tocinito y el primer plato que tomaron los diputados que se levantaron para ir a votar. Faltaron Cristóbal Montoro —le vino muy bien la votación de los Presupuestos— y el ex secretario de Estado de Economía, José Folgado.

Al final, ¿Rato volverá o no? Difícilmente después de las elecciones de marzo en Galicia, opinan algunos de sus amigos. Si vuelve y escucha los cantos de sirena será cuando Rajoy se la haya pegado en las elecciones autónomicas y las europeas. "E incluso será complicado saberlo. Suponiendo que el partido fuera en peregrinación a rogarle, y que él se lo pensara, porque ya habrá ganado mucho dinero, puede que esté dejando la puerta abierta sólo para darse el lujo de decir "NO" con mayúsculas y vengarse de aquella estupidez de Aznar, de escoger al más tonto", opina un ex colaborador del ex vicepresidente.

"Yo creo que Rato no volverá. Pero es cierto que es un animal político y a estas alturas de mi vida, no pongo la mano en el fuego por nadie. Ni siquiera por un jefe al que admiro mucho y considero muy capaz", sentencia una ex asesora de Rodrigo Rato.

Total, que de zozobra para ZP, poca. Otra cosa serán las pesadillas de Rajoy. De momento, Espe y Gallardón suponen una amenaza más real. Pero, chi lo sa?