Sigue autoengañándote con que "la crisis no es para tanto"

"Yo no noto la crisis", suelta Fernándo Verdasco tan ancho en un titular en la contraportada de 'El País' de este domingo. Descontando la euforia del joven tenista de 25 años, ganador de la Copa Davis junto a Feliciano López, y perdonando su foto en un deslumbrante Lamborghini con una parka acharolada, es casi comprensible su comentario. Se siente en la cresta de la ola e ignora si las inversiones que su padre realiza con su patrimonio corren o no peligro.Se agarra a esa placentera sensación que le proporciona sentirse seguro y opta, inconscientemente, por instalarse en el autoengaño, anestesiándose ante una realidad que no está preparado para asumir.

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El tenista Fernando Verdasco reconocía este domingo, subido en su Lamborghini, que él no nota la crisis.

Sin embargo, no es el único. En el último barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), realizado el pasado mes de noviembre, a la pregunta ¿cómo calificaría usted la situación económica de España?, alrededor del 30% de los encuestados ve regular el panorama frente al 66% que la percibe mal o muy mal y un 4% que la considera incluso buena. Lo cual demuestra con datos lo que es todavía factible escuchar en la calle. "Eso de la crisis no es para tanto. La culpa la tienen los medios de comunicación, que exageran".

Da igual que todas las medidas que los distintos gobiernos occidentales han ido poniendo en práctica en los tres últimos meses no hayan servido para frenar la caída libre de la economía mundial. No hay que tener en cuenta que la Reserva Federal Norteamericana acabe de bajar los tipos de interés entre el 0 y 0,25% a la desesperada con tal de evitar la temida deflación, o que el paro en España afecte ya a tres millones de personas, al que podría sumarse un millón más durante el 2009 según las previsiones de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), por ejemplo.

Existe una parte importante de la población que prefiere no enfrentarse a la verdad, que se miente a si misma para protegerse de la ansiedad que le provocaría ser consciente del momento que le ha tocado vivir. El psicólogo estadounidense Daniel Goleman, el famoso autor de 'La inteligencia emocional', explica en su trabajo 'El punto ciego' cómo se produce el trueque entre atención y seguridad en el cerebro. La mente es capaz de filtrar selectivamente la información que recibe a cambio de evitar las percepciones negativas. Rebajamos el nivel de conciencia, ignoramos aquello que nos causa dolor. La información, antes de ser consciente es inconsciente y en el proceso que se desarrolla en esa especie de caja negra oculta en nuestra cabeza, actúan una serie de filtros y de censuras que matizan lo que vemos, tal y como ya apuntó Freud.

"Los mecanismos de defensa son positivos y sirven para enfrentarse a situaciones que no se pueden resolver en las circunstancias actuales. Desmontarlos cuando no hay una alternativa que proteja al individuo es mala cosa. Es preferible ponerse una coraza a ir sin ella. Sin embargo, hay que estar preparado para enfrentar la realidad porque a la larga, la negación no es la respuesta más adecuada", apunta el psiquiatra Benito Peral. No es posible cambiar los indicadores económicos ni la tendencia suicida del mercado pero si es accesible prepararse para encarar la crisis.

La propensión a aparcar de la mente los hechos que resultan desagradables no es sólo un pecado individual sino también colectivo. De hecho, sobre el mullido autoengaño en masa se duerme más plácidamente. Claro que esa es una opción con trampa. Goleman lo resume perfectamente: "Cuando nos dejamos guiar por una sensibilidad afectada por los puntos ciegos y distorsionada por la necesidad imperiosa de omitir las verdades, estamos acelerando nuestra marcha hacia el desastre".