La lluvia no desanima a miles de ciudadanos que acuden a visitar el Congreso

Madrid.-  La fina lluvia intermitente que durante la mañana ha caído en Madrid no ha desanimado a las 4.200 personas que, hasta las dos de la tarde, han visitado el Congreso el primero de sus dos días de puertas abiertas y, un año más, el hemiciclo, con los disparos de Tejero, ha sido el lugar que más miradas atraía.

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Con puntualidad británica, a las diez, el presidente de la Cámara, José Bono, ha abierto la Puerta de los Leones -que sólo se abre para los Reyes en ocasiones especiales, como el aniversario de la Constitución celebrado ayer o el inicio del periodo de sesiones- para dar paso a las cientos de personas que aguardaban en la calle desde la madrugada.

Joaquín del Barrio, zamorano afincado en Madrid, ha sido un año más el primero en franquear la puerta de los leones y dar los buenos días a José Bono, para lo que llevaba esperando desde las 03:20 de la madrugada, a pesar de la desapacible noche de lluvia fina y niebla.

Igual que él, los primeros que le seguían en la fila, como Frutos o María Luisa -que llevan ya varios años sin faltar a las jornadas de puertas abiertas- también han llegado de madrugada, entre las seis y las siete.

Antes de que el presidente abriera las puertas, el personal de la cafetería del Congreso ha aliviado el frío de quienes esperaban ofreciendo caldo, café o chocolate en la carpa situada en la calle Floridablanca, la que separa los dos edificios del Congreso.

Durante varios minutos Bono, acompañado por las dos vicepresidentas del Congreso, Teresa Cunillera y Ana Pastor, y por el diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares, ha dado la bienvenida uno a uno a todos los que iban pasando.

Bono ha recordado que fue uno de sus antecesores en el cargo, Federico Trillo, quien tomó la "buena decisión" de abrir la Puerta de los Leones no sólo para el Rey, sino "para que entre quien más manda, que es el pueblo español".

El Vestíbulo de Isabel II, la Sala de Pasos Perdidos, los escritorios y los pasillos empezaron a recibir las visitas de los ciudadanos, pero ha sido el hemiciclo, inevitablemente, el lugar donde más tiempo se detenían todos.

Manuel, Alberto (ambos de once años), Javier, de nueve, y Alicia, de siete, han venido con sus padres desde Toledo y desde el madrileño barrio de Aluche para ver cómo es el Congreso.

Aunque ninguno ha podido sentarse donde esperaban (unos en el escaño de Zapatero, otros en la silla de su paisano Bono), a todos les ha sorprendido el hemiciclo porque "por la televisión parece más grande".

Mila, la madre de Alicia y Manu y quien se ha encargado de animar a los chicos para hacer la visita, aseguraba que es una bonita experiencia visitar un lugar donde se toman decisiones tan importantes y que tiene tanta historia.

Fernando entró a la Cámara confiando en poder sentarse en el banco azul destinado a los miembros del Gobierno, pero un cordón lo impedía; al no poder ser, ha elegido otro escaño relevante, el del líder de la oposición, Mariano Rajoy, a quien ha mandado un saludo desde su propio sitio en el hemiciclo.

"¡Qué sillas tan cómodas, no se está mal aquí!", aseguraba una mujer, a la que su acompañante respondió con un comprensivo "claro, es normal que a veces los diputados se duerman".

Mientras, otros visitaban la galería de retratos, con cuadros de todos los presidentes del Congreso, y alguno preguntaba por qué no estaba aún colgado el del antecesor de Bono, Manuel Marín. "A lo mejor es que no le ha gustado cómo le han pintado", aventuraba otro.

Tras dar la bienvenida a varias decenas de personas, Bono, Cunillera, Pastor y Llamazares, acompañados por el presidente del Senado, Javier Rojo, han inaugurado la exposición fotográfica "Miradas de la Historia", con imágenes (el 60 por ciento inéditas) que rememoran algunos de los acontecimientos más significativos vividos en la Cámara en los últimos treinta años.

Una visita muy distinta es la que han realizado un retén de cinco bomberos que durante todo el día permanecerán en la Cámara por motivos de seguridad.