Zapatero contradice a Bono y elige la tarde como 'prime time'

El pobre Bono no gana para disgustos. Después de cambiar a las nueve de la mañana la sesión de control a pesar de periodistas y diputados y mantener el horario contra viento y marea, va el propio Zapatero y decide explicar sus medidas para oxigenar la economía a las 4 de la tarde. A ver cómo justifica ahora Bono el madrugador 'prime time' que tanto defiende.

(EFE)

Entrar en el Congreso y escuchar críticas sobre el tempranero horario de la sesión de control de los miércoles resulta inevitable desde septiembre. Ni Santa Maravillas, ni 'hijos de puta' en los pasillos, ni implante capilar. No hay medida más controvertida que la que Bono adoptó nada más volver de vacaciones.

Era tradición que el pleno en el que el Gobierno daba cuentas de su gestión, respondiendo a las preguntas que presentan los distintos grupos parlamentarios los miércoles de cada semana, se realizará por la tarde. Tanto políticos como periodistas aprovechaban para comer por la zona de las Cortes, se encontraban en los bares y restaurantes de alrededor y comentaban en vivo y en directo los últimos acontecimientos, además de conseguir información extra. El café y la copita que algunos disfrutaban tras el almuerzo resultaba ideal para soltar la lengua. En la Cámara, había un ambientillo especial, distendido, jocoso y de camaradería. La tarde se alargaba hasta la noche pero a nadie parecía importarle demasiado acabar la jornada laboral pasada la hora de cenar.

"A las nueve de la mañana, muchos comentaristas políticos están en las tertulias de radios y televisiones, y a otros no hay quien les levante a esa hora de la cama. A los periodistas de nacional de los diarios cada vez les compensa menos venir porque internet ya ha quemado la información a media mañana" reflexionan desde las filas del PSOE. La mecánica de trabajo en las redacciones de papel, en las que se cierra el periódico a las diez o las once de la noche, impone una jornada que acaba tarde. Antes de las 12 de la mañana hay poca vida en las redacciones, mientras que a última hora del día echan humo. Un motivo más por el que las nueve resulta temprano. Además, la sesión de control ya está liquidada a las 12 del mediodía y contada literalmente en los medios más veloces, en la radio y en la red. Aunque los periodistas parlamentarios poseen background y contactos suficientes como para tirar del hilo de esa información, lo cierto es que la mayoría de los jefes la consideran muerta y enterrada para publicarla en la edición que saldrá al día siguiente.

A sus señorías tampoco les convence el horario. Un diputado del grupo popular reconoce que se han equivocado, 'pero ya no hay marcha atrás porque recuperar la sesión a las cuatro de la tarde resultaría políticamente incorrecto. Nos acusarían de vagos, de no querer madrugar. Tendría más sentido comenzar a las 10, en lugar de a las 9 por razones evidentes, claro que ese retraso también es invendible'. El absentismo ha aumentado en los tres últimos meses, tal y como queda documentado por los fotógrafos cada miércoles. En las ocasiones en que ni Zapatero ni Rajoy acuden, el panorama es desolador. No hay ni cuatro gatos en el hemiciclo. Ya se sabe que el escaqueo es un deporte nacional y no importa la responsabilidad política adquirida con los votantes, ni tan siquiera las llamadas de atención de los portavoces de los grupos parlamentarios surten efecto. Entre las señorías que tienen que compatibilizar el escaño con otro trabajo porque el sueldo se les queda corto, y los que aseguran que están trabajando en su despacho del Congreso o en alguna de las múltiples comisiones, lo cierto es que la Cámara está semivacia.

Por eso la decisión de Zapatero resulta más trascendente que un simple cambio de hora. Lo normal es que si Bono está resistiendo las presiones de todos los implicados, el presidente del Gobierno y de su partido le apoye. Se supone que ha confiado en él para poner orden en el Congreso, por lo tanto qué mejor manera de demostrar respeto a su polémica medida que acudiendo a presentar el plan de reactivación de la economía a las nueve de la mañana en lugar de a las cuatro de la tarde. Claro que cuando de lo que se trata es de monopolizar portadas e informativos con una batería de buenos propósitos, no hay solidaridad que valga. La estrategia apunta a no dejar tiempo a los periodistas para analizar, sobre todo si las rotativas esperan y la última edición del telediario está a punto de comenzar. Es más fácil hacerse un hueco en la portada o copar el arranque del boletín informativo. Es una táctica vieja pero efectiva. Eso sí, queda más claro que el agua que hasta el presidente del Gobierno piensa que el auténtico 'prime time' del Congreso es la tarde por mucho que Bono se empeñe en equiparar a los políticos con el resto de trabajadores patrios.

(EFE)

El Congreso semivacío