Los socialistas franceses ya no hablan de amor

Esta mañana, en los corrillos socialistas de Francia se habla mucho de Florida. Como hace ocho años en las presidenciales estadounidenses, el resultado de sus elecciones pende de un puñado de votos. Y eso que no se enfrentan dos visiones diametralmente opuestas como las de George W. Bush y Al Gore. Ahora son los integrantes de un mismo partido los que intercambian insultos y exigen a gritos que se celebre una nueva votación.

MIKAEL LIBERT (EFE)

La ajustada ganadora, la alcaldesa socialista de L'ille, Martine Aubry.

Apenas 42 votos sobre 134.784 separan a la ex ministra Martine Aubry de Ségolène Royal, según muestran los resultados difundidos en la madrugada del sábado. El partido ya ha convocado un consejo nacional de emergencia este miércoles para oficializar el veredicto de la votación.

La incertidumbre no impidió que los partidarios de Aubry decidieran declararla ganadora horas antes incluso de que se conociesen los resultados. Sus prisas provocaron la ira de Ségolène Royal, que no desaprovechó la oportunidad de presentarse como la víctima de los "métodos insoportables" de su formación. "Es una infracción a las reglas de derecho del partido, son métodos que van en contra del código de honor", declaró. "No voy a dejar que me hagan esto".

De hecho, Ségolène no se da por derrotada. La ex candidata a las presidenciales ha pedido que se organice un nuevo voto la semana próxima por las "irregularidades" cometidas en el proceso electoral. Una denuncia que Aubry rechaza rotundamente.

La resaca del sábado por la mañana siempre iba a ser dura, fuese cual fuese el resultado. Los medios esgrimen la palabra "fractura" desde hace una semana. Incluso si hubiese ganado Royal, los analistas pronosticaban que los partidarios de Aubry se plantearían una escisión.

De hecho, ambas representan dos estilos opuestos, explicaba ayer Laurent Joffrin en las páginas del diario progresista Liberation: la continuidad de la "izquierda clásica" de Aubry contra el "pragmatismo" de una "madonna catódica" como Ségolène. La mediática ex candidata irrita profundamente a gran parte de los militantes socialistas. No sólo por sus discursos centristas, sino especialmente por su retórica casi religiosa. "Quereos los unos a los otros", proclamó este verano en una reunión del partido, algo insoportable para un partido donde el laicisismo es casi venerado.

CAROLINE BLUMBERG (EFE)

La perdedora Segolene Royal podría no serlo tanto.

De todas formas, la furia de los "royalistas" no tendría por qué ser tan intensa. Muchos analistas auguran que una derrota podría resultar positiva para sus intereses: le evita gobernar un partido profundamente dividido y, además, no le impide ser el cartel electoral ante las presidenciales de 2012, al igual que hizo en últimas. Entonces se coló al aparato en las primarias gracias a los votos de los militantes rasos, para irritación de los "elefantes", como se conoce en Francia a los veteranos que dominan el partido.

Este viernes, un tertuliano en la televisión France 5 pronosticó un resultado tan apurado que propuso que gobiernen las dos juntas. Esa idea provoco inmensas risas entre los contertulios, que no se las imaginan colaborando. Existe una verdadera animosidad personal entre ambas candidatas. Durante las primarias de las pasadas presidenciales, Aubry proclamó que "las elecciones no son un concurso de belleza" para desacreditar a Royal. Por su parte; Ségolène no se ha ahorrado las pullas contra su oponente. "No para de presentar a Aubry como una elefante y lo dice en el doble sentido; como un ataque político y como una critica física", explicó la periodista de Le Monde especialista en el tema, Raphaëlle Bacqué, en la misma tertulia.

Bajo este guirigay, apenas se escuchan las voces de quienes intentan destacar la pequeña revolución que se esconde en estas elecciones internas. Sea quien sea el vencedor, será una vencedora. Por primera vez en la historia, una mujer liderará a los socialistas franceses.

* Elodie Cuzin es la corresponsal de Rue89 en España.

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