Les Ballets de Trockadero de Monte Carlo regresan a Madrid

Madrid.-  Les Ballets Trockadero de Monte Carlo, una compañía especializada en darle al repertorio de ballet clásico un aire cómico desde su "estilo travesti", regresan al Festival de Otoño para dar muestras de que, 34 años después de su fundación, su propuesta sigue despertando admiración y risa.

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(EFE)

Les Ballets Trockadero de Monte Carlo, una compañía especializada en darle al repertorio de ballet clásico un aire cómico desde su "estilo travesti", regresan al Festival de Otoño para dar muestras de que, 34 años después de su fundación, su propuesta sigue despertando admiración y risa.

La compañía, compuesta únicamente por bailarines que se calzan puntas y visten tutú sin depilarse las axilas, visita por tercera vez Madrid, para actuar el sábado en Alcobendas, el domingo en Fuenlabrada y del día 21 al 25 en el Teatro Albéniz.

En su nueva visita, la compañía neoyorquina realizará un programa diferente y variado, compuesto por su peculiar versión de "The Swan Lake" ("El Lago de los Cisnes"), el ballet clásico más conocido del mundo y uno de los trabajos más emblemáticos y representativos de Les Ballets Trockadero de Monte Carlo.

La compañía, que combina el virtuosismo técnico de la danza clásica y el sentido cómico que otorga a cada pieza el hecho de sus bailarines desarrollen los papeles femeninos, realizará también "Pas de Deux" y "Le Grand Pas de Quatre", una pieza de la época romántica, así como una nueva coreografía titulada "Majísimas", que fue creada por el Ballet Nacional de Cuba.

"Será una velada bastante variada, con danza fantástica para gente que también viene a nuestros espectáculos a divertirse", decía hoy en la presentación Tory Dobrin, el director artístico de esta compañía que a lo largo de su historia ha actuado en trescientas ciudades de todo el mundo -están de gira 35 semanas al año- y ha cosechado galardones como el Premio a la Excelencia en los Theatrical Management Awards en el 2006.

El madrileño Fernando Medina Gallego, uno de los dieciséis bailarines de la compañía, se unió a Les Ballets Trockadero de Monte Carlo en 1997, después de ver su actuación en el Teatro Albéniz. "Es una experiencia bien interesante porque, al darte la posibilidad de ejercer los papeles femeninos, pone a tu alcance el doble de repertorio", explicaba hoy.

Su compañero, el italiano Raffaele Morra, asegura que, aunque reciben clases de maestras y hacen mucho trabajo de observación de las bailarinas, "no queremos ser bailarinas, queremos ser hombres y bailar con tutú y con la fuerza de un hombre".

Por eso comparan lo de aprender a bailar con puntas con aprender a jugar al tenis: "Arantxa y Emilio Sánchez Vicario aprendieron de la misma forma a jugar al tenis, aunque jueguen de forma distinta. Nuestra idea es utilizar la técnica de las puntas con un mayor ataque", explicaba el director artístico de la compañía, que, además, juega a parodiar "un concepto trasnochado de bailarina clásica".

La compañía, que tomó su nombre como un tributo a las formaciones clásicas de los años 30 que se adjuntaban al nombre algún referente que les diera un toque de "glamour", no ha visitado nunca Monte Carlo, pero lo hará en diciembre de 2009 porque ya tiene una invitación formal para actuar allí.