Cine, publicidad y Güemes

Nunca veo el cine que emiten en televisión. Jamás. Pero el domingo por la noche, maldita sea, hice una excepción: sintonicé La 1 de TVE para ver 'United 93', una cinta de Paul Greengras con muy buenas críticas. Cuenta la historia del avión de United Airlines secuestrado el 11-S que, gracias a la valiente actitud de los pasajeros, no cumplió el objetivo terrorista y se estrelló en Pensilvania. ¿Interesante? No en televisión: La 1 destrozó la película no ya con cortes, sino con hachazos publicitarios. Concretamente 49 minutos de anuncios en una película de 92 minutos de duración. O como maltratar, despreciar y humillar una película.

(EFE)

Juan José Güemes.

'United 93' comenzó sin previo aviso, después de un bloque publicitario, fundida con el último de los anuncios. Era imposible saber si las imágenes correspondían a una nueva cuña comercial o al comienzo de la cinta. A partir de ese momento, todos los cortes publicitarios se hicieron a capón, es decir, sin pensar en la película, sin valorar el momento, sin señalar, al menos con una cortinilla, los regresos de publicidad. Fueron muchos y muy irracionales los cortes. Un ejemplo: de 11.28 a 11.45, publicidad. Sólo diecisiete minutos más tarde, de 12.02 y hasta las 12.16, más anuncios. Y un último bloque publicitario, sólo cinco minutos después, que fue especialmente patético al producirse en el momento de máxima tensión: cuando quedaban ¡cuatro minutos! para el final de la película. De los créditos, ni hablamos: antes de que llegaran fundieron con la siguiente película, 'La lista negra', una policiaca de Clint Eastwood.

Como vimos la semana pasada, TVE sólo puede emitir once minutos de publicidad por hora de emisión (doce minutos las privadas) ¿Por qué no cumplen la ley? Muy sencillo: porque las multas impuestas por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones son, vaya por Dios, muy inferiores a los beneficios publicitarios obtenidos. Saltarse la ley, aunque sea una estafa a telespectadores y contribuyentes, es rentable. Hasta para la televisión pública.

Y hablando de contribuyentes y estafas… Juan José Güemes, brazo ejecutor de Esperanza Aguirre para la destrucción de la sanidad pública madrileña, fue entrevistado ayer por Susanna Griso en 'Espejo Público' (Antena 3). ¿Entrevistado? Yo no diría tanto. El encuentro Griso-Güemes no tuvo nada que ver con ese género periodístico. En realidad fue uno de los espacios que las cadenas, por medio de sus programas matinales, ceden para autopromoción a determinados individuos… digamos que con la imagen deteriorada. ¿Eres corrupto? ¿Colaboras en la degradación de la sociedad? ¿Tu suegro es un chorizo? ¿Tu imagen política es una mierda? ¿Tienes el pelo como el príncipe de Shrek? No lo dudes, pide hora en un magacín matinal, de esos presentados por alguna pseudoperiodista, y márcate una 'promo-entrevista'.

Siguiendo mis consejos, Güemes se sentó en la misma butaca en que se había hecho el lifting, sólo unos días antes, Lorenzo Sanz, y dispuso de diez minutos para dar imagen de moderado, de comprometido con la sociedad, de buen gestor, de hombre anuncio de champú. Recibió el mismo trato periodístico que el ex presidente del Real Madrid. "Diga usted lo que quiera, que no seré yo quien le ponga en un aprieto", pudo apuntar Griso a modo de introducción. Y Güemes lanzó su mitin sobre "un gobierno, el de Esperanza Aguirre, que es el que más ha hecho por la sanidad pública en este país".

No les diré más. Sólo que a Güemes, pijo de manual, no le preguntaron por su suegro, Carlos Fabra. Ni por las inauguraciones falsas, la falta de personal, la descoordinación, la mala gestión de los recursos existentes, el aumento de costes con respecto al modelo tradicional… ¿Periodismo? No, blanqueo de imagen.

Un motivo para no ver la televisión.

Conor Oberst.
Cd: Conor Oberst.
Bedroom & Spiders / Nuevos Medios.

El líder de Bright Eyes lanza, tras editar siete discos al frente de esa banda, un primer álbum en solitario. Un gran álbum en solitario, comparable al que seguramente sea el mejor trabajo del prodigio de Nebraska: 'IŽm Wide Awake, ItŽs Morning' (2005). Es decir, un disco con canciones impecables, por construcción e interpretación. Oberst es, sobre todas las cosas, un escritor de melodías a la vieja usanza, capaz de añadir ingeniosos arreglos a esos temas perfectos y convertirlos en un prodigio de sencillez, efectividad y modernidad .

Oberst tiene un talento descomunal. Han llegado a decir que es una versión de Dylan para el siglo XXI. Discos como éste demuestran que se trata de un cantautor sin límites. Y sin géneros: se encuentra igual de cómodo en el pop que en el folk, la electrónica o incluso el country-rock. Lo dicho: un genio.