Querido Alberto

"Querido Alberto",

Permítenos tutearte, esperamos que ello no incomode tu dignidad. Al fin y al cabo, sabes que con nuestro dinero estamos pagando ese Matadero enorme por fuera y vacío por dentro del que te encaprichaste, y que cada vez que aparcamos contribuimos un seis por ciento más que la semana pasada al casoplón que te has hecho en Correos; eso nos hace sentir que somos íntimos, que como los buenos amigos aquí nos tienes para lo que te apetezca, lo nuestro es tuyo y no tienes ni que pedirlo, como bien sabes. Y los buenos amigos se tutean, ¿verdad?

Aquí venimos escribiendo sobre publicidad y esas cosas, y al saber que esta semana la has tomado con los repartidores de publicidad en mano y con los hombreanuncios que te afean el camino entre un casoplón y otro, hemos pensado que bien podíamos escribirte, que para eso somos tus amigos.

Esos cientos de parados dignos, muy dignos, deben estar muy agradecidos por no tener que madrugar a partir de ahora. Este invierno no tendrán que pasar frío y no se van a mojar si llueve. Estamos seguros de que ellos querrían darte las gracias si les dejaran escribir aquí, sin gente como tú seguirían teniendo que humillarse con sus cartonazos de pecho y espalda, o soportando que nos les cojamos el flyer cuando nos lo ofrecen… ¡qué desprecio intolerable!

Querrían agradecerte el tiempo que van a tener para pasear, ir a ver escaparates, que lo de comprar lo van a tener más crudo, o sestear dignamente esos lunes al sol, y martes y miércoles y jueves y viernes y sábados y domingos; seguro que entre todos, aportando de a poquito, reúnen para mandarte una paletilla de jamón por navidad, tan agradecidos estarán porque tú sí que velas por su dignidad.

Aunque puestos a dignificar, mejor hubiera sido prohibir que los grandes supermercados de la ciudad obliguen a los cajeros y cajeras a llevar una chapa con su nombre, que eso sí es indigno. Porque es lo mismo, en pequeño, que el cartelón amarillo del 'compro oro'. Con la diferencia de que en este segundo caso no se agrede la intimidad del portador, que cobra por ello, mientras los cajeros y cajeras lo hacen sin cobrar más y renunciando a algo tan sagrado como decidir a quién le quieres decir como te llamas. Estamos convencidos de que vulnera la Ley de Protección de Datos Personales, pero claro, a ver quién es el guapo que se juega el puesto por denunciarlo…

La dignidad en publicidad ¿una cuestión de dinero?

Puestos a dignificar, entre el 'compro oro' y el disfraz de Piolín de peluche, al sol en agosto durante una jornada extendida fotografiándose con niños, estoy seguro de con qué nos quedamos… ¿no es eso más indigno?

¿Tiene sus días contados la mascota que ameniza la banda del estadio Calderón? ¿Harás la vista gorda cuando dentro de unas semanas aparezcan los papanoeles y reyes magos por las calles más comerciales de la ciudad? Este Madrid no sabemos si será más digno, pero de lo que estamos seguros es de que es cada día más gris y aburrido. Como tú, quizá sea por eso que te guste más así.

Y de la enorme indiginidad que supone repartir reclamos de menús a nueve euros o academias de idiomas, cómo no nos habíamos dado cuenta. Gracias, Alberto, por hacérnoslo ver. Te sugerimos extenderlo a todos aquellos que entre sus obligaciones laborales tienen repartir en mano papeles impresos, empezando por tu ejército recaudatorio de pitufos.

Puestos a dignificar, podrías haber ido contra los que venden latas de cerveza en las esquinas por la noche, o bocadillos llenos de mayonesa sospechosa y vacíos de control sanitario. Pero claro, con esos no puedes, o no quieres porque no hay manera de cobrarles la sanción. Es más fácil y rentable sangrar a los que pagan impuestos y multas, que controlar a los que quedan fuera de tu entramado confiscatorio.

Querido Alberto, no había necesidad de recurrir a la supuesta vejación de esos trabajadores, que no se sostiene se mire por donde se mire. Con ello, has generado una polémica innecesaria, porque si te hubieras quedado calladito la medida habría pasado prácticamente desapercibida.

Nadie pone en duda que es potestad de los ayuntamientos decidir la autorización de actividades en la calle, pero ¿os corresponde decidir lo que es digno o indigno para los ciudadanos? Es evidente que no, y ese intervencionismo moral es lo que realmente nos incendia a muchos madrileños. Las autoridades del Ministerio de Trabajo y el poder legislativo son quienes deben velar por que no se produzcan situaciones de abuso y vejación en las actividades laborales. Tras tus declaraciones subyace un paternalismo detestable, "lo hago por vuestro bien, aunque no lo entendáis", pareces querer decirles a esos currantes que de la noche a la mañana han perdido su trabajo, y a esos comerciantes y empresarios que sin otra alternativa publicitaria eficaz verán cómo se acrecientan sus dificultades para mantenerse en el mercado.

Podrías haberlo visto desde otra perspectiva. El negocio del "compro oro", tal como están las cosas, cumple una función social importante: debe ser la única actividad empresarial que está experimentando un aumento de demanda, y cubre las carencias del sistema, ahora que los bancos no sueltan la gallina, olvidándose del dinero que les hemos dado a ganar todos estos años los que vivimos entrampados, o sea todos, prácticamente.

En fin, tu verás lo que haces. Como en el anuncio y aunque nos pese, el scatergoris es tuyo. Un saludo.