20. Media albóndiga y siete macarrones

Ah, las madres de antes… esas sí que estaban preparadas para la crisis. ¿Su estrategia? no tirar ni una sola sobra, ¿su arma secreta? el tupperware.

Athenamama (Flickr)

Este legendario recipiente de cierre hermético y alegres colores fue inventado por un tal Earl Silas Tupper en 1944. En su día fue todo un éxito y se popularizó de inmediato. Hoy, el nombre 'Tupperware' se ha convertido en un genérico, y aunque seguramente las tarteras que tenemos en casa son de otra marca, las seguimos llamando 'taper'.

Mi madre, como todas las de su época, se hizo adicta a estos alegres envases en cuanto tuvo noticia de su existencia. No la culpo. En los años 60, un ama de casa no tenía muchas más diversiones que la aparición de nuevos accesorios para el hogar. Así, ella se enamoró del Taper, como luego lo haría de la licuadora, la yogurtera, la vaporeta, la freidora o la termomix. No le he preguntado nunca, pero supongo que se iniciaría en el vicio en una de aquellas reuniones de señoras, a las que, de hecho, también la mítica marca ha dado nombre, y ya, se venda lo que se venda en ellas, se bautizan como 'reuniones Tupperware'. La última moda, sin ir más lejos, son las reuniones Tuppersex.

Lo que no sé si era también un sello de aquella generación de madres o una manía exclusiva de la mía era la forma de ordenar los tapers. Mi progenitora los colocaba en el armario por separado: por un lado los cuencos, apilados unos dentro de los otros y por otro las tapas. Supongo que eso ahorra un montón de espacio, pero yo, cada vez que voy a su casa, tardo una eternidad en localizar cada pareja.

En fin, el caso es que he encontrado en Flickr, que es una mina para estas cosas, un grupo que se llama Coleccionistas de Tupperware Vintage. Lo de vintage, por cierto, también es un gran concepto para aplicar en este momentazo histórico de desconcierto financiero. ¿Que no te llega para comprar ropa nueva? Ponte la de hace diez años, es vintage. Es más, cuando cumpla 50 y en mi empresa me propongan prejubilarme, pienso decirles: estáis cometiendo un grave error, soy un empleado vintage.

Para mi sorpresa, Tupperware sigue existiendo, pero las cosas que hacen ahora son bastante feas. Me quedo sin dudarlo con los añejos diseños que encandilan a mis adorables coleccionistas.