Pamplona.- Más de cincuenta años haciendo teatro han traído a Lola Herrera en incontables ocasiones a Pamplona, una ciudad que visita de nuevo y en la que permanecerá desde hoy y hasta el domingo con la representación de "Seis clases de baile en seis semanas", una obra que interpreta junto a Juanjo Artero, y que da el pistoletazo de salida a la temporada de otoño del Teatro Gayarre.
La actriz Lola Herrera durante el pase gráfico de la obra "Seis clases de baile en seis semanas.
Se trata de uno de los espectáculos más esperados de la cartelera, una comedia amable dirigida por Tamzin Townsend en la que Michael (Artero) y Lily (Herrera), son dos personajes llenos de prejuicios a quienes les separan 30 años de diferencia, y que consiguen burlar sus incompatibilidades gracias al baile.
Pregunta: Vuelve a Pamplona, en esta ocasión para abrir la temporada del Teatro Gayarre. ¿Qué supone este regreso?
L. Herrera (Valladolid, 1935): En el ámbito teatral, de Pamplona guardo unos recuerdos especiales, el teatro es maravilloso, y recuerdo que durante muchísimos años tuvo la mejor maquinaria que había en todos los teatros de España. Como ciudad es acogedora, tengo amigos y recuerdo los momentos de tertulias en la Plaza del Castillo con mis compañeros a la salida de las funciones.
P: Su último trabajo fue "Solas", una obra en la que representaba a una mujer mayor con una historia cargada de dramatismo. ¿Ha sido esta comedia un respiro?
L. Herrera: Sí. Estoy con los pulmones llenos de oxígeno porque esta función me está dando muchas satisfacciones. Nos llegan numerosas muestras de cariño y afecto, y estamos muy contentos.
P: A lo largo de su dilatada carrera ha hecho de todo, pero ¿le había tocado bailar?
L. Herrera: No. Nunca había bailado como trabajo, bailaba como afición cuando era joven. Era una chica que como a todas las de mi generación nos gustaba bailar con nuestras pandillas, y era lo normal.
P: ¿Qué tal la experiencia?
L. Herrera: Ha sido una experiencia muy gratificante encontrarme con el baile, desde mi juventud no bailaba y ha sido un placer hacerlo en la función.
P: ¿Lo ha tomado como un reto?
L. Herrera: Sí, fue un reto, algo arriesgado, porque tengo muchos años y tenía que tener el fuelle suficiente como para hacer la función, bailar, y hacerlo con cuidadito. Tenía muchas inseguridades porque una cosa es bailar en tu tiempo y con tu gente, y otra tener una coreografía.
P: Entonces supongo que seis clases de baile no son suficientes para poder subirse a un escenario...
L. Herrera: Estuvimos dos meses trabajando y nos dimos una paliza. La función se titula así, porque se divide en seis clases de baile a través de las que los personajes, que parece que no tienen nada en común y no se caen nada bien, van conociéndose y descubriéndose uno al otro, algo que al principio parecía totalmente imposible pero de ahí nace una amistad muy entrañable y bonita.
P: ¿Le gusta su personaje?
L. Herrera: Sí, porque es capaz de reaccionar, vivir una existencia muy poco gratificante, con bastantes palos, y que a los 72 años tiene la capacidad de ir en busca de sus asignaturas pendientes de la vida.
P: Lily es una señora de su misma edad, viuda de un pastor protestante, ¿en qué se parece a ella?
L. Herrera: En que somos mujeres que nacimos en épocas similares, en épocas de "represión". Ella nació en Carolina del Sur y yo, en Valladolid, y a pesar de las distancias, y aunque tengamos vidas y recorridos muy distintos, Lily y yo tenemos puntos de encuentro.
P: Comparte por primera vez con Juanjo Artero cartel y escenario, ¿es buen compañero de baile?
L. Herrera: Juanjo es un actor con el que no había trabajado nunca y ha sido un placer hacerlo por su calidad, por su sentido del humor, su generosidad y numerosas virtudes. Además, nos hemos pisado muy poco muy poco, ni siquiera en los aprendizajes.
P: Entonces, ¿hacen buena pareja?
L. Herrera: No lo sé. La gente ve buena química desde fuera. Nosotros sentimos una química estupenda y nos entendemos muy bien. Hay una buena comunicación y nos lo pasamos genial haciendo la obra.
P: Cuando el mundo de los dos personajes se convierte en música y baile olvidan las diferencias entre ambos, e incluso lo que a primera vista parecía una pareja imposible, se entiende y se conoce. ¿Es el baile una buena terapia?
L. Herrera: Es una bonita manera de relacionarse. El baile te transporta, y junto a la música forma una mezcla muy interesante.
P: ¿Qué no puede faltar en el baile?
L. Herrera: Hay que tener claros los pasos básicos de cada ritmo, y si sabes los puntos básicos el resto lo puedes adornar. Es importante dejarte llevar, tener unos zapatos en los que te sientas cómoda y te hagan volar un poco, y también tener sentido musical, un punto de ensoñación, haber visto musicales...
P: 6 ideas con las que define la obra.
L. Herrera: Encantadora, tierna, divertida, atractiva en la puesta en escena, como la vida misma, y, como la vida, novedosa.
P: En su vida ha hecho de todo, incluso ha doblado la voz de actrices como Jane Fonda. Es una todoterreno.
L. Herrera: He hecho lo que me ha caído en suerte, siempre me he tirado de cabeza y he puesto lo mejor que había en mí, porque todo contribuye a todo. No hay que menospreciar nada de los trabajos, porque si te vuelcas en ello y haces las cosas con el alma y lo mejor que sabes, compensa.
P: Las 5 horas con Mario, pasaron a convertirse en años...
L. Herrera: Fue un éxito tan gordo tan gordo, que yo creo que hubo poca gente que no la vio. Tuvo una repercusión muy grande, y parece que nací con la toquilla puesta velando a Mario. Pero la verdad es que para hacerla tuve que hacer muchas cosas antes que me prepararon para hacer ese personaje.
P: Pero, cine, teatro o televisión, ¿con cuál se queda?
L. Herrera: Me decanto por todo, aunque fundamentalmente por el teatro, pero todo lo que tiene que ver con mi profesión me gusta. El teatro es una pasión, es como el novio formal y el resto son pequeñas conquistas, coqueteos.
P: ¿Dónde le gustaría poner fin a su carrera?
L. Herrera: Me gustaría cumplir un sueño, que es cerrar un ciclo de trabajo en televisión. Pero en televisión todo es muy difícil porque hay mucha mente cuadriculada, todo es más de lo mismo y en masa.No me importaría despedirme de la tele, diciéndole adiós con un guiño distinto, aportando algo de lo que no se consume.
P: ¿Se retirará o le retirarán?
L. Herrera: A mí no hay nadie que me retire. Me retirará la vida, la salud, los años. Indudablemente poco a poco me tendré que ir aparcando, pero mientras tenga la cabeza en mi sitio y pueda moverme iré haciendo mis cositas.
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