Las Marismas de Alday introducen caballos autóctonos para controlar la vegetación

Camargo.-  La reserva de las Marismas de Alday (Camargo) ha puesta en marcha, de forma experimental, una iniciativa para el control de la vegetación de este humedal mediante la implantación de una manada de caballos de raza losina, autóctona de la montaña pasiega.

El consejero de Medio Ambiente, Francisco Martín, y el alcalde de Camargo, Ángel Duque, han visitado hoy la marisma para conocer los resultados de la restauración hidrológico-forestal realizada en la zona de agua salada por la Fundación Naturaleza y Hombre.

Martín y Duque, guiados por el presidente de la Fundación, Carlos Sánchez, han visitado la nueva laguna y el área de vegetación palustre del humedal que se gestiona mediante la citada manada, formada por 16 caballos, que han llegado a Alday tras el acuerdo alcanzado con la Asociación El Bardojal favorecer también la conservación de esta variedad equina.

El consejero ha asegurado que las Marismas de Alday constituyen un lugar emblemático de la región, al estar situadas en una zona periurbana, a caballo entre Santander y Camargo, que es la más ocupada de Cantabria y con mayores presiones urbanísticas, que el ayuntamiento decidió en su día proteger.

Por su parte, el alcalde ha recordado que han pasado muchos años desde que el ayuntamiento decidió que el plan de urbanismo contemplase esta marisma como espacio protegido y que, desde este tiempo, la labor ha sido "lenta y difícil, con gobierno menos sensibles que el actual que está dando un impulso importante a lo que parecía un sueño".

Entre los resultados del proyecto de restauración llevado a cabo en el humedal, que tiene un presupuesto de 198.679 euros, destaca la creación de una laguna con una superficie de 5.778 metros cuadrados, que cuenta con una isleta central y actúa como área de refugio y nidificación de aves.

Otra de las actuaciones realizadas ha sido la eliminación de las especies de flora invasora, como el plumero y la chilca, mediante el desbroce de 2,43 hectáreas.

Además, en la zona sur del área de trabajo se ha realizado un caballón longitudinal para mitigar el impacto acústico y visual de la línea de ferrocarril que fragmenta la reserva, y se ha creado un encofrado de madera de 197 metros, rellenado con tierra vegetal, para proporcionar los necesarios nutrientes y agarre al arbolado autóctono con que se ha reforestado la zona.