Bush recuerda en el Pentágono "uno de los peores días en la historia" de EE.UU.

Washington.-  El presidente de EEUU, George W. Bush, calificó hoy el 11 de septiembre de 2001 como "uno de los peores días en la historia de Estados Unidos" en el acto de inauguración en el Pentágono de un monumento en recuerdo de las 184 personas que murieron allí en esa jornada.

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(EFE)

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, abraza a Stephanie Dunn DeSimone, cuyo marido, Patrick, perdió la vida en el atentado contra el Pentágono, al término de una ceremonia para conmemorar el séptimo aniversario de los ataques del 11-S, en Washington.

En un discurso pronunciado hoy ante unas 12.000 personas, entre familiares y compañeros de las víctimas, Bush aseguró que ese día también "vio alguno de los actos de más valentía en la historia de EEUU".

El presidente destacó que, desde entonces, "han transcurrido 2.557 días sin un ataque terrorista en territorio estadounidense".

El 11 de septiembre de 2011 un grupo terrorista tomó el control de un avión de la aerolínea American Airlines y lo condujo a estrellarse en el gigantesco edificio al sudoeste de Washington donde tiene su sede el Departamento de Defensa.

Ese mismo día otros comandos estrellaron dos aviones en el World Trade Center de Nueva York, mientras que los pasajeros de un cuarto avión comercial controlado por terroristas se enfrentaron a los captores y la aeronave se estrelló en Pensilvania.

"Hace siete años, a esta hora, un avión condenado se precipitó desde el cielo, partió la roca y el acero de este edificio y cambió nuestro mundo para siempre", dijo Bush, antes de agregar que "los años que siguieron han visto que se hizo justicia a los malvados y han visto batallas en tierras lejanas".

En esta línea, aseguró que cada años, el 11 de septiembre, "nuestros pensamientos regresan aquí, donde recordamos a los que murieron y les dedicamos este monumento que consagra su memoria".

El lugar de la conmemoración está ubicado en uno de los aparcamientos del Pentágono, frente a la fachada demolida e incinerada por la explosión del Boeing 757 que llevaba a 53 pasajeros y seis tripulantes (excluidos los cinco terroristas), mientras que otras 125 personas murieron en el edificio.

Los familiares de las personas que murieron el 11 de septiembre en el ataque terrorista al Pentágono, recibieron pases con ingreso al llamado parque de la conmemoración, que contiene 184 esculturas.

Se trata de unas piezas con forma de cinta que se levantan del suelo hasta unos noventa centímetros de altura y se extienden horizontalmente y en cada una de las cuales figuran los datos de las víctimas.

Las estelas están colocadas por edades e incluyen la del oficial retirado del Ejército Max Beilke, que fue el último soldado estadounidense que salió de Vietnam.

"Que no quede duda: a esas personas las mataron porque eran estadounidenses", afirmó en la misma ceremonia Donald Rumsfeld, quien era entonces el jefe del Pentágono.

El ex titular de Defensa manifestó que "este edificio se convirtió en campo de batalla. Nuestra nación conoció la noche, nuestra nación unida forjará el alba".

Por su parte, el actual jefe del Pentágono, Robert Gates, sostuvo que hace siete años "lo impensable llegó a este sitio: el fanatismo, por una vez, puso su mano sobre este edificio".

El jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Michael Mullen, dijo que también era adecuado "recordar a los dedicados hombres y mujeres que en este momento prestan servicio en el frente de batalla... que montan guardia en todas partes, en todo momento, listos para cumplir su deber".

"Nuestros soldados, marinos, aviadores son la fuerza más experimentada y endurecida en el combate que nuestra nación jamás haya tenido", agregó Mullen.

Terminados los discursos y las oraciones, Bush, Gates, Rumsfeld y Mullen caminaron hasta la explanada donde se han situado las 184 esculturas.