Siete años después, poco ha cambiado en la Zona Cero

NUEVA YORK (ESTADOS UNIDOS).-  Ya han pasado siete años desde que las Torres Gemelas de Nueva York se vinieran al suelo y la Gran Manzana se viera obligada a despedir a casi 3.000 personas de un plumazo. Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 sembraron el caos en Manhattan y destruyeron buena parte de su centro financiero. El World Trade Center se perdió entre el polvo y, sorprendentemente, parece que ése sigue siendo su estado natural: muy poco ha cambiado desde entonces y nada se levanta aún en la Zona Cero.

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Aspecto actual de la Zona Cero.

Son siete los edificios que deberían empezar a divisarse al sur de Manhattan, los que tomarían el relevo de las desdichadas torres en ese skyline de ensueño que debería estar cambiando por enésima vez. Pero nada. El aniversario que hoy se conmemora es ya el séptimo y, como las otras seis ocasiones, pasará a la Historia como una fecha en la que se habla del futuro, mediante presentaciones de maquetas y cortes de lazos, pero en la que éste apenas se deja apreciar en la superficie.

Lo que toca anunciar este año es el nuevo diseño del Museo y Monumento en Memoria del 11-S, del arquitecto Craig Dykers, quien ha trabajado desde el año 2004 en una obra espectacular y para la que, sin embargo, no fue hasta la semana pasada cuando se colocó el primer pilar de acero. El memorial ocupará el espacio donde antes se levantaban las dos torres y contará con grandes fuentes y unas inmensas zonas verdes.

Hay que decir, sin embargo, que si las obras son poco visibles se debe a un elevado presupuesto que ya supera los 15.000 millones de dólares y que podría alcanzar en todo el nuevo conjunto arquitectónico casi los 18.000, a mil y un enredos burocráticos y a que buena parte del trabajo que se ha hecho es subterráneo y, por tanto, no visible desde el perímetro de la Zona Cero que se puede visitar.

La Torre de la Libertad es la pieza principal de la reconstrucción del área. De ella se ha hablado por activa y por pasiva -que si más o menos metros, que si un diseño u otro, que si para 2010 ó 2013- pero, como del resto, se ha visto poco. En 2003 se presentó un proyecto pero el diseño no estuvo listo hasta 2005 y ya en 2006 se empezaron a instalar algunos de los pilares que la sustentarán. Casi dos años después, el diseño de Daniel Libeskind y David Childs, sigue así: simplemente mostrando pilares que van saliendo de los cimientos pero sufriendo todo tipo de retrasos.

Junto a ella, habrá seis torres más. La más pequeña, la Torre 7, es la única que está levantada y curiosamente es la última que se vino abajo el 11-S. Su diseño es de Childs y se erigió de nuevo en 2006 con 52 pisos.

Los diseños del resto de las torres -menos de la 6, que no presenta aún un proyecto claro- se conocieron en 2006 y, desde entonces, se han ido sucediendo los detalles de lo que intentará ser de nuevo un centro financiero con edificios de arquitectos imponentes.

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Varios turistas miran desde un edificio colindante como van las obras.

El británico Norman Foster se encargará de la Torre 2, mientras su compatriota Richard Rogers lo hará de la 3. El estudio japonés Fumihiko Maki hará realidad la Torre 4 y la firma neoyorquina Kohn Pedersen Fox se encargará de la 5, donde se encontraba el edificio del Deutsche Bank alemán y que aún debe ser demolido del todo para empezar su reconstrucción.

El último gran proyecto es el del español Santiago Calatrava, a quien se adjudicó el diseño de una terminal de transportes que, siguiendo la tónica general de la Zona Cero, fue primero retrasado y, por último, alterado debido a su alto coste. La terminal, que debe ser el nexo de unión entre los trenes que cruzan el río Hudson y unen Nueva York y Nueva Jersey, y las líneas de metro de la ciudad, funciona ya, pero aún queda por ver la estructura metálica del arquitecto valenciano.

El principal problema del futurista diseño de Calatrava, compuesto, como casi siempre, por costillas de acero, es que la estructura contaba con un techo que el español ideó para poderse abrir y dejar pasar el sol hasta los andenes de la estación. El presupuesto oscilaba entre los 2.200 y los 3.400 millones de dólares, algo un poco elevado para la actual situación económica que vive la ciudad. De momento, pues, el hueco que exhibe la Zona Cero se irá llenando a una velocidad a la que ni Nueva York ni los neoyorquinos están acostumbrados. Y a ver hasta cuándo.