Los socialistas madrileños se conjuran para no montar más 'shows'

Los veteranos del socialismo madrileño ya no se acordarán, y la sabia joven no habrá vivido una como ésta. Pero parece que el Partido Socialista de Madrid (PSM) ha decidido conjurarse en esta ocasión para no montar más 'show' y como familia bien avenida templar aguas y elegir a Tomás Gómez como secretario general de la formación. Y es que los pésimos resultados de las elecciones municipales, autonómicas y generales en la región han obligado a Ferraz (sede del PSOE) a tomar cartas en el asunto y evitar que se gasten más energías en las luchas fratricidas en vez de en destronar a Gallardón y Aguirre.

Los carteles fueron objeto de dardos irónicos en la prensa

Rodríguez Zapatero, José Blanco y Leire Pajín (primero, segundo y tercero del partido) hacen acto de presencia en el XI Congreso del PSM, en el que el partido toma las riendas de la federación más díscola del socialismo, que no sólo no ha tocado poder desde Tierno Galván y Joaquín Leguina, sino que elección tras elección se ha ido alejando más de ese objetivo. Tomás Gómez ha sido reelegido como patrón de un barco que durante años ha dado más espectáculo que el 'Princesa del Pacífico' de Vacaciones en el Mar. Estos son algunos de los episodios más sabrosos que nos ha ofrecido el socialismo madrileño en los últimos tiempos.

Precursores del Photoshop

Alguien en el equipo de márketing pensó que las arrugas y coloretes no vendían y decidió dar una mano de pintura y barniz a los retratos de la candidata Cristina Almeida (que se batía en 1999 con Ruíz-Gallardón) y a Fernando Morán (que después de su paso por Europa luchaba por el bastón de alcalde de la capital). Los carteles electorales de aquella campaña levantaron polémica y más de un chascarrillo en la Comunidad de Madrid y hubo quien insinuó que algún topo del PP se había colado en el aparato electoral de los socialistas. Ninguno de los dos candidatos consiguió su objetivo, aunque sentaron precedente en rejuvenecimiento sin pasar por quirófano, lo que algunos copiarían años después.

La chupa de Trini

La siguiente cita electoral también trajo dos rostros nuevos del entorno del 'Nueva Vía' que había aupado a Zapatero al frente del partido nacional. Trinidad Jiménez se convirtió en estrella de aquella campaña en la que se enfrentaba a su primo lejano Gallardón, en esta ocasión, por el Ayuntamiento de la capital. La jovialidad, simpatía y cercanía de la candidata quedaba reflejada en aquel cartel electoral en el que la malagueña lucía chaqueta de cuero negro. "La chupa de Trini" sirvió para rellenar columnas de opinión, tertulias radiofónicas y debates de televisión. Pero finalmente no vio la luz, pues el PSOE lo vio demasiado atrevido y decidió apostar por vestir a la candidata con un traje de chaqueta semi-vaquero.

La 'espantá' de dos de los suyos

La propuesta de Trinidad Jiménez con cazadora de cuero no cuajó.

En aquellas elecciones, la izquierda madrileña (PSOE e IU) consiguieron más votos y diputados que la derecha (PP). El joven Rafael Simancas iba a ser el presidente regional y Esperanza Aguirre, la 'lideresa' de la oposición. Pero el día en el que debía elegirse al presidente de la Cámara Autonómica, dos diputados socialistas, Eduardo Tamayo y María Teresa Saez, no comparecieron, en lo que se conoció como el 'tamayazo'. El candidato no pudo disimular en su cara el estupor ante lo que estaba ocurriendo, una pesadilla que acabó obligando a repetir las elecciones. En aquella campaña se oyó de todo: los cuchillos en las filas socialistas se afilaron, se ajustaron cuentas personales y Simancas trató de defenderse como gato panza arriba. Incluso hizo público su patrimonio personal, incluyendo la 'Play Station' estropeada de su hijo. No sirvió de nada, y su rival 'popular' se impuso en la repetición de la jugada electoral.

De rebote y con revista incluida

El último dirigente del socialismo madrileño en probar suerte en las urnas ha sido Miguel Sebastián. Bien es cierto que de doble rebote, porque su candidatura a la Alcaldía de Madrid llegó tras las negativas de la vicepresidenta Fernández de la Vega y el 'ahora no, donde dije sí' de José Bono. El asesor económico del presidente del Gobierno aterrizaba en su ciudad sin ninguna experiencia política, lo que desató una nueva batalla por los intentos de Ferraz de controlar la federación. La jugada no cuajó. A Sebastián no lo conocía casi nadie, hasta el día en el que decidió sacar una revista con una joven en su portada y preguntó a su rival por su vida privada. Eso le permitió hacerse más conocido, pero su carrera municipal quedó lapidada. Meses después, el presidente le recuperaría de la Universidad y lo incluyó en su equipo como estrella de la nueva legislatura.