Vuelven septiembre y la rutina, y con ella, las viejas costumbres. Aquí están de nuevo Federico Volpini y el Dr. Etxea, con su película de la semana. 'El tren de las 3:10' es una revisión de la película de Delmer Daves de 1957, y, según Volpini, desdeña el que debiera ser mandamiento del cine: "O lo haces tú mejor, o no lo toques". Etxea opina algo por el estilo.
Perder el tren es triste, aunque en el caso de 'El tren de las 3:10' se plantea como deseo del héroe-villano. En realidad quien pierde el tren en esta nueva versión de la novela de Elmore Leonard es el director o, ya que estamos en Hollywood, esta producción que no pasará a la historia del western. Tampoco entrará en el reino de los cielos de las buenas adaptaciones literarias, sobre todo cuando ya hay una excelente del mismo título dirigida por Delmer Davis hace cincuenta años. 'El tren de las 3:10' no es un 'remake' como se ha dicho. Además de ser una película de acción, es una lectura totalmente opuesta a la anterior del relato. Lo cual es en sí mismo un empeño loable, pero fallido. Lo que en Delmer Davis era suspense en contención reflexiva, aquí es ensañamiento explícito y pura acción maniquea, sin contenido ni fondo.
Decía este verano Bertrand Tavernier —además de realizador francés, uno de los mayores estudiosos del cine americano— que Delmer Davis fue un maestro en eludir la censura durante el macarthismo. Como toda censura, la del sanguinario senador ponía en situaciones ridículas a guionistas y directores al establecer pautas imposibles de cumplir desde la lógica de la creación. Por ejemplo, decía una norma no escrita, cuando un hombre y una mujer se enamoran de flechazo no pueden acostarse inmediatamente, ni siquiera besarse. Curiosamente la sutileza con la que la película que protagonizaba Glenn Ford aborda la seducción de Felicia Farr juega a favor de la elipsis y ésta propicia la sensualidad. Lo explícito en el terreno del amor y la violencia que nos trae la versión de James Mangold resulta severamente burdo. Es curioso que, a veces, la necesidad de superar unos límites, aunque estos sean absurdos, despierta la imaginación. Cuando hay genio, subvertir las ataduras tiene como efecto un mayor refinamiento estilístico. Por el contrario esta producción americana realizada con todos los medios disponibles y en la que se enfrentan Rusell Crowe y Christian Bale resulta ser un duelo gratuito que no creo que beneficie mucho al género del Oeste que intenta rescatar. Otra vez será.
En los ojos de Van Heflin había tristeza y había decisión. Un sentimiento trágico. El destino, que no puede eludirse. En los ojos de Christian Bale hay una luz alerta, desconfiada, vacío y, luego, rabia. No es lo mismo. En Russell Crowe y Glenn Ford, una expresión burlona. Los dos dan el papel de canalla simpático. Pero cuando se trata del cruce de miradas que acabará entre sábanas, ni Vinessa Shaw ni Crowe dan la talla. Bueno: el que no la da es James Mangold ('Identity', 'Walk the Line'). Toda esa escena, en Delmer Daves fluida, natural, en Mangold es forzada, torpe. Lo son los momentos anteriores. La hilera de bandidos acodados en la barra, tan bellamente filmada por Daves. Lo es la exigencia de que Wade resarza a Evans de sus pérdidas, tensa allí, llena de fuerza, de ironía, y aquí ni siquiera verosímil. El respeto, la poesía, la añoranza: todo eso ha desaparecido. Lo necesario se vuelve fortuito. Aquí se trata de dos tipos majetes que se han caído bien. Lo que en 1957 era una historia sencilla, directa, que se basta a sí misma, es en 2007 complicación ociosa. Sobra la diligencia blindada, la ametralladora 'Gatling', sobran los 'Pinkerton', sobra Fonda con un tiro en el estómago y de pie, sobran los apaches, sobran los recurrentes "ahora me escapo" (sobra tanto sentimentalismo barato y tanta tontería 'buen rollito'). Lo mejor, el pistolero encarnado por Ben Foster, igual de 'chico malo' que Richard Jaeckel y con una presencia en la pantalla que puede generar secuelas. Y de entre lo peor, que a la inmensa canción de la versión original la sustituya una percusión que ya quisiera ser de un 'spaghetti western' (malos, feos y buenos).
*Federico Volpini y Dr. Etxea son nuestros críticos de cine.
Si quieres firmar tus comentarios, regístrate o inicia sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Tópicos, realidades y estereotipos cazados a vuelva pluma por las calles de Madrid
En: El País
Recomendación: Diego Bayón
Uno de cada tres jóvenes accede a Internet desde su teléfono móvil. Aunque sea casi imposible conseguir el dato, cada vez es más frecuente encontrarse a personas con un iPhone en sus manos en cualquier lugar. O de cualquier otro dispositivo móvil con acceso a Internet. Terminales multidispositivo que han están cambiando radicalmente el comportamiento del usuario.
En: E-Campanya
Recomendación: Albert Medrán
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si quieres, puedes registrarte o, si ya lo estás, iniciar sesión ahora.