Los albercanos reviven el Ofertorio a la Virgen con una ceremonia que data del siglo XV

La Alberca (Salamanca).-  Los vecinos de la localidad salmantina de La Alberca han revivido hoy un año más el "Ofertorio" en honor a la Virgen de la Asunción, patrona del municipio, en un vistoso rito que se repite desde el siglo XV y donde los elementos principales apenas han sufrido variaciones.

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(EFE)

Los albercanos celebran el "Ofertorio" a la Virgen de la Asunción en una vistosa ceremonia con más de cinco siglos de antigüedad, que congrega cada año a centenares de turistas en el municipio salmantino de La Alberca, famoso por su arquitectura tradicional.

La Plaza Mayor del municipio serrano, declarado Patrimonio Nacional, fue de nuevo el centro de una tradición que congregó a más de 2.000 personas para presenciar una ceremonia "en la que el pueblo pone todo su sentimiento y para la que se prepara a conciencia y de corazón", tal y como ha indicado a Efe el concejal de Cultura del consistorio, Jesús Pascual.

Los actos en honor a la Virgen comenzaron a primeras horas de la mañana con un pasacalles a cargo de varios tamborileros que anunciaban así la celebración de la misa mayor, al final de la cual dio comienzo la procesión de la imagen hasta la Plaza.

Los propios albercanos portan la imagen en una comitiva desde la parroquia hasta la Plaza Mayor de esta municipio serrano declarado Conjunto Histórico Artístico.

Una vez en el centro del pueblo, la Virgen fue portada en un baldaquino con adornos de plata, colocado sobre una mesa cubierta de manteles con los típicos bordados serranos.

A continuación, comenzó la Ofrenda del Pan, a cargo de las autoridades primero y, posteriormente, de los mayordomos de la fiesta, todos ellos hombres pertenecientes a una misma familia de la localidad.

Se trata de una fiesta que en su conjunto es conocida entre los lugareños como el "Diagosto" y que engloba numerosos actos de celebración y ritos.

Siguiendo el tradicional desarrollo del "Ofertorio" a la Virgen de la Asunción, los mayordomos salieron a ofrecer sus presentes desde los cuatro ángulos de la plaza, vestidos con el traje charro albercano y cubiertos con la capa serrana.

Las autoridades y mayordomos se fueron acercando a la imagen haciendo reverencias en tres puntos distintos del trayecto, que repitieron al retirarse, evitando en todo momento dar la espalda a la patrona.

A los pies de la Virgen se depositaron varias hogazas de pan que habían sido bendecidas durante la celebración eucarística y que posteriormente fueron repartidas en las casas de los enfermos del pueblo.

Tras los mayordomos y las autoridades, les llegó el turno a los vecinos y fieles que también hicieron su ofrenda a la patrona en lo que constituye el Ofertorio, entregando fundamentalmente flores, dulces, velas y tejidos.

Luego, los jóvenes del pueblo iniciaron la danza del "paloteo" y terminaron con la del "Ramo", tejiendo y destejiendo cordones con cintas de colores en un tronco de roble, en un baile que nació como un himno a la fertilidad.

El baile y posterior regreso de la imagen de la patrona a la Iglesia parroquial puso el punto final a una ceremonia que obliga a quien participa en ella a prepararse con varios meses de antelación, debido a la parafernalia de movimientos, danzas e indumentaria que conlleva.

Los collares, amuletos, cadenas, imágenes, joyas y bordados que lucen los albercanos este día convierten su indumentaria en una de las más ricas y valiosas, mientras que los balcones y ventanas del municipio, el más visitado de la provincia de Salamanca, también se engalanaron con mantones y ricos bordados, durante toda la jornada.

La importancia de esta jornada para los albercanos, ha hecho que la corporación municipal haya encargado un cuadro de grandes dimensiones en el que se refleje el acto del Ofertorio.