Cumbre hispano-estadounidense en Pekín

Pekín.-  Las selecciones de España y Estados Unidos disputaron la final en los Juegos de los Angeles hace veinticuatro años en lo que fue uno de los hitos más importantes del baloncesto español que, casi un cuarto de siglo más tarde, vuelve a encontrarse con los norteamericanos en un medio de un contexto dominado por el aroma a medalla olímpica.

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(EFE)

El estadounidense Kobe Bryant durante un momento del partido contra la selección olímpica de Angola durante el partido correspondiente al grupo A disputado en Pekín, China. EFE/Kerim Okten

Los Angeles'84 alumbraron uno de los dos momentos cumbre de la canasta hispana -junto con el Mundial de Japón 2006-. Antonio Díaz-Miguel, el técnico que más temporadas ha permanecido al frente del banquillo de la selección nacional, condujo a España hasta la única final olímpica que por ahora figura en el palmarés de la canasta nacional -'Pepu' Hernandez fue el artífice del trono mundialista nipón-.

Fernando Martín, Juan Antonio Corbalán, Fernando Romay y el resto de aquella selección inolvidable grabaron su nombre a fuego en la historia con una medalla de plata que mantuvo despierto a medio país delante de las pantallas de televisión.

Los Estados Unidos apartaron a aquel memorable equipo del oro dirigidos por un mito de este deporte, Bobby Knight, y algunos jugadores entonces poco conocidos todavía que, con el paso de los años, han entrado en el olimpo de la canasta: Michael Jordan, Patrick Ewing y Chris Mullin.

Aquella final cambió el baloncesto español. Ocho años después, en Barcelona'92, Antonio Díaz-Miguel dirigió por última vez a la selección, novena por culpa de una derrota contra Angola en el Pabellón Olímpico de Badalona considerada como el mayor fiasco de la canasta nacional.

En los últimos Juegos, lo de Atenas 2004, España volvió a rondar la gloria, pero rumió la desilusión. Pasó por encima de todos en la primera fase y cayó en cuartos de final frente a los Estados Unidos, que aprovecharon la efectividad de Stephon Marbury desde el triple para sentenciar en los dos últimos minutos.

Esa fue su única derrota. Argentina, campeona olímpica en la capital griega, e Italia, subcampeona, habían mordido el polvo ante el cuadro español en la primera ronda. Ahora, el horizonte apunta de nuevo a una medalla por la categoría de la selección que dirige Aíto García Reneses. Y en medio vuelven a surgir los estadounidenses.

Aún queda mucho para los encuentros que determinarán el podio de Pekín. Nada le ocurrirá al que pierda y nada le ocurrirá al que gane más allá de ocupar un puesto más arriba o más abajo en la tabla de la primera fase dado que ambos conjuntos han asegurado matemáticamente el pase a cuartos de final. Pero ese choque es el más esperado del torneo de baloncesto masculino de los Juegos chinos. Todo el mundo lo quiere ver, todo el mundo pide entradas -agotadas desde hace meses- y sólo unos pocos podrán presenciarlo en directo.

"Lo primero que tenemos que hacer es recuperarnos. Ricky -Rubio-, que ayer -por el miércoles- no pudo entrenarse, ha estado en muy buena línea física otra vez contra Alemania, aunque todavía sigue con molestias. Navarro sigue con problemas en un pie por una herida y Carlos Jiménez no ha podido jugar, así que vamos a ver si nos recuperamos bien porque aquí no hay dos o tres días de margen ni dos o tres días de entrenamiento", aseguró a EFE Aíto García Reneses, seleccionador español.

El técnico abundó en esta cuestión y reveló algo que, para los no iniciados, puede resultar impactante: "El día de entrenamiento no puede ser fuerte porque se recupera del día anterior y se prepara el siguiente. Por tanto, lo que tenemos que hacer es casi entrenarnos en los partidos. Y lo estamos intentando hacer con todas las dificultades que supone".

Aito no es el primer ni el único técnico que programa así las competiciones. A grandes males -falta de tiempo-, grandes remedios -entrenamiento en situación de fuego real- y conceptos firmes, porque el partido contra los Estados Unidos no van a variar la planificación ni el método de trabajo. El componente de preparación se mantendrá igual. España tratará de derribarlos al tiempo que ejercita ciertos aspectos del juego. Hay que saber mirar al futuro y preservar los intereses particulares.

Caer en el mero debate de aficionados sobre el valor de la derrota o la victoria sería perjudicial, fundamentalmente, para España, cuyo objetivo es hacer todo lo posible para llevarse el oro olímpico.

"Afrontaremos el partido con el deseo de ganar sabiendo el potencial técnico y, sobre todo, físico de los americanos, que es tremendo", aseguró el seleccionador español, que también esbozó la fórmula mágica que puede conducir al triunfo sobre los estadounidenses el sábado por la noche en el pabellón Wukesong (22.15 local; 16.00 en la Península).