Lágrimas de San Lorenzo para la madrugada del martes

Mérida.-  La lluvia de estrellas conocida como "Perseidas" o "Lágrimas de San Lorenzo", que este año prevé una Tasa Horaria Zenital (THZ) de entre 115 y 120 meteoros por hora, superior a la teórica de 100, será visible especialmente entre las 2.57 y las 5.56 horas del próximo martes, 12 de agosto.

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(EFE)

Una pareja de astrónomos contempla una lluvia de estrellas.

En declaraciones a Efe, el presidente de la Agrupación Astronómica de Mérida, Francisco González Guillén, ha manifestado que la THZ, el número de estrellas que se observarían "si el radiante estuviera en el cenit", podría aumentar este año en alguna decena, según los cálculos estadísticos de las últimas ediciones.

La agrupación emeritense ha aconsejado alejarse de los núcleos urbanos hacia el campo, "al menos tres o cuatro kilómetros", para que la contaminación lumínica no afecte a la observación y se pueda disfrutar de un cielo "lo más oscuro posible".

Según Francisco González, la luna, próxima a su fase llena, perjudicará la noche del lunes al martes hasta que se oculte por el oeste a las 2.57 horas, por lo que dificultará la observación las primeras horas de la noche, "cuando apreciaremos principalmente las más brillantes".

El máximo clásico previsto se producirá entre las 13.30 y las 16.00 horas del martes, sin embargo "podremos disfrutar del aumento de actividad desde el ocaso lunar hasta el amanecer", periodo en que la constelación de Perseo avanzará en altura sobre el horizonte.

González ha explicado que la frecuencia de meteoros observable depende de las condiciones lumínicas del cielo, de la preparación y el tiempo que dedique el observador, y ha recomendado que no se mire directamente a la constelación de Perseo, sino a las zonas adyacentes: un poco al norte, al cenit y al sur.

Asimismo, ha sugerido no descuidar el oeste porque, aunque está al lado contrario, "siempre aparece algún meteoro interesante".

Las Perseidas son el polvo que deja el cometa 109P/Swift-Tuttle, de 9,7 kilómetros de diámetro y descubierto en 1862, en su órbita alrededor del sol, de unos 135 años, que apareció por última vez en 1992 y cuyo próximo encuentro será en 2126, según los últimos cálculos.

Si se siguen los trazos de estas estrellas en sentido contrario a su movimiento, parecen venir desde la constelación de Perseo, pero, según el astrónomo emeritense, se trata de "un simple efecto óptico", puesto que dicho conjunto de estrellas "está situado a varios cientos de años luz" del sistema solar.

La tierra, entre el 17 de julio y el 24 de agosto, "cruza" ese tubo meteórico y pasa por la zona de máxima concentración de partículas entre el 11 y el 13 de agosto, por lo que "literalmente choca" con las partículas que deja el cometa, de un tamaño aproximado entre una cabeza de alfiler y un grano de arroz.

La colisión se produce contra las capas altas de la atmósfera desde unos 100 kilómetros de altura, a una velocidad de más de 200.000 kilómetros por hora, 60 kilómetros por segundo, lo que provoca una rápida incandescencia del material atmosférico y, por tanto, un trazo iluminado.

Según el presidente de la agrupación emeritense, el verano "no es muy bueno" para los aficionados a la astronomía por la carga lumínica, pero a simple vista y con unos prismáticos "el cielo sur está impresionante".