Un año más terminó Operación Triunfo, el gran karaoke de Tele5 donde un montón de pobres adolescentes con muchos pájaros en la cabeza se presentan para intentar triunfar en el mundo de la canción sin tener conocimiento (o a sabiendas, que es peor) que ser triunfito es una lacra que hace que se te estigmatice en emisoras de radio, discográficas y entre los compañeros de profesión. Nunca vas a desarrollar tu personalidad ni demostrar tu estilo ya que te usarán para hacer covers de temas conocidos. Tu futuro, si ganas, será un cutre disco en Vale Music. Y como bonus track: desde que el programa lo lleva "tu cadena amiga" además se mostrará tu intimidad y manipularán a su antojo las imágenes de convivencia en la Academia como si fueras un participante de Gran Hermano. Vamos, que todos firmaríamos por un futuro así. ¿A qué sí?
Los tres finalistas y el presentador del concurso, Jesús Vázquez.
Este año hemos tenido nuestros más y nuestros menos con los concursantes y ha habido momentos cumbre en el programa. Desde Esther y sus desafines, que todos esperábamos que en cualquier momento su padre saltase al estrado para sacar la mano a pasear en la cara de algún jurado con la lengua demasiado suelta y la asombrosa mala leche de la chica para elegir repertorio cada vez que era candidata a la expulsión ("adiós", "tu peor error"...); o ese gran descubrimiento de jurado llamado Cocó Comín, una especie de Barón Ashler de Mázinger Z que según como la enfocase la cámara se parecía a Mercedes Sanpietro o a Rosa María Mateo y que era capaz de decir la mayor de las burradas sin despeinarse. Momentazo cuando le deseó a Pablo "ojalá seas un segundo Manu Guix". ¡Dios que susto, prefiero la muerte!
Javier Llanos, de Cadena 100 (ese señor que como jurado era totalmente gris aunque cada día su piel fuese más y más anaranjada), se cubrió de gloria el día que queriendo ser malo le dijo a una concursante que si conseguía grabar un disco se asegurase de ir a un estudio provisto de autotune, cuando Llanos debería saber que el autotune es lo primero que ponen en un estudio ya que lo usa el 90% de los artistas que graban, incluidos los que han pasado en directo por esta edición de OT desafinando como cerdos en matanza y a los que la emisora de Llanos lleva apoyando años sin ningún tipo de escrúpulos a pesar de su escasa calidad en directo, tal y como han demostrado semana tras semana.
Este año podemos decir que ha sido la edición de 'corazón contento'. A Marisol le sentará como una patada en el hígado estar oyendo todo el día la cancioncita de marras, pero le ha venido muy bien para las verbenas y orquestas de bodas que este año veían como llegaba Julio y no existía una canción del verano propiamente dicha. Pablo, un chico superdotado para la música y muy pagado de sí mismo, compuso "agua", para la expo de Zaragoza. Un tema ramplón, lleno de tópicos y para cantar todos juntos rollo "viva la gente". Es posible que vendan muchos discos, más que nada gracias a incluir 'corazón contento' en el cd, y Pablo se llevará la sorpresa cuando le llegue la liquidación de autores y vea que esa amable ayuda que le prestó el productor Kike Santander de hacerle un arreglito a la canción y de paso meterse como coautor (listo el de Miami, no sabe nada), le va a hacer dejar de ganar mucho, mucho dinerito.
Si alguien puede considerarse triunfador en esta edición es Iván Santos. Actor de musicales y que con su histrionismo ya se ha ganado un puesto en la memoria catódica. Es posible que dentro de poco le veamos con los pantalones bajados subido al sofá de algún plató como tertuliano del corazón, ya que en el concurso ha demostrado ser bastante trepa y yo no me pondría delante de él a la hora de bajar una escalera camino del escenario. Dejándolo claro: es lo más abyecto que ha salido de un concurso desde Aída Nizar.
A pesar de haber sido expulsado varias semanas antes de la final, Iván siguió apareciendo prácticamente en todas las galas para hacer el numerito de 'corazón contento' vestido como una copia mala del cantante de Scissor Sisters. Llegó un momento en que te hacía dudar de que el chico no siguiera en la Academia, porque tenía más minutos y planos que muchos de los que aún estaban dentro.
De los malvados rumores sobre una posible versión del pipiolo de Manu de "si hasta Dios sabe lo tuyo" del grupo Fangoria no hay nada confirmado.
Y ahora queda saber con qué maravillosos discos nos sorprenderán los tres ganadores.
Chipper, un americano que pasada la treintena tenía en este concurso uno de sus últimos cartuchos para intentar triunfar en la música, probó suerte en OT porqué quizá el Pop Idol de su país le quedaba grande. Recordemos bochornosos numeritos como la versión de 'over the rainbow' de Judy Garland con zapatos rojos incluidos (sí, se pueden hacer muchos comentarios hirientes pero me los voy a ahorrar) y unos visuales en el videowall dignos del mejor episodio de Pocoyó.
Dejando a un lado favoritismos varios para evitarle en todo lo posible cantar en castellano dado su pésimo acento y que cuando lo hizo era cerrar los ojos y ver en acción a Basilio cantando 'cisne cuello blanco', Chipper se ha dedicado gala tras gala a una sola cosa: destrozar clásicos del soul con interpretaciones anodinas, faltas de emoción y totalmente planas y asépticas, aunque cuando se enfundaba los pantalones de cuero y atacaba el repertorio de Meat Loaf con motoristas incluidos en plan apoteosis leather en Chueca, la cosa no es que fuera para ponerse a dar palmas.
¿Se acuerdan de Víctor? Era aquel rockero de OT 2005 que como le salió bien la versión de Luis Prima vía David Lee Roth del 'just a gigolo', le prepararon un disco llamado 'rock swing' (busquen en los cajones de liquidación de discos a 2 euros y luego déjenlo donde estaba. No merece la pena pasar por caja) con el que se iba a comer el mundo y convertirse en una mezcla española de Jamie Cullum y Michael Bubble. Pues Chipper tendrá su 'rock swing' particular y en un par de días se despedirá por la puerta de atrás y la vida será como si nunca hubiera existido Chipper, del que dicen ya tiene un disco grabado anteriormente y que, si es cierto, este nuevo irá a hacerle compañía al oscuro almacén donde se apilen los cientos y cientos de copias no vendidas.
Pablo. Ese chico tan seguro de si mismo y tan pagado de su desmesurado ego. El chaleco ya es su uniforme y esa media sonrisa de "yo lo sé todo porque soy muy listo y cuando tú vas yo vengo" su marca de fábrica. En la discográfica dudan si hacer la portada con un primer plano de su cara o una de cuerpo entero con una brizna de hierba entre los dientes y subido a un tractor, que con el chalequito de marras es lo que más le pega. La boina de Macario ya la dejamos para el reportaje y póster especial del 'Loka Magazine'.
El disco que debería grabar Pablo sería una mezcla de algo de flamenquito suave, un poco de rock urbano con tema social y de denuncia tipo Ismael Serrano y algo de eso que hace Manolo García. Vamos, el típico disco que si suena en el hilo musical de un comercio hace que salgas pitando de él sin comprar nada y pidiendo la hoja de reclamaciones por tortura psicológica.
Y nos queda la ganadora. Virginia, la llamada "chica azul". O la amas o la odias. No ha dejado a nadie indiferente durante el concurso. Ni a sus propios compañeros, alguno de los cuales la insultó e hizo amago de moobing, ni a los profesores, ni al jurado. Risto Mejide la tomó bajo su protección y Noemí Galera vio en Virginia a una segunda Idaira, aunque este año se ha cortado un poco más y no le ha tirado el bolígrafo a la cabeza, aunque por falta de ganas no sería.
Cocó Comín describió sus desafines como "capacidad para alterar la frecuencia del sonido" y se quedó tan pancha (¡que cachonda es la Comín!). Sus canciones de las galas han sido las más compradas en itunes durante varias semanas ocupando el primer puesto de la lista desbancando a Mónica Naranjo o Madonna, llegando a ocupar varios de los primeros 5 puestos de la lista a la vez. Llegó a versionar a Radiohead a propuesta propia, lo cual demuestra que un concursante de OT puede llegar a tener un poquito de cultura musical y no pensar que la música empieza en Niña Pastori y termina en Marc Anthony ni pasarse el día dando palmas como si viviese en una especie de feria de Abril non stop.
De Virginia se hablaba de que grabará algo de jazz íntimo, lo que para una discográfica puede significar sinónimo de intentar convertirla en una Marlango 2 y no, gracias. Con una basta y sobra. Sobre todo sobra. Lo cierto es que para su peculiar voz no sirve cualquier estilo y lo van a tener muy complicado para hacerle un disco a la medida y que además venda y pueda sonar en la radio, que esto es España.
A partir de Septiembre veremos que pasa con estas nuevas carreras musicales si es que nos acordamos de ellos, sus nombres y sus caras que, en televisión y la música, tres meses es mucho tiempo. Si quieren ponerse al día y no vieron el concurso, el mejor resumen lo tienen en el blog del pasillero. Busquen.
* Alejandro Arteche es nuestro colaborador de música
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