El cambio climático y el sexo de las tortugas laúd

Algunos efectos del cambio climático son tan sutiles que no los apreciamos, pero sus consecuencias pueden resultar determinantes para algunas especies. Este es el caso de las tortugas laúd, las mayores del mundo, cuyo sexo en el nacimiento puede ser alterado por el aumento de las temperaturas, tal y como han asegurado científicos españoles que han explorado durante dos años las costas de Panamá y Colombia para estudiar estos sorprendentes reptiles.

La etapa más vulnerable de una tortuga laúd, considerada la mayor del mundo con sus dos metros de longitud y sus 800 kilos, son sus primeros minutos de vida. Una vez las crías consiguen salir del nido enterrado en la playa (tarea nada fácil, ya que tienen que escalar verticalmente un metro de profundidad en la arena), el tiempo que tardan en alcanzar el mar es crucial. Los depredadores están esperando dentro y fuera del mar para atacar, lo que provoca que la mortalidad de estos quelonios se dispare (sólo una de cada mil crías de tortugas laúd sobrevive).

A estas causas naturales, hay que sumarle ahora las consecuencias del cambio climático que pueden aumentar gravemente la mortalidad de estas tortugas, consideradas en peligro crítico de extinción."El sexo de las crías se determina por la temperatura de la arena cuando los huevos están enterrados", explica Adolfo Marco, uno de los investigadores españoles del CSIC que ha llevado a cabo el estudio. "El cambio climático está variando las temperaturas, lo que provoca que haya más nacimientos de machos que de hembras y esto, a medio plazo, puede ser un grave problema", detalla Marco sobre esta especie capaz de cruzar el Atlántico para llegar hasta aguas españolas.

Otra de las consecuencias del cambio climático es el aumento de la humedad, una nueva causa de muerte de los individuos de esta especie. A esto hay que sumarle la crecida del nivel del mar, igualmente perjudicial para las playas de anidación: "estas tortugas aún no han aprendido a colonizar nuevas zonas para enterrar sus huevos, y la subida de las mareas inunda muchas zonas de anidación", lamenta este investigador.

La carne de la tortuga laúd es muy cotizada por los pescadores. En concreto, los machos son muy valiosos en algunos lugares por su 'tremendo pene' al que otorgan valores afrodisíacos. Por ejemplo en Cabo Verde lo utilizan para hacer licores. A pesar de que la mortalidad de los machos es importante, la verdadera amenaza, según Marco, es la muerte de los ejemplares juveniles y de las hembras.

La deforestación de la selva, la contaminación marina, el consumo de tortugas o sus huevos, la depredación de nidos por perros domésticos y la pesca accidental son otras de las amenazas de estos reptiles que recoge el estudio científico publicado en la revista 'Biological Conservation'.

Si las crías de tortugas tienen la suerte de alcanzar el mar y sobrevivir, la aventura de algunas puede continuar a través del Océano Atlántico hasta llegar a las costas españolas e incluso entrar en el Mediterráneo por el Estrecho de Gibraltar. En nuestro país, la tortuga laúd es la segunda más común después de la tortuga boba y se encuentra tanto en la cornisa cantábrica como en el Mediterráneo. "Este animal realiza las migraciones transoceánicas más largas conocidas en cualquier vertebrado marino. Su capacidad de navegación por el mar es impresionante", afirma Marco. Pasados unos años, estos quelonios retornan a las playas caribeñas atravesando de nuevo los 11.000 kilómetros de océano para anidar en la misma playa donde nacieron. Para este experto, "cualquier impacto que se produzca en nuestras costas, tiene repercusiones en el Caribe y viceversa".

(EFE)

La tortuga laúd alcanza los dos metros de longitud y los 800 kilos de peso

El principal manjar de estos animales son las medusas, sobre todo las más tóxicas (constituyen el 95% de su dieta). Para Marco "el declive de la tortuga laúd tiene que ver con el aumento de medusas en las costas españolas", aunque también afirma que hay otros factores como la contaminación del mar, la alteración de la salinidad y el cambio climático que afectan a su proliferación.

El estudio de campo del CSIC, que se ha realizado a través de 100 kilómetros de playas atlánticas del norte de Colombia y sur de Panamá durante los últimos dos años, ha descubierto nuevas zonas de anidación de la tortuga laúd. En total, los científicos han censado unos 6.000 nuevos nidos anuales en la zona (cada nido puede albergar de 65 a 110 huevos), siendo la playa de Armila, en el sur de Panamá, la que más cantidad alberga. Esta exploración científica, financiada por la Fundación BBVA, detalla que en esta playa es posible encontrar hasta 900 nidos por kilómetro lineal, registrando entre 3.600 y 4.040 nidos al año, un 60-67% del total en la zona.

Este entorno natural está gestionado por una comunidad indígena, los Kuna, que protegen a las tortugas marinas con una regulación propia que prohíbe su captura, consumo y comercialización. De hecho, la investigación en la zona se ha podido realizar gracias al consentimiento de esta comunidad.