Brown busca la estela de Obama para remontar el vuelo

Hace menos de una semana, Gordon Brown, el primer ministro británico, hizo una visita sorpresa a las tropas de su país en Irak. Sin embargo, este viaje relámpago, en el que buscaba un golpe de efecto para relanzar su imagen en las encuestas, quedó eclipsado por la mediática visita de Barack Obama a Oriente Próximo, que encandiló a los medios de comunicación de medio mundo. Ahora, Gordon Brown ha buscado una fotografía amistosa con Barack Obama, a sabiendas de lo bien que se cotiza en el mercado de la política interior una foto con el senador afroamericano, el político de moda. Y es que Brown está necesitado, más que nunca, de buenas noticias. Sobre todo después de su varapalo del pasado jueves en las elecciones de Glasgow Este y de que se hayan alzado algunas voces en su partido que piden su renuncia.

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(EFE)

Obama y Brown, en los jardines de Downing Street.

El magnetismo de Obama es tal que no resulta extraño que, como cuenta Antonio Caño en 'El País', Sarkozy tratara de forzar el contacto físico con el político afroamericano durante su visita al Elíseo, para intentar conseguir la imagen de un abrazo o de una palmada en la espalda. Igualmente, el hiperactivo presidente francés le trató como "colega" en la comparecencia que ambos llevaron a cabo ante la prensa.

Así, las perspectivas de futuro de Obama y Brown son bien diferentes. Barack Obama pone fin en Inglaterra a una gira que le ha llevado por algunos países de Oriente Próximo y de Europa. Con este viaje, el senador por Illinois ha querido conocer de primera mano algunos aspectos de la política exterior que tendría que abordar si, finalmente, consuma el asalto a la Casa Blanca. Y es que la escasa experiencia en política exterior es el principal argumento que ha utilizado John McCain, el candidato republicano, para desprestigiar a su rival demócrata. Desde luego, en Europa, Barack Obama ha logrado deslumbrar a sus audiencias. Ahora, habrá que ver cómo ha calado la gira de Obama entre los votantes estadounidenses que son, en último término, los encargados de elegir al futuro presidente de su país.

Como decíamos, si hay algún político que necesita un buen empujón, un buen apoyo. o un buen lavado de imagen, ése es Gordon Brown. Y es que su nivel de popularidad no ha dejado de caer desde que, hace un año y un mes, el escocés desembarcara en el número 10 de Downing Street. El último sobresalto para el 'premier', como un guiño macabro del destino, ha llegado desde su Escocia natal. El pasado jueves, los nacionalistas arrebataron al partido de Brown el escaño en el Parlamento británico por Glasgow Este, un histórico bastión laborista. Es un paso más en la escalada de desatinos que acompaña a Brown desde que renunciara a celebrar elecciones anticipadas tras suceder a Tony Blair. Uno de los momentos más duros para Brown se produjo en las últimas elecciones municipales celebradas en mayo, donde los laboristas perdieron incluso la alcaldía londinense, en favor del polémico conservador Boris Johnson.

El futuro político de Gordon Brown pende, pues, de un hilo. Tiene mucho trabajo por delante si quiere recuperar la confianza de sus colegas de partido, de cara al congreso laborista que se celebra en septiembre. De momento, confía en que la cita con Obama haya servido para contagiarse del tirón y del estado de gracia que vive el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos. De momento, el escocés ha tomado un poco de oxígeno, cuando Obama ha declarado a la prensa tras la reunión entre ambos que la entrevista había sido "maravillosa" y "estupenda".