La crisis no asusta a los inmigrantes

Leonardo Medeiros es un periodista brasileño de 28 años que llegó a Barcelona hace dos meses. Está sin trabajo, pero no quiere ni oír hablar de volver a su país. No le asusta la crisis ni las invitaciones del Gobierno español para que los inmigrantes regresen por donde han venido. Tampoco a Jack Placencia Salazar. Él es un peruano que está de prácticas en una gran compañía y estudia un máster en administración de empresas en Barcelona desde 2007. "España es un buen país para formarse y trabajar, esta crisis no me haría cambiar mi especialización a otro sitio en Europa", comenta. Como ellos, la mayoría de los inmigrantes lo tienen claro, con crisis o sin crisis, siempre esto será mejor que lo que dejaron atrás: "Ni el 10% de lo que cree el Gobierno va a volver a sus países", asegura Esteban Cancelado Gomez, presidente de la FERINE (Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España).

(EFE)

Los inmigrantes en la cola de la Seguridad Social. Ellos contribuyen cada vez más

Según el Ministerio de Trabajo e Inmigración español, el número de extranjeros con certificado de registro o tarjeta de trabajo ha superado los cuatro millones en los últimos diez años y no hay muestras de que vaya a caer en los próximos meses. Conseguir papeles no significa tener empleo, pero sí poder cobrar el paro.

Los inmigrantes se han convertido en esenciales para mantener las pensiones de la Seguridad Social (a pesar del aumento del desempleo, en los últimos seis meses ha crecido en casi 100.000 la cifra de inmigrantes que contribuyen a la SS). Sin embargo, el Gobierno español busca nuevas fórmulas para que le salga más barato devolverlos a su país de origen. Esa es la justificación para el apoyo a la Directiva de la Unión Europea y para el programa español complementario de retorno, que empieza en septiembre.

"Volverán aquellos que están aquí desde hace poco y que no quieren vivir en España toda su vida, pero nada será diferente para los que tienen planes de quedarse", dice Fernando Iglesias, director de Documentos do Brasil, una empresa que se ocupa de tramitar papeles para los inmigrantes en España. "Para aquellos que tienen altos puestos es más difícil estar sin empleo pues están acostumbrados a la buena vida, pero para los que ya ganan menos en su trabajo, estar en paro por dos años no es peor que tener empleo", añade.

Sí, la crisis existe, se ve en los rostros de amigos que no tienen trabajo. El aumento de 207.400 parados en España en el segundo trimestre de este año asusta a los españoles. Sin embargo, para los inmigrantes no hay grandes cambios hasta ahora. En 2004, regresaron 1.176 personas a su país, 928 al año siguiente y en 2007, los datos no son muy distintos: 1.184 inmigrantes retornados, según datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración. Además, los que vuelven son en general personas que "no logran adaptarse a España", según señalan desde el departamento de Celestino Corbacho.

Los muchos que continúan aquí tienen opciones, ya que si les echan de un empleo en la construcción, podrán llamar a la puerta de bares y restaurantes para trabajar como camareros, al fin y al cabo es verano y hay plazas para estos puestos. ¿Y después, qué hacer en tiempos de crisis? Pues lo que haya. Aunque sea cada día en un sitio distinto y con trabajos que los españoles no querían hacer hasta ahora.

Trabajar más para ganar más

Paschoal Garcia es un brasileño que llegó a España en 2003 y ha viajado un año hasta quedarse en Ibiza para trabajar y construirse una vida. Salió de su país para ganar lo que jamás podría imaginar. Así que aquí ha trabajado como camarero y después en la playa, donde ponía las hamacas por la mañana y en la recepción de un hostal; todo eso en una única semana. "Los inmigrantes trabajan lo máximo que pueden para dar una condición de vida mejor a su familia o a sí mismos, no tienen su hogar como los naturales de aquí", dice Paschoal. Ahora trabaja en la cocina de un gran hotel y nunca estuvo sin trabajo. Cotiza a la Seguridad Social y en dos años tendrá su tarjeta permanente de residencia.

Él puede ver que en Ibiza la crisis ha bajado los sueldos y hay muchos inmigrantes, en general rumanos y búlgaros, que aceptan trabajar ganando mucho menos de lo que se embolsaban hace a penas unos años. "Antes, nosotros podíamos ganar mucho con los puestos no especializados, pero ahora no tanto. Para mí está bien, porque no tengo que pagar por una habitación", dice Paschoal.

A pesar de eso, él se va a quedar aquí hasta que tenga la tarjeta permanente, pues cree que así se ganará una vejez tranquila. "Prefiero depender de la jubilación española que la que tenemos en nuestro país. Después de que la tenga garantizada, cojo mi pasaporte y vuelvo a mi país para estar con mi familia y amigos", cuenta.

Los puestos que no necesitan una formación previa están bien no sólo para los ilegales que suelen querer un contrato de trabajo para estar legales en España, sino también para aquellos que pretenden vivir aquí toda su vida. Hay muchos casos de personas que no les importa quedarse sin empleo para coger al paro y salir de vacaciones, pues cuando vuelvan ya tendrán otro empleo en que se pague poco y se trabaje mucho.

Paro con condiciones para vivir

¿Y para aquellos que no tienen empleo? ¿Y para esos que pueden acogerse a la ampliación del plan de retorno de los inmigrantes en paro a sus países? El ministro Celestino Corbacho dice que 100.000 inmigrantes en paro van a salir de España, pero no se puede asegurar que eso se cumpla pues no tener empleo aquí aún significa tener salud pública, educación para los hijos, un sistema de integración de inmigrantes que incluso ofrece cursos y dinero del Gobierno para sus necesidades básicas si se quedan en paro y un futuro más tranquilo con una pensión.

"No pueden sacar a sus hijos del colegio y entregar su piso, regalar lo que han conseguido con su trabajo y volver sólo por una política de miedo y terror. Los inmigrantes no se quedan quietos, trabajan con o sin papeles, pero no salen de aquí mientras no haya condiciones mejores en sus países de origen", apunta Esteban Cancelado Gómez, presidente de la FERINE. Él cree que la inmigración es la respuesta de aquellos que fueron engañados durante muchos años en Sudamérica y África. "Que estas personas no tengan condiciones para vivir en su hogar es una responsabilidad de los europeos y americanos. Ellos no pueden echar así a los inmigrante", añade.

En la mayoría de los países de donde viene toda esa gente no hay salud de calidad, sino una espera que no tiene fin, que puede prolongarse por más de seis meses para que un médico te vea -si no te has muerto antes-. Tampoco hay plazas en escuelas para dejar a sus hijos y si las hay, están tan lejos que pueden tardar en llegar más de una hora. Y ni hablar de comprar toda la comida que necesitan cuando están en el paro.

Es justo por estas mejoras de la sociedad del bienestar que los inmigrantes prefieren quedarse tanto en España como en otros países europeos. Los números de Ministerio de Trabajo y Inmigración confirman que los que siempre han venido continuarán llegando, pues siempre habrá plazas para aquellos que estaban dispuestos a todo para garantizar una vida mejor de la que tendrían en su país de origen.