Españoles en el Holocausto nazi: ¿es la hora de la justicia?

Más de 7.000 prisioneros españoles estuvieron internados en el campo de concentración de Mauthausen. Al menos, 4.300 de ellos fueron exterminados durante la Segunda Guerra Mundial. Más de 60 años después y con los pocos responsables aún vivos en los últimos coletazos de su existencia, queda poco tiempo para evitar que se escabullan definitivamente de la justicia.

(Wikipedia)

Prisioneros de Mauthausen saludan a soldados estadounidenses tras la liberación del campo bajo una pancarta en español.

Una querella contra cuatro miembros de las SS Totenkopf ha empezado a asomar la cabeza en las salas de la Audiencia Nacional. La denuncia ha sido interpuesta por un prisionero español (David Moyano) y cuatro familiares de personas que estuvieron retenidas y fueron asesinadas en Mauthausen y otros campos de concentración del Tercer Reich.

La Fiscalía ha admitido a trámite la querella, a la cual se podrían adherir más víctimas del Holocausto nazi en los próximos meses, tal y como confirman desde Amical-Mauthausen, asociación de deportados españoles a campos de concentración que tiene la intención de vincularse a la querella. ¿Ha llegado por fin el momento de tratar de hacer justicia con las víctimas del régimen nazi españolas? El Equipo Nizkor, una organización pro derechos humanos con cierta experiencia en sentar en el banquillo a criminales de guerra, cree que sí.

El caso es llamativo por varias razones. Principalmente, porque podría ser la primera vez, desde Nuremberg, que más de un criminal de guerra nazi fuera juzgado por genocidio y crímenes contra la humanidad en lugar de por crímenes ordinarios. Desde que terminó este proceso, según Gregorio Dionis, presidente del Equipo Nizkor, se pueden contar "con los dedos de las manos" los nazis que se han sentado en el banquillo.

Los denunciados pertenecen al llamado 'Batallón de la calavera' o SS Totenkopf, unidades que se encargaban de las labores de vigilancia en los campos de concentración. Sus nombres son Johann Leprich, Anton Tittjung, Josias Kumpf y John Demjanjuk. La razón por la que el Equipo Nizkor ha decidido querellarse contra estos ex SS (y no contra otros) es que los cuatro han pasado por la justicia en Estados Unidos, donde los tribunales de inmigración les han quitado la nacionalidad, probando que pertenecieron al aparato de exterminio nazi y mintieron y ocultaron su pasado a la hora de obtener los papeles.

Holocaust Research Project

Cadáveres apilados en el campo de concentración de Mauthausen.

Esto facilitaría enormemente el proceso judicial por dos razones. La primera, es que una posible extradición solicitada por los tribunales españoles daría pocos problemas procesales, ya que en Estados Unidos los acusados han agotado todas las vías de recurso posibles a su deportación, que ya ha sido solicitada por la autoridades americanas y rechazada por países como Ucrania, Rumanía, Hungría o Polonia. La segunda es que los tribunales americanos han demostrado su pertenencia a las SS, lo que según Dionis, hace que la justicia española no pueda dudar de este hecho.

Particularmente reseñable podría ser, además, sentar en el banquillo de nuestro país al controvertido Demjanjuk, un viejo conocido de cazadores de nazis y asociaciones de víctimas del Holocausto por su suerte para escapar de las manos de la justicia. Sin embargo, aunque desde Bruselas (donde se gesta la estrategia de acusación) se muestran confiados, no niegan que va a ser un caso complicado. "Todos ellos tienen defensas jurídicas sólidas, pero estamos preparados para los fuegos artificiales", resume medio en broma Dionis.

El temor a las presiones políticas

Pero no todo es optimismo y ases en la manga. Aunque la Fiscalía se ha pronunciado de forma favorable al caso, Dionis recuerda que no sucedió lo mismo cuando se investigaron las dictaduras argentina y chilena y, sobre todo, que la última palabra sobre la extradición de criminales la tiene el Consejo de Ministros. "Es una decisión política y si hay presiones, se van a ejercer sobre ese punto, en el que no tenemos margen de maniobra", señala.

¿Y por qué tanta preocupación? Alguien que sabe mucho de este tipo de presiones y que puede explicarlo bien es Carlos Slepoy. Abogado de la acusación popular en el caso del represor argentino Ricardo Miguel Cavallo, vio cómo el Gobierno español autorizó la extradición del criminal a su país natal, donde un nuevo proceso tendrá que dar comienzo, justo cuando en España la instrucción ya había terminado e iba a empezar el juicio oral.

"Las presiones políticas existen y en un momento pueden ser determinantes: el poder que hay detrás de estos personajes es enorme y la justicia tiene sus límites frente a él", afirma. "Por las características de este caso, sin embargo, es posible que no existan impedimentos para la extradición, lo que sería un logro importantísimo".

Justicia universal

El caso de las víctimas españolas en el Holocausto nazi sigue la estela de los llamados 'Juicios de Madrid': el genocidio en el Tíbet, en el Sáhara o los crímenes de las dictaduras argentina, chilena y guatemalteca son algunos de los casos que han pasado por las salas de la Audiencia Nacional de mano de jueces como Baltasar Garzón, pioneros en juzgar figuras como la de crímenes contra la humanidad o genocidio en la jurisdicción ordinaria.

El principio legal que subyace bajo todos ellos es el de Justicia universal, es decir, la idea de que cualquier tribunal es competente para juzgar crímenes contra la humanidad con independencia del lugar donde se cometieron y de la nacionalidad de las víctimas y de los criminales. No obstante, para que estos casos prosperen, conviene que exista algún punto de conexión entre el crimen y la jurisdicción de los tribunales españoles, como en el caso de las víctimas de los nazis.

Manuel Ollé Sisé, también abogado de la acusación contra Cavallo y presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España, también resalta la importancia de que este tipo de procesos prosperen en los tribunales, aunque reconoce que son complejos y que es imprescindible una cooperación judicial entre estados que no siempre es fácil de conseguir. "A partir de Garzón se ha abierto una nueva etapa en el Derecho internacional, con la idea de que hay crímenes que no se pueden olvidar ni perdonar y que deben perseguirse en cualquier tiempo y en cualquier lugar", coincide Slepoy.