El descenso del Sella, 15 kilómetros para disfrutar de deporte y naturaleza

Oviedo.-  El descenso del río Sella en Asturias se ha convertido en uno de los principales reclamos turísticos del Principado por la oportunidad de combinar a lo largo de quince kilómetros deporte y diversión en un entorno natural privilegiado.

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(EFE)

El descenso del río Sella en Asturias se ha convertido en uno de los principales reclamos turísticos del Principado por la oportunidad de combinar a lo largo de quince kilómetros deporte y diversión en un entorno natural privilegiado.

Esta actividad arrancó en 1929 cuando un vecino de Infiesto aprovechando sus vacaciones estivales decidió hacer una excursión, por el río Piloña, desde Coya hasta Infiesto, en una piragua con flotadores acompañado de unos amigos.

Al año siguiente se celebró lo que después se erigiría en la primera edición del Descenso del Sella, entre Infiesto y Ribadesella, según unas versiones, y entre Infiesto y Soto de Dueñas, según otras, y en 1932 se fijó el recorrido definitivo, entre los puentes de Arriondas y Ribadesella, según consta en la historia oficial de la competición.

En la actualidad, el descenso turístico en canoa comienza en la localidad asturiana de Arriondas y discurre a lo largo de quince kilómetros hasta llegar a la villa de Ribadesella, con paradas y salidas intermedias a los cinco, siete y diez kilómetros.

A lo largo de todo el verano, decenas de empresas de aventura ofertan a los aficionados una jornada de deporte y diversión a un precio que oscila entre los veinte y los treinta euros.

La actividad, pensada para adultos y niños a partir de los seis años, consiste en descender el río a bordo de una canoa con capacidad para una, dos o tres personas y tiene un gran atractivo para celebraciones como las despedidas de soltero.

Antes de lanzarse al agua, los monitores de la actividad suministran a los aficionados el material para garantizar un descenso cómodo, divertido y principalmente seguro.

Provistos de ropa apta para el baño, un chaleco salvavidas, un bidón de plástico hermético con algo de comida y un remo con dos palas cóncavas y asimétricas en los extremos, los participantes reman, sorteando los obstáculos del río, durante tres o cuatro horas.

A lo largo del trazado, los palistas tienen la opción de realizar hasta cinco paradas en áreas de la ribera del río donde los hosteleros de la zona han instalado improvisados chiringuitos en los que ofrecen la oportunidad de reponer fuerzas y calmar la sed a base de los populares "culines" de sidra de la tierra.

Además, el ecosistema del río sella sorprende a los bañistas con impresionantes escenas protagonizadas por especies acuáticas como los bancos de bogas y los patos de río que surcan la superficie del agua en busca de alimento para sus crías.

En la meta, al cansancio físico que supone descender a remo quince kilómetros en un río con escasa corriente, se une el orgullo del reto satisfecho.

Aprovechando el curso del río, cada año desde hace más de siete décadas, el concejo asturiano de Ribadesella se viste de fiesta para acoger una de las citas más importantes del piragüismo mundial, el "Descenso Internacional del río Sella".