"No puedo entender que los ciclistas se sigan dopando"

MADRID.-  El ciclismo español está siendo tristemente conocido por su afición a echar mano de sustancias prohibidas para alcanzar antes la meta. Los últimos casos son los de los ciclistas Manuel Beltrán y Moisés Dueñas: ambos deportistas han sido excluidos del Tour de Francia por haber dado positivo en distintos tests antidopaje.

NICOLAS BOUVY (EFE)

Los controles antidopaje del Tour están sacando los colores al ciclismo español

Aún a la espera de que se confirmen estos resultados positivos a través de una segunda prueba y tras el descubrimiento de sustancias ilegales en la habitación de Dueñas, desde el Consejo Superior de Deportes lamentan este "nuevo caso de presunto dopaje en un deportista español". No obstante, consideran una buena señal el que "los controles preventivos funcionen, y se vaya cerrando el cerco a los tramposos" . De la misma opinión es el secretario general de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE), Pedro Manonelles, que hoy ha querido recalcar que "el dopaje no es un problema que afecte especialmente a los atletas españoles".

Sin embargo, los dos corredores que están protagonizando el "lado oscuro" de la presente edición del Tour son españoles. Más de un año después del polémico carpetazo a la Operación Puerto, que dejó absueltos a todos los implicados en la mayor trama de dopaje en la historia del ciclismo español, estos dos nuevos positivos vuelven a abrir heridas. En aquella ocasión, no hubo responsabilidades penales porque el dopaje no era considerado delito cuando se abrió el caso. Ahora, Dueñas se enfrenta a una pena de cinco años de prisión.

"Lo que no puedo entender es que los ciclistas se sigan dopando aun sabiendo que les vamos a hacer controles", explica Pierre Bordry, presidente de la Agencia francesa de lucha contra el dopaje, encargada de realizar las pruebas a los corredores durante el Tour de Francia. Aunque Bordry reconoce que es sorprendente que los dos casos que han salido a la luz pública hayan sido de deportistas españoles niega tajantemente que su organismo esté teniendo un cuidado especial con los ciclistas de nuestro país: cada día, la Agencia escoge a diez corredores al azar para hacerles las pruebas, con independencia de su nacionalidad.

Sin embargo, la sombra de la duda sigue cerniéndose sobre el ciclismo español. Menos cauto que Bordry se mostró en su día el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), Pat McQuaid, que afirmó que en España "hay un verdadero problema de dopaje" y acusó al Gobierno y a la Federación Española de no hacer lo suficiente para detener la cultura de la trampa en nuestro país.

Los dos ciclistas que han desatado el escándalo en el Tour han dado positivo en los controles de EPO. Pero, ¿qué es y cómo funciona esta sustancia? La eritropoyetina, o EPO, es una hormona que acelera el proceso de maduración de los glóbulos rojos, aumentando su porcentaje en la sangre. Con ello se consigue que el aporte de oxígeno a las células musculares aumente, reduciendo la fatiga y aumentando el rendimiento físico en situaciones de grandes esfuerzos físicos, como es el caso de los deportistas. El cuerpo humano produce EPO de manera natural, principalmente a través del riñón. Su administración artificial puede provocar efectos secundarios que pueden tener graves consecuencias, como el aumento de la viscosidad de la sangre, un mayor riesgo de trombosis y/o embolia, y el riesgo de que se destruya permanentemente la EPO endógena.

Aún así, esta hormona sigue siendo una de las más utilizadas como sustancia dopante en la alta competición. ¿Las razones? Incomprensibles. A pesar de estar ya demostrado que, como recuerda Bordry, los controles antidopaje funcionan, ¿por qué se arriesgan los deportistas a tomar sustancias que puedan acarrearles, además de graves sanciones, el ser tachados por todo el mundo de "tramposos"?