"Estamos por la vida hasta que llega un sufrimiento que no tiene razón de ser"

MADRID.-  El doctor Montes ha vuelto a la actualidad de la mano de un manifiesto para defender la eutanasia. El documento no fue idea suya. El 11 de julio presentaron el 'Manifiesto de Santander por una muerte digna'. Fue el broche final al seminario que dirigía Montes en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo bajo el título 'Muerte digna, asistencia ante la muerte'. Tras una mesa redonda, explica, los seminaristas propusieron "elaborar un manifiesto en defensa de la eutanasia". Al día siguiente, se leyó en una pantalla y se aprobó ante los asistentes al curso, y en seguida lo firmaron unas 250 personas, entre profesores y alumnos, según explica Montes.

(EFE)

El ex coordinador de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés no ha recuperado su cargo, aunque sigue trabajando como anestesista en el centro médico.

"Después de acusarme de 400 homicidios, lo único que les queda a las fuerzas conservadoras de este país es contratar un sicario". No, el doctor Montes no tiene miedo. No teme que le vuelvan a insultar ni que regresen los ataques contra él: después de más de 3 años de campaña de desprestigio, ya no le afecta. Al que apodaron 'Doctor Muerte' le dieron la razón los tribunales, y ahora está listo para personificar la lucha por el derecho a una muerte digna.

"Estamos en un tiempo fatal, mediados de julio, pero no tenemos ninguna prisa". Comprende que en plenas vacaciones de verano no es el mejor momento para iniciar una campaña, pero espera que en septiembre su reivindicación cobre fuerza. Por ahora, ningún miembro de un partido político se ha puesto en contacto con ellos para apoyar el manifiesto, mientras que sí lo han hecho algunos intelectuales. Pero para él eso es lo de menos: "Los intelectuales y artistas son líderes de opinión, es cierto, pero lo que importa es la ciudadanía".

Por eso Montes quiere empezar a sacar el manifiesto a la calle, para lo cual han elaborado una versión resumida de tres puntos (el original tiene nueve apartados) y van a empezar a recoger firmas. La idea es recabar suficientes apoyos como para obligar a realizar un referéndum. La eutanasia se tiene que aprobar por referéndum, asegura, porque es la mejor forma de prevenir que una supuesta legalización de la eutanasia se derogara al primer cambio parlamentario. Aunque dude sobre el resultado positivo de dicha consulta popular. "Tengo todas las dudas del mundo, porque se va a empezar una campaña del miedo terrible", asegura convencido, "pero confío en que no es posible perderlo". La última encuesta de Metroscopia le da argumentos para su confianza: el 80% de la población está a favor del derecho a la eutanasia para enfermos incurables. Pero aún así, ¿y si se pierde el referéndum? "Habrá que seguir insistiendo". Montes es de los que piensa que los avances sociales se consiguen poco a poco.

La reivindicación por la legalización de la eutanasia es un fenómeno que se da en todo el mundo: "Es un movimiento a nivel de sociedades avanzadas, sobre todo a medida que crece su laicismo", comenta Montes, consciente de que no son sólo las convicciones católicas las que se oponen a la eutanasia, pero convencido de que la mayoría de las corrientes bioéticas defienden el derecho a una muerte digna.

El primer paso, opina, es poner una fecha para la consulta. "Si se deja en lo abstracto, no iniciaremos el debate nunca". Para él, ése es precisamente el principal valor que aportó el último congreso del PSOE al respecto: por lo menos abrió el debate. Quizá podrían haber avanzado más sobre el tema, quizá podrían haber avanzado menos, pero al fin y al cabo dejó el asunto de nuevo sobre la mesa. "Lo que no se puede decir es que es un tema que no interesa a nadie", como también le parece injusto que se pretenda acallar el tema tachándolo de "cortina de humo": "Eso sí que es una cortina de humo para no definirse sobre la eutanasia".

Pedagogía de la muerte

La muerte de Ramón Sampedro (escenificada en 'Mar adentro') fue decisiva para retomar el debate.

"Estamos acostumbrados a una sociedad biotecnificada que nos lleva a la supervivencia total y no se está asumiendo la muerte como algo natural", reclama Montes. Desde su punto de vista, es necesario descargar el contenido negativo de la muerte y empezar a asimilarlo como parte del proceso natural de la vida. Es el segundo punto del 'Manifiesto de Santander': "Es absolutamente necesario desmitificar la realidad de la muerte, tanto en la sociedad en general como en el ámbito sanitario y hacer pedagogía positiva de la misma". Es tan importante, considera Montes, que se debería incluir en educación para la ciudadanía. En cierto modo, suena a la necesidad de aprender a morir y a sobrellevar la muerte.

Pero sin confusiones. Educar en la muerte no tiene nada que ver con no defender la vida. A Montes se le nota cansado del argumento al que se aferran los sectores más conservadores. "Nosotros estamos por la vida. ¿Quién no está por la vida?". La verdad es que echarle en cara a un médico que no defiende la vida rechina. "Estamos por la vida hasta que llega un sufrimiento que no tiene razón de ser".

Parece lógico pensar que los cuidados paliativos serían suficientes para que ese sufrimiento sea lo bastante llevadero como para no querer matarse. No es así. Al menos no desde el punto de vista del ex jefe de Urgencias del Hospital Severo Ochoa. "Es un mito que los cuidados paliativos sean el antídoto de la eutanasia". Reconoce la importancia fundamental de estos tratamientos pero no se puede negar la realidad de estas medicinas: "Se llama paliativo a todos los tratamientos que no curan". Es fundamental universalizar los cuidados paliativos y conseguir que todo el mundo pueda 'disfrutarlos', "pero las medidas convencionales no corrigen el sufrimiento intenso en el momento de la muerte", asegura este experto.

Y, para Montes, aliviar ese sufrimiento es un imperativo para todos los médicos. No hay lugar para la objeción de conciencia. "El tratamiento de los síntomas que presenta el paciente en agonía es una obligación ética y moral. El abandono que se realiza del paciente por la objeción es un delito de lesiones por omisión".