El Rock in Río une el ocio a la música en su primera edición en España

Madrid.-  Los 300.000 asistentes al Rock in Río han tenido, a lo largo de cinco intensivos días, la oportunidad de ver a sus artistas preferidos, pero también, y de acuerdo con la intención del festival, de vivir experiencias propias de un parque temático como lanzarse en tirolina, montar en noria o 'customizar' su propia camiseta.

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(EFE)

El grupo mejicano Café Tacuba durante su actuación en la jornada de clausura del festival Rock in Río que se celebra en la 'Ciudad del Rock' de la localidad madrileña de Arganda del Rey.

Hasta un máximo de cinco horas han esperado algunos fanáticos de la acción para enfundarse un arnés y tirarse, suspendidos en el aire, a lo ancho de la "Ciudad del rock", ha explicado una de las organizadoras de la actividad a Efe, a riesgo de perderse toda una tarde de conciertos y no aprovechar una entrada que ha superado casi todos los días los 60 euros.

No es la única actividad para la que había una larga lista de espera. Una noria patrocinada por una conocida compañía de telefonía móvil ha utilizado el evento para que el público del festival subiera en la instalación a cambio de un mensaje a la teleoperadora.

Esperando en la fila, Jorge Sáez, un mexicano de 30 años explicaba que había acudido a esta última jornada del festival junto con su grupo de amigos exclusivamente desde su país para ver a Café Tacuba y DJ Tiesto, el encargado de clausura el Rock in Río en el Escenario Mundo.

"Me alegro de que patrocinen la cerveza mexicana, pero me parece excesivo que sea la única opción", explicó Sáez refiriéndose al único tipo de bebida alcohólica que se ha librado de la particular 'ley seca' del festival, que ha recibido en su recinto a personas de todas las nacionalidades.

Seguramente, esta restrictiva norma ha contribuido a que el Rock in Río se haya convertido, según las expectativas de la organización, en un evento para todos los públicos en el que las familias han asistido con sus hijos, algunos de ellos incluso bebés en carrito.

Para María, madre de dos niños de cuatro y cinco años -éste último fan absoluto de Franz Ferdinand, según su padre-, el macrofestival se ha convertido en una oportunidad para disfrutar en familia de un ambiente "relajado donde no hay mucho bullicio".

En familia ha quedado todo también en las bodas 'made in Las Vegas' que preparaba una firma de preservativos para aquellos que se animasen a afianzar su amor disfrazados de Elvis o de chica 'pin up'.

"Aquí se han casado amigos, tríos e incluso hemos tenido bodas colectivas", ha explicado Félix Torija, responsable de marketing de la marca organizadora, para quien la música es "una de las expresiones más apasionadas que existen".

Menos horas de espera tenían que hacer los asistentes en las escasas actividades que, siguiendo el proyecto social de Rock in Río "Por un mundo mejor", animaban a reciclar, como por ejemplo el stand donde cinco minutos bastaban para 'customizar' una camiseta patrocinada por el festival.

"Queremos que la gente recicle y utilice su imaginación para concienciarse sobre un tema que nos afecta a todos", ha comentado uno de los organizadores, que ha reconocido que el mensaje medioambiental no ha calado en el público de la "Ciudad del rock": "vienen aquí sin saber muy bien cuál es la idea base", ha añadido.