Un Orgullo descolocado y desacelerado

El barrio-icono vuelve a vestirse de gala con la llegada del calor y no hay balcón ni tienda en la que no ondee estos días la bandera multicolor. De los coches aparcados en sus calles y de algunos establecimientos sale la histriónica y manida 'I Will Survive' (¿qué tal si cambiamos el repertorio?). ¡Chueca está de fiestas! La semana del Orgullo llega a su día grande -que coincide en esta ocasión casi con el chupinazo-, aunque es poco probable que se superen las cifras de visitantes del año pasado, cuando Madrid se convirtió en la capital mundial de la homosexualidad. Esta edición viene, además, lastrada por el polémico cambio de fecha y tocada por la crisis.

Kiko Huesca (EFE)

Dos asistentes en las fiestas de Chueca.

La decisión tomada el año pasado por las distintas federaciones regionales de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB) de pasar al 5 de julio las fiestas del Orgullo de Madrid para así "potenciar la visibilidad de las manifestaciones de todas las demás ciudades" no ha sentado bien en Chueca. Con esos resquemores se celebran unas fiestas que mueven casi tanto turismo como la Semana Santa o las Fallas.

Los organizadores de los actos en la capital -que el año pasado lograron reunir a dos millones de personas- defienden el cambio por "solidaridad" con esas otras ciudades que merecen "más protagonismo y visibilidad", precisamente el lema de este año, aunque referido a las lesbianas. El Orgullo de Madrid está gestionado por la Federación Estatal (FELGTB), la delegación madrileña (COGAM) y la asociación de empresarios gays (AEGAL). "Nosotros nos encargamos exclusivamente de la parte reivindicativa, de la manifestación en sí, que cada año congrega a más personas", comenta el portavoz de COGAM. "Y cada año, los partidos políticos y sindicatos que se suman a nuestra marcha nos preguntan por el secreto de nuestra capacidad de convocatoria. La respuesta es sencilla: no vamos portando un ataúd, sino de fiesta, y eso, suma".

Ahora la 'mani' atrae a gente de todo el mundo, se viste de color, plumas, baile, fiesta, grandes pancartas reivindicativas y rostros populares. En las antípodas se encontraban aquellas primeras fiestas de principios de los noventa, "en las que nos reuníamos unas cuantas 'mamarrachas' alrededor de una furgoneta decorada con globos y pedíamos en una cartulina una ley de parejas, mientras los transeúntes nos fusilaban con la mirada", recuerda Antonio, uno de los 'veteranos del movimiento', como se define, entre risas, sentado en una terraza en esa misma plaza de antaño.

"Ahora todo Dios vende la bandera multicolor"

Precisamente en dos de los locales veteranos del barrio, en la concurrida arteria de Hortaleza, es donde se escuchan más críticas al polémico cambio de fecha. "Yo me tengo que creer la razón que han dado para justificar el cambio, aunque no la entiendo", comenta Efren Brasero, uno de los dependientes de la librería Berkana, el primer local diurno de temática gay abierto en Chueca allá por 1993. "Siempre se ha celebrado alrededor del 28 de junio para conmemorar el acto de rebelión de un grupo de gays contra una redada policial en Nueva York en 1969. Y así tendría que seguir". "Eso es para hacer caja", tercia un cliente. "El barrio se está convirtiendo en un gran centro comercial", resume Brasero.

"A nosotros el cambio de fecha nos ha perjudicado muchísimo", afirma Vicente, el encargado de 'Chueca Center', "el primer local que vendía objetos, revistas y pornografía para gays". "La gente no tiene ahora tanto dinero para gastarse en la fiesta en su ciudad y a la semana siguiente venir a Madrid", apunta, "y eso se está notando en lo poco llenas que están las calles, cuando otros años no te podías ni mover". Además, "han fastidiado a mucha gente de fuera de España, que el año pasado cogió ya hotel y avión para el 28 de junio y le han cambiado la fecha", apunta otro dependiente, que tiene dos amigos de Egipto y Dubai visitando España durante esta semana al no haber podido cambiar sus reservas. "Si a todo esto, le sumas que en estas fechas todo Dios vende la bandera y las camisas arcoiris, pues apaga y vámonos", se lamenta Vicente.

Esta es otra de las características del barrio estos días. No hay tienda -de cualquier tipo-, ni chino (en tienda o puesto ambulante) que se precie, que no venda la bandera (pequeña, mediana o megagigante) multicolor. Un síntoma del grado de implicación de todos los comercios en las fiestas o "una competencia desleal de tres pares de narices", en opinión de Vicente, que recuerda la soledad de los inicios. La historia de Chueca ya es conocida: en los ochenta era un barrio deprimido, con graves problemas de drogadictos y delincuencia - "aquí no te traían ni los taxis", señala un viejo comerciante-, que fue rehabilitado por gente joven del ambiente homosexual. Los noventa fueron más difíciles, "había que darse a conocer y tirar del carro sin la popularidad actual". Ahora, las grandes marcas de ropa y cosmética se pegan por un local, en las cafeterías puedes elegir entre cincuenta tipos de agua y crecen como setas los restaurantes donde a los tallarines chinos se les llama 'Beijing noodles' y a las ensaladas 'mezclum de vegetales'.

Esta nueva fisonomía del vecindario ha provocado una enorme revalorización. En la última década, por ejemplo, los pisos han aumentado su precio en torno al 277%, según apuntan desde Foro Consultores. "Hace quince años te comprabas un piso de 100m² por 14 millones de pesetas, y a mí ahora me ha costado 31 millones uno de 33m²", comenta Efren Brasero. Los establecimientos también han visto como se disparaba el metro cuadrado y los comercios 'de toda la vida' eran sustituidas por Custo, Adidas, Thomas Burberry o Camper. Pero aún hay una pequeña resistencia de tiendas con escaparates ochenteros y rotulación sin florituras: 'Reparaciones de bolso'. El pequeño local está regentado desde hace medio siglo por Casto Martín, que ha visto pasar todo tipo de clientes. "Ahora hay menos seriedad que antes", mientras señala una estantería llena de bolsos reparados desde hace meses y que no han sido recogidos.

Los gratuitos gays aumentan su tirada y publicidad

Cuevas (EFE)

El actor Hugo Silva y la humorista Eva Hache durante el pregón

Nuevos e históricos no se libran de los azotes de la crisis, ni en estos días. En 'Chueca Center' están perdiendo "dos de cada tres ventas de hace un año"; en muchas cafeterías señalan las mesas vacías que todavía quedan a las seis de la tarde de un jueves de Orgullo; en la condonería 'Sr. Goma' suman estos días al descenso de ventas que padecen desde octubre de 2007, una competencia a la que no puede hacer frente: "las asociaciones reparten gratis preservativos a todas horas y, además, estas son fiestas para la noche, no para el día, que es cuando estamos abiertos"; y en la histórica discoteca 'Black & White', abierta desde hace 26 años, han decidido suspender las actuaciones los domingos y lunes.

Pero para muchos otros, el Orgullo es una época de beneficios. A muchos bares y discotecas les compensa los 350 euros de media que les cobra AEGAL por sacar durante cinco días la barra a la calle. "Yo es el primer año que lo hago, y aunque el miércoles y el jueves fueron flojos, espero llevarme un pellizco", apunta el dueño de un garito de la plaza Vázquez de Mella, mientras monta a pleno sol su chiringuito. A otros a los que les viene bien para sus cuentas estas fiestas son las publicaciones gratuitas gays. 'Shangay', que lleva en las calles quince años, ve cómo este mes su publicidad aumenta un 20%, así como la tirada (de 75.000 ejemplares al mes a los 100.000 de su último número). Además, "hay anunciantes que sólo se promocionan en este ejemplar y hacen una importante inversión", comentan desde la revista. "Lo hacen -apuntan desde 'Chueca Center'- porque tienen la idea de que somos un público muy consumista. Pero no se dan cuenta de que a nosotros la crisis también nos ha dejado los bolsillos tiritando. Hasta para las fiestas".