Barcelona.- Unas 500 personas se han sometido en España a una operación quirúrgica para solucionar su problema de rubor facial, una tendencia patológica a ruborizarse en público sin motivo aparente ni consciente que puede provocar a quienes la padecen graves problemas psicológicos y hasta fobia social.
Vista del Hospital de Bellvitge, uno de los centros que realiza la operación.
Hace unos trece años que se realiza en España este tipo de intervención, consistente en eliminar, mediante cirugía endoscópica, los ganglios del sistema nervioso simpático, situados en las axilas y encargados de controlar la sudoración y el enrojecimiento de la cara y el cuello.
Los hospitales barceloneses Clínico y de Bellvitge fueron los primeros, allá en el año 1995, en realizar una operación similar, y desde entonces han llevado a cabo unas 400, la gran mayoría del cerca de medio millar que se han efectuado en el conjunto de España a lo largo de estos años, según ha explicado a Efe el doctor Joan Moya, jefe del servicio de Cirugía Torácica del hospital de Bellvitge.
El enrojecimiento facial, también conocido como "blushing", es un síntoma que puede llegar a generar serios trastornos a quienes lo sufren, dado que es un fenómeno que se repite muchas veces cada día de forma inconsciente, lo que produce un temor obsesivo y agobiante a volverse a enrojecer, así como un constante estado de intranquilidad y falta de autoestima.
El doctor Marco Antonio Callejas, del Servicio de Cirugía Torácica del hospital Clínico y uno de los pioneros en España en este tipo de intervenciones, ha indicado a Efe que la comunidad médica dispone de pocos datos acerca de la prevalencia de esta patología en la sociedad, aunque se estima que aproximadamente un 1,5 por ciento de la población podría padecer este problema.
No obstante, no todas las personas que se sonrojan de manera incontrolada son susceptibles de ser operadas, sino sólo aquellas que tienen una "gran afectación psicológica" por este síndrome, que puede llegar a afectar incluso a las relaciones sociales.
"El rubor surge bruscamente, de manera inconsciente, ya que estas personas, sólo de pensar lo que les puede pasar, se ponen rojas. Eso crea un estado de incomodidad y una conducta de aislamiento que puede derivar en estados de ansiedad y hasta en fobia social", señala el doctor Callejas.
"Una vez atendí a un paciente que me dijo que si no le operaba podía acabar suicidándose, porque estaba desesperado", añade el doctor Moya para ilustrar el elevado grado de afectación que llega a ocasionar el "blushing", sobre todo en aquellas que trabajan de cara al público.
En estos casos, la solución más efectiva es la cirugía, una operación, precisa Moya, que está incluida en la Seguridad Social, ya que "no se trata de una cuestión de estética, sino de un problema que afecta a la salud del paciente".
En esta intervención, la misma que se lleva a cabo para solucionar el problema de hiperdrosis o de sudoración excesiva, los cirujanos torácicos realizan una pequeña incisión en cada axila del paciente para introducir un endoscopio y seccionar el ganglio simpático torácico, que es el que genera los rubores.
La operación, al ser mínimamente invasiva, casi no deja marca y precisa de un período de hospitalización no superior a las veinticuatro horas. Así y todo, "no es una intervención sencilla" y requiere, por tanto, que la lleven a cabo cirujanos torácicos expertos.
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