La economía argentina pisa el freno impactada por del crisis del campo y la inflación

Buenos Aires.-  La economía argentina parece haber pisado el freno impactada por los vaivenes del prolongado conflicto entre el Gobierno y el campo, y el ritmo de la inflación que hace mella en los bolsillos de los consumidores.

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(EFE)

Vecinos del barrio de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires (Argentina), protestan, el pasado 14 de junio, en reclamo por los nuevos impuestos a las exportaciones de granos.

Los últimos datos macro indican que el Producto Interior Bruto (PIB) registró un crecimiento interanual del 8,4 por ciento en el primer trimestre, pero mostró una fuerte desaceleración respecto al último trimestre de 2007, con una subida del 0,6 por ciento.

Nadie duda de que Argentina completará en 2008 seis años consecutivos de expansión, sin precedentes en el país, pero los expertos coinciden en que el crecimiento "a tasas chinas" es cosa del pasado y no se repetirá el promedio del 8,84 por ciento anual del período 2003-2007.

"En el peor escenario, si el conflicto durara todo el año, Argentina crecería entre el cinco y el seis por ciento, y si terminara hoy, un siete por ciento", dijo a Efe Pablo Tigani, de la consultora Hacer.

"Hay una desaceleración producto de la absorción de pesos en el mercado por la compra de dólares del Banco Central, lo que hizo subir las tasas de interés e impactó negativamente en los créditos al consumo. Además, las expectativas fueron influidas fuertemente por noticias que generan inquietud y llevan a la gente al retiro de depósitos de los bancos", añadió.

Según este economista, desde el inicio del conflicto con el campo, hace tres meses, se retiraron depósitos de los bancos por 2.500 millones de pesos (814 millones de dólares).

Medios locales elevan la cifra a entre 4.000 y 8.000 millones de dólares y señalan que la inversión privada está paralizada.

Expertos de la consultora privada IES consultados por Efe coincidieron en diagnosticar una "tendencia a la desaceleración", también percibida por bancos internacionales de inversión como Barclays, que redujo su pronóstico de crecimiento para Argentina de 7,4 al 5,5 por ciento.

Para el economista Miguel Bein, el conflicto agrario le ha hecho perder al país un punto del PIB, unos 3.400 millones de dólares.

La Unión Industrial Argentina, la mayor entidad empresaria, ha advertido del impacto de las protestas rurales sobre la actividad productiva, el abastecimiento y el empleo.

En voz baja, algunos analistas se preguntan si la dilación del conflicto no es un modo "poco ortodoxo" de enfriar una economía que crecía a todo vapor y amenazaba con desbocarse hacia una hiper-inflación.

En abril, el entonces ministro de Economía Martín Lousteau recomendó poner paños fríos al consumo para contener el alza de precios, pero la idea de limitar el crecimiento horrorizó al Gobierno y el joven economista salió eyectado del ministerio.

"El país está sólido y muy bien administrado", dijo el martes el ex presidente Néstor Kirchner, en quien muchos ven al verdadero "ministro de Economía en la sombra".

Lejos de admitir un enfriamiento, Kirchner destacó el nivel de reservas monetarias (47.753 millones de dólares) y el superávit fiscal primario (3.790 millones de dólares acumulados en el primer cuatrimestre) y comercial (3.811 millones de dólares en el mismo periodo).

Entre el argentino promedio la sensación es otra, como revela un reciente informe de la Universidad Católica Argentina que concluyó que un 52 por ciento de la población considera la situación "mala" y sólo un 15 por ciento "buena".

Según otro estudio de la Universidad Torcuato Di Tella sobre expectativas de inflación, la población espera este año un alza de precios del 34,7 por ciento, pese a las cuestionadas estadísticas oficiales.

La "sensación" de enfriamiento y la inflación han hecho mella en el consumo, uno de los ejes del crecimiento.