La muerte de una militar recuerda el papel de las mujeres en primera línea

Londres.-  La muerte de la primera británica en Afganistán ha llamado la atención de los ciudadanos de este país sobre el papel de las mujeres en primera línea del frente.

Sarah Bryant, de 26 años y casada hace dos, murió el martes junto a tres reservistas varones por el estallido de una bomba cuando participaba en una misión secreta antiterrorista en la provincia de Helmand.

Bryant hablaba el idioma pastún local y había sido promovida recientemente al rango de sargento en el Cuerpo de Inteligencia del Ejército.

Su labor en Afganistán consistía en el seguimiento de las conversaciones telefónicas y por walkie-talkie de los talibanes.

Una quinta parte de los 8.000 británicos que sirven en Afganistán son mujeres, aunque éstas representan sólo una décima parte del total en las Fuerzas Armadas británicas.

Las reglas del Ejército prohíben enviar a mujeres a operaciones en las que puedan haber un enfrentamiento directo con el enemigo.

El comandante Bruce Spencer, portavoz militar británico en el campamento de Lashkar Gah (Afganistán), declaró al diario "The Times" que Bryant había sido escogida para esa misión secreta porque reunía los requisitos.

"Tenemos ahora un campo de batalla asimétrico. La línea del frente podría estar justo a las puertas del campamento o a 70 kilómetros. Seleccionamos a la gente por lo que saben hacer, no por su sexo", explicó Spencer, según el cual "las mujeres corren los mismos riegos que el resto y son conscientes de ello".

Según el ministerio de Defensa, sólo un 1 por ciento de las mujeres en el Ejército desempeñan un papel de combate activo mientras que el resto sólo se dedican a operaciones de apoyo.

Las mujeres soldados cachean, por ejemplo, a las afganas o en el caso de policías militares vigilan los registros domiciliarios para asegurarse que se respetan los derechos de las mujeres de ese país.