Los donantes se vuelcan con Afganistán, pero le piden combatir el tráfico de drogas y la corrupción

París.-  La comunidad internacional prometió hoy más de 21.400 millones de dólares a Afganistán para apoyar su estrategia de desarrollo, pero le exigió más esfuerzos contra la corrupción y las drogas y a favor de la democracia, y una mayor implicación de los propios afganos en la seguridad y la reconstrucción del país.

La ayuda, de la cual casi la mitad (10.200 millones para los dos próximos años) fue prometida por Estados Unidos, es "un éxito de generosidad", dijo el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, al final de la conferencia que reunió hoy en París a delegaciones de 67 países y 17 organizaciones internacionales.

Su colega afgano, Rangeen Spanta, celebró que la comunidad internacional haya "reafirmado un apoyo político y moral sin reservas al pueblo de Afganistán".

El ministro afgano de Finanzas, Anuar Ul Huq Ahadi, precisó que, del total de las promesas desgranadas a lo largo de la jornada, unos 19.000 millones de dólares son aportaciones nuevas, y se comprometió a mejorar la administración pública para que en el futuro el Gobierno pueda gestionar una mayor parte de la ayuda.

Kouchner advirtió de que hay que "diferenciar las promesas de ayuda de la realidad", quizás porque de los 25.000 millones prometidos a Afganistán desde 2001, sólo 15.000 se han entregado y buena parte ha ido a empresas de seguridad occidentales.

Al comienzo de la sesión, el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, había pedido a la comunidad internacional un apoyo masivo y "a largo plazo" para la reconstrucción y desarrollo de su país, cuyo "desafío más importante" sigue siendo la seguridad.

Siete años después de la caída del régimen integrista islámico de los talibanes y a pesar de la presencia de más de 60.000 soldados de 40 países, encabezados por EEUU, Afganistán sigue enfrentado a la insurrección y el terrorismo.

El tráfico de drogas en Afganistán, primer productor mundial de opio, alimenta la corrupción y también el conflicto.

Flanqueado por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, Karzai presentó las prioridades de la Estrategia Nacional de Desarrollo de Afganistán (ANDS) para cinco años, cuyo coste es de 50.000 millones de dólares.

Las infraestructuras, la seguridad, la agricultura y la educación figuran entre las prioridades del plan.

En víspera de la llegada a París del presidente de EEUU, George W. Bush, fue la Primera Dama de este país, Laura Bush, quien acaba de visitar Afganistán, la que anunció la contribución de Washington.

A las promesas de EEUU se suman, entre otros, 1.100 millones de dólares del Banco Mundial; 760 millones de euros del Reino Unido en cinco años, 550 millones de dólares de Japón, y 600 de Canadá.

También "al menos" 500 millones de euros de la Comisión Europea y otros tantos de Noruega; 420 millones de Alemania, o los 250 millones de dólares de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

España, por medio de su ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, explicó el proyecto a favor de la agricultura que ha lanzado junto a los EAU y Polonia, y pidió apoyo para el "plan Marshall agrícola" que "queremos hacer" en Afganistán.

La declaración final emitida por los copresidentes de la conferencia -los líderes de Afganistán, Francia y la ONU-, recoge la promesa del Gobierno afgano de proseguir las reformas "políticas y económicas", mientras que la comunidad internacional utilizará los recursos comprometidos de forma más "eficaz" y "coordinada".

Tras recordar los compromisos para la "seguridad y estabilidad" de Afganistán en la reciente cumbre de la OTAN, el texto destaca hoy otros elementos clave para "la seguridad y prosperidad del pueblo afgano", al que deben llegar los beneficios del desarrollo.

Entre ellos, el reforzamiento de la democracia -con elecciones en 2009 y 2010-, inversiones en las infraestructuras, en particular la agricultura y la energía, y crecimiento del sector privado.

También fortalecer las instituciones, fomentar el respeto de los derechos humanos, suministrar servicios a "todos" los afganos, e intensificar la lucha contra la corrupción y las drogas.

Estos dos últimos puntos fueron un asunto central de las diferentes intervenciones.

Así, Ban Ki-moon pidió al Gobierno afgano a tomar "medidas activas" contra la corrupción, mientras Sarkozy recalcó que la droga "alimenta la guerra" y "es una amenaza para la paz".

En la declaración final se insiste igualmente en la necesidad de que los vecinos de Afganistán le ayuden a construir un país "estable dentro de fronteras seguras".