Jubilando a Adriá

Después de dormir con Heidi, sin rastro de Pedro (qué pena), me lanzo a la calle desde el hotel FOX de Copenhague a conocer lo más nuevo (y sorprendente) de la ciudad, su gastronomía. Y como el hambre va apretando, Pedro no aparece y mis pies hace horas que me piden una tregua, la idea de parar para comer se me antoja más que tentadora.

Durante los últimos 5 años ha habido un cambio en las cocinas danesas. Los jóvenes chefs -muchos de los cuales han sido aprendices en las mejores cocinas del extranjero- han vuelto a Dinamarca con ideas novedosas y esperanzas de elevar la cocina de su país. Sus esfuerzos han sido recompensados. En 2008, la Guía Michelin les ha concedido 12 estrellas (más que a Noruega y Finlandia juntas). Ésto es sólo el principio. La lista de fogones triunfadores, no para de crecer. La clave del éxito: la suma de una excelente cocina con una maestría suprema en el diseño (como no podía ser menos en esta ciudad).

De entre todos, merece la pena una mención especial para dos de ellos de estilos (y precios) totalmente diferentes.

El restaurante Noma, que cuenta con dos estrellas Michelin, en Copenhague.

Noma

Ocupa un antiguo almacén de ladrillo del s.XVIII, con vigas vistas, paredes que no disimulan el paso de los años (hay tanta belleza en sus desconchones...) y suelos de madera sin tratar. Los platos son parte de esta decoración, con detalles estéticos controlados al milímetro.

Sus platos, elaborados por Rene Redzepi (embajador de la nueva cocina nórdica y firme candidato a sustituir a Adriá como maestro indiscutible de la innovación culinaria) con técnicas evolucionadas de El Bulli y de French Laundry (California) y sus ingredientes, entre los que destacan los productos traídos de lugares como Groenlandia e Islandia, han conseguido 2 estrellas Michelin para este restaurante. Un consejo: ten cuidado con el menú de vinos si no tienes planeado volver al hotel a cuatro patas. Cada plato se acompaña de un vino diferente y advierto que el menú degustación se compone de muchos platos. El que avisa...

Después de comer, cómo no, el café ¿Dónde? Pues tienen destinada una zona para tal acontecimiento con sofás y mesas bajas (también de diseño danés, of course), es el lugar en el que te vas preparando psicológicamente para pagar. Si ya cuentas con los servicios de un especialista de la mente que te ayude en tu vida diaria, la hora del café es estupenda para sacar el teléfono y hacerle una llamadita (ya se sabe que los golpes duros, con apoyo profesional se llevan mejor). Si no cuentas con ese complemento, entra en el baño, mientras te desahogas, puedes regodearte en los detalles. Y no sé si será la luz tenue de una vela, el tacto de las toallas de algodón, su lavabo o la factura que te está esperando fuera para ser pagada, pero el caso es que no tienes ganas de salir de ahí (es posible también, que después de los vinitos, no encuentres el pomo de la puerta).

A tener en cuenta: Si tienes ocasión de visitar Copenhague, no dejes de pasar por aquí. Eso sí, reserva con más de un mes de antelación y empieza a ahorrar.

El Karriere, decorado con obras de artistas internacionales.

Karriere

Nueva York ya no es el único lugar donde el distrito de la carne se vuelve más 'cool' a cada minuto que pasa (New York Times dixit).

Karriere es un café, restaurante y bar situado en Flaesketorvet, en Copenhague. Una antigua nave industrial, da lugar a uno de los lugares más interesantes de la ciudad.

Pasan del diseño escandinavo, aquí los protagonistas, además de su cocina, son los objetos creados por artistas de prestigio internacional, que van desde las mesas de café (de FOS) hasta un chill-out (de nombre Aaaaaah! y diseñado por el brasileño Ernesto Neto), pasando por las lámparas (de Olafur Eliasson) y los baños (diseñados por Gardar Eide Einarsson y Robert Stadler). En este lugar -como si de una sala del MOMA de Nueva York se tratase- el arte es una parte natural del entorno, se funde con la comida, la bebida, y la gente, en forma de música, luces o instalaciones.

Si optas por ir a cenar, ten en cuenta que allí se vive más temprano ¿crees que esto no tiene importancia? Pues prueba a ir un poco tarde y ya verás... Mientras tú estás saboreando la penúltima cucharada de tu postre, puedes ser testigo directo de cómo el restaurante donde has estado cenando, se ha convertido delante de tus ojos y en cuestión de minutos, en un bar de copas. La música sube de tono, las luces bajan y el local se llena hasta los topes.

Imprescindible: No te puedes ir sin tomar alguno de los cócteles que preparan los mejores barmans de la ciudad.

Pie de blog: Otras visitas merecedoras de ampollas en los pies en busca del genuino diseño danés son las tiendas Hay y Normann, donde, a pesar de la globalización que domina todos los rincones del planeta, podrás seguir encontrando el auténtico 'Made in Denmark'.