El bostezo, un fenómeno frecuente y rutinario del que, paradójicamente, se conoce muy poco. ¿Es un reflejo ante niveles bajos de oxígeno, una transición entre el sueño y la alerta o un simple gesto intimidante? Conoce las teorías al respecto.
Bostezamos o vemos bostezar a alguien todos los días, en el metro a primera hora de la mañana, en la soporífera clase de última hora, en la reunión interminable de la tarde, nada más levantarnos... O incluso nos sorprendemos a nosotros mismos bostezando tras ver a alguien que lo estaba haciendo. Y aún con lo rutinario del fenómeno no sabemos casi nada sobre él. Se han realizado algunas investigaciones pero lo único que se ha podido sacar a la luz han sido varias teorías que no acaban de dar una explicación coherente de este singular comportamiento. Y es que, mientras que el bostezo no se convierta en un problema, seguirá siendo investigado como una mera curiosidad. Y las curiosidades, en ciencia y más aún en medicina, suponen más gastos que beneficios económicos. Sencillamente no se ha investigado más de lo que se ha hecho hasta ahora porque no hay interés económico en ello.
¿Qué significado y qué utilidad puede tener este fenómeno tan normal y a la vez tan desconocido para nosotros? ¿Por qué es contagioso? No es sólo en la especie humana en la que observamos esta conducta tan peculiar, en muchos animales también lo vemos (ya sean reptiles, aves o mamíferos). Pero vayamos por partes. Antes de preguntarnos por qué bostezamos deberíamos respondernos antes a otra pregunta que nos pasa desapercibida y es en qué consiste el bostezo.
Todo comienza con un pequeño estímulo; ya sea por el aburrimiento, el cansancio, durante el despertar o al ver a alguien bostezar. La mayoría de bostezos ocurren al despertar o al acostarse. Pero lo que no todo el mundo sabe es que la hipoxia (la falta de oxígeno en los tejidos del cuerpo) puede desencadenar también un bostezo. Además, se sabe que los fetos de alrededor de 20 semanas de gestación ya bostezan.
Ahora mismo, gran parte de la gente que se encuentre leyendo este artículo bostezará o ya habrá bostezado y, quitando el hecho de que a alguien le pueda parecer aburrido, se deberá al simple hecho de mencionarlo. Yo misma he bostezado más de 5 veces al escribir el artículo (sin contar los que he hecho a propósito para analizar anatómicamente el fenómeno)...
Tras este estímulo comienza un proceso que tiene componentes voluntarios e involuntarios. Este estímulo produce una respuesta en la formación reticular, en una región inferior del cerebro, que lleva a cabo actividades inconscientes pero que a su vez se halla conectado con otras regiones del cerebro "consciente". Actúa como un regulador de la sensibilidad y de la contracción muscular voluntaria e involuntaria, de los ciclos de vigilia y sueño, del sistema endocrino... A grandes rasgos, la formación reticular sería nuestro cerebrito inconsciente que regula gran cantidad de procesos sin darnos cuenta pero que a su vez va de la mano del cerebro consciente interrelacionándose entre ellos. Y una de las tareas de las que se encarga la formación reticular es el bostezo.
La formación reticular, junto con otras estructuras neurológicas, responden ante los estímulos anteriormente comentados con un reflejo semi-involuntario. Produce una inspiración profunda en la cual la boca se abre ampliamente, tanto, que la mandíbula baja mucho más de lo normal (¿a quién no le ha crujido alguna vez la mandíbula al bostezar?),la lengua se extiende hacia abajo y la faringe se dilata. Al mismo tiempo, los ojos se cierran. Gracias a esa inspiración profunda se produce el paso de un gran volumen de aire hacia los pulmones, hasta llenarlos prácticamente al completo de aire. A los pocos segundos, se produce una espiración rápida para expulsar el aire. Todo este proceso suele durar una media de seis segundos.
En el bostezo intervienen además otras áreas como la corteza cerebral y áreas del cerebelo. Los pulmones deben estar preparados para recibir tal cantidad de aire. Por eso, el diafragma y los músculos abdominales (implicados en la respiración) están relajados mientras ello ocurre. Permiten que los pulmones puedan expandirse tranquilamente. También se sabe que la dopamina y la acetilcolina, entre otros, intervienen en el bostezo al actuar sobre el hipotálamo.
Se manejan una amplia variedad de hipótesis para contestar a esta pregunta. Sin embargo, ninguna por sí misma aporta una respuesta completa y rotunda. Pasarán años hasta que sepamos con seguridad a qué se debe exactamente. Estas teorías son las más defendidas actualmente:
Esta explicación es la más extendida y es la única que se explica a los estudiantes de medicina para resumir y simplificar el fenómeno (lo que estoy haciendo ahora se le podría llamar una ampliación extracurricular).
Cuando nos encontramos aletargados, aburridos o cansados, respiramos menos profundamente que de forma normal. Usamos un porcentaje pequeño de la capacidad de nuestros pulmones y, por tanto, de los alveolos (similares a sacos de aire). Estos alveolos se colapsan o retraen parcialmente cuando dejan de recibir aire (imaginemos como si fueran globos), lo que conlleva que haya un intercambio menor de oxígeno y dióxido de carbono entre la sangre y los alveolos. A la larga el cuerpo detecta estas pequeñas bajadas de oxígeno y aumentos de dióxido de carbono en sangre y responde con un bostezo. Así se expanden los alveolos, en cuestión de segundos, con una gran bocanada de aire y los niveles de estas moléculas en sangre se vuelven a estabilizar.
Sin embargo, esta teoría tiene una pega. Se detectaron fetos de doce semanas que bostezaban (movimiento de bostezo fetal) y ellos no utilizan los pulmones hasta que nacen. La forma en la que ellos obtienen el oxígeno y expulsa el dióxido de carbono es a través del cordón umbilical.
Este movimiento de bostezo fetal, en el cual la boca se encontraba ampliamente abierta, es bastante diferente de otros que podrían confundirse, como un movimiento rápido de tragar u otro más prolongado, como mantener la boca abierta durante alrededor de dos minutos.
Los que defienden esta teoría dicen que hay demasiadas variaciones en las observaciones cómo para considerarlas auténticos bostezos y que, además, los fetos retraen la lengua en lugar de extenderla, como hacen los adultos.
Esta teoría explicaría el supuesto bostezo fetal ya que le ayudaría a mantener un equilibrio con el líquido amniótico.
En los adultos, el bostezo se produciría en la transición de un estado de alerta a uno de sueño y viceversa. No es raro comprobar como muchos deportistas antes de competiciones importantes o incluso de políticos justo antes de dar conferencias o entrevistas, bostezan. Y ni qué decir tiene lo que ocurre cuando nos vamos quedando aletargados por cualquier actividad carente de interés, el bostezo no tarda en hacer acto de presencia.
La razón de este comportamiento tendría unos orígenes evolutivos. El bostezo sería el resultado de la sincronización de nuestro comportamiento con estos cambios de alerta. Por ejemplo, tras un bostezo podemos incrementar nuestra tensión arterial y nuestra frecuencia cardiaca un 30%. De esta forma, no sólo nosotros conseguiríamos ser más conscientes de nuestro estado de alerta, sino que a su vez podríamos comunicarlo al resto del grupo con un simple gesto. Y, eso, a su vez está relacionado con el carácter contagioso de éste.
De las teorías mencionadas hasta ahora, esta es la menos probable. Al igual que la teoría de transición biológica, tendría un significado evolutivo. El bostezo se convertiría en un acto intimidatorio al mostrar los dientes a los individuos que le rodeaban, hace miles de años. El efecto contagioso de este fenómeno vendría a ser una respuesta refleja y vestigial a la intimidación provocada. Si nos pusiéramos en situación el bostezo sería un inconsciente: "Mira qué dientes tengo" mientras que la respuesta a éste con un nuevo bostezo por parte de otro individuo significaría un inconsciente: "Mira qué dientes tengo yo también".
Esta teoría explicaría por qué determinados animales bostezan, pero en el ser humano sería un mero reflejo vestigial (actualmente nuestros dientes distan mucho de ser intimidantes) o simplemente no tener nada que ver en ese sentido. Es difícil creer que cada vez que bostezamos estemos implícitamente intimidando o retando a los demás.
Si quieres firmar tus comentarios, regístrate o inicia sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Siempre acercando la medicina a aquellos que la desconocemos tanto +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Asnoterapia. Cada vez más terapeutas confían en las bondades del burro para tratar dolencias como el alzheimer y el autismo
En: elcomerciodigital.com
Recomendación: Óscar
La niña avilesina, que nació con una lesión cerebral, muestra los avances de su tratamiento en EE UU
En: elcomerciodigital.com
Recomendación: Óscar
Un estudio cuestiona la eficacia de los payasos para disminuir el malestar psicológico de los niños hospitalizados
En: psicoteca.blogspot.com
Recomendación: lamarde
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si quieres, puedes registrarte o, si ya lo estás, iniciar sesión ahora.