El autor de la retención en San Pedro del Arroyo vivía dentro de un coche en el garaje de un amigo

San Pedro del Arroyo (Ávila).-  El joven rumano que ayer retuvo durante siete horas a los dueños de un bar en San Pedro del Arroyo (Ávila) no tenía trabajo y vivía "en el interior de un coche viejo que estaba aparcado en el garaje de la casa de un amigo polaco, ha explicado hoy a Efe el alcalde, Pablo Laureano Jiménez.

El regidor ha reconocido las dificultades económicas que atravesaba este hombre, conocido en el pueblo como Nicolai, si bien "nunca ha venido a pedir ninguna ayuda y junto a su amigo se ha ido buscando la vida realizando algunos trabajos puntuales".

"Hace algunos fechas había trabajado dos jornadas seguidas y sólo le habían pagado treinta euros y otro día le habían dado únicamente la comida", ha comentado el alcalde, quien ha añadido que "ahora estaba trabajando a jornales cortando leña con una pequeña empresa de aquí".

Jiménez ha detallado que "al parecer, este hombre utilizaba el maletero del coche como armario y el resto del habitáculo como lugar para dormir".

Por otra parte, el regidor de San Pedro del Arroyo, que esta mañana ha conversado con los dueños del Bar San Miguel y víctimas de la retención, Cándido y Rosa María, ha señalado que al principio pasaron miedo porque no sabía las intenciones de Nicolai, a pesar de que le conocían de pasar por su establecimiento.

"La noche, en líneas generales, la han pasado sólo regular y en su casa, pero es lógico después de la situación vivida y de la delicada situación física que tiene Cándido, al que hace apenas tres meses le había dado un infarto", ha manifestado el alcalde.

Por su parte, Luis Ángel González, trabajador del Ayuntamiento de San Pedro del Arroyo que ayer fue el primero en llegar al lugar de los hechos, ha apuntado a Efe que "fue el dueño del bar el que me llamó, porque poco antes había tenido un problema con la bomba del agua".

"Me dijo que él y su mujer estaban con un señor que les tenía retenidos y les había apuntado con un cuchillo", ha subrayado González, quien ha relatado que acto seguido fue a buscar al alcalde y juntos fueron a avisar a la Guardia Civil, que "se personó muy rápido en la puerta del bar".

González ha señalado que "a los dueños les dijo que si hacían lo que les decía no tendrían problema, y sabía perfectamente lo que hacía porque tenía colocadas botellas en cada una de las puertas del bar para controlar cualquier movimiento y se ayudaba de un espejo para ver lo que ocurría en el exterior".