Colocón

Existe un pez llamado Boops salpa que toma mil nombres según el lugar: Salpa, Salema, Salbia, Boba, Sopa... Cualquiera que haya practicado la caza submarina sabe que anda siempre en grupo, comiendo las hierbas y algas de las rocas. Vamos, que pasta como las vacas, pero bajo el agua.

En el Cantábrico la conocemos bien, pero, por lo visto, es más abundante en el Mediterráneo.

A este pez vegetariano le encanta la lechuga de mar, un alga verde fosforito que acostumbra a estar cerca de escolleras. La cuestión es que se trata de una especie que da problemas a la hora de la digestión.

Recuerdo haber comido Salpa y tener luego pesadillas por su causa (como algunas veces que comes caracoles en plan Pantagruel y Gargantúa juntos, y luego no queda otra que una larga noche de insomnio).

Se dice que en algunas pescaderías engañan y la hacen pasar por dorada rayada, sobre todo en Castilla. Ojo al Cristo.

En teoría se prepara como el besugo y la dorada: al horno, a la parrilla, a la sal... Es un pescado que hay que limpiarlo nada más ser capturado, pues los vegetales que ha ingerido se pudren enseguida y da mal gusto a su carne.

No sé si se nota ya, pero yo aborrezco este pescado.

La cuestión es que el pasado viernes, entre trago y trago, el pescador más salvaje y primario que conozco, Inaxio, me dijo que ellos comen Salpa cada vez que quieren agarrar un colocón de aupa. Si no me equivoco (y aunque no acabo de entender el modus operandi), utilizan trigo fresco para su pesca.

Me dijo que este pez es "la amanita muscaria" del mar, pues sabe producir alucinaciones. Cuando le hice la observación de que a mí me provoca pesadillas, me respondió: "Eso es porque dentro de tí guardas mucha mierda. En cambio a mí me produce festivales que ni te imaginas. La Salpa juega con lo que cada cual lleva dentro".

Inaxio hizo en el aire gestos de curva de mujer con sus manos, a la vez que ponía ojos de inmensa lujuria y placer. Y luego soltó una carjada inmensa, antes de alejarse.

Me dejó traspuesto, el muy cabrón; repasando toda la porquería que habita en mí.