Un periodo de turbulenta volatilidad

Hoy el Descodificador, por una vez y sin que sirva de precedente, no tiene nada que ver con la televisión. Y es que después de unos días en el extranjero, y tras revisar la prensa de la pasada semana, no puedo dejar de sorprenderme con el contraste entre los contenidos y la publicidad de unas páginas del diario 'El País'. No, no se trata de la despiadada y brutal crítica a la princesa Letizia que tuvo lugar en el suplemento dominical...

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Retrocedan un poco más en el tiempo. El pasado viernes 8 de mayo el diario 'El País' ofrecía, en las páginas ocho y nueve de su sección internacional, y con una maqueta un tanto extraña, dos informaciones realmente interesantes unidas bajo un mismo antetítulo: "Catástrofes en Asia". La primera recordaba al lector que la cifra de muertos en el terremoto chino se elevaba ya a 50.000, y que la posible ruptura de una presa amenazaba una localidad con 600.000 habitantes. "Miles de personas caminan días enteros en busca de refugio y comida", aseguraba un destacado. La segunda noticia abordaba el drama que se vive en Birmania, y afirmaba que, pese a que han pasado casi dos semanas desde que se produjo la tragedia, "los barcos aún siguen tropezándose con cadáveres flotando en las aguas del río Irrawaddy".

Pero lo más sorprendente no eran las noticias en sí, francamente estremecedoras, sino la publicidad elegida para acompañarlas. "¿Podemos encontrar oportunidades en épocas turbulentas?", se preguntaba en grandes letras un anuncio que, ni corto ni perezoso, se respondía a sí mismo: "Nosotros pensamos que sí. Más de dos siglos en banca nos enseñan que las mejores entidades salen reforzadas de los periodos de volatilidad". Se trataba, supongo que se lo habrán imaginado, de la publicidad de una ONG: 'Lombard Odier Darier Hentsch & Cie. Banqueros privados desde 1796'.

Es solo una mala elección de la publicidad, una anécdota. En otros casos, por habitual, resulta más preocupante. Por ejemplo esas revistas dirigidas, en estos tiempos de paridad, a un público femenino, en las que es habitual encontrarse intercalados el reportaje solidario con niños desnutridos en África, en páginas pares, con la publicidad de Channel, en impares. Lo que es la hipocresía.

De cualquier manera, y volviendo al principio del post, parece evidente que las víctimas de catástrofes naturales cada vez tienen menos futuro en los medios de comunicación. Televisión incluida. Lo contaba de forma magistral John Carlin el pasado domingo en, precisamente, 'El País': "Si se hubiera tratado de terrorismo humano en vez de terrorismo de la naturaleza sencillamente no hubiese existido otra noticia en el mundo esta semana, como ocurrió tras los atentados del 11-S y el 11-M, que juntos causaron 30 veces menos muertes que las hecatombes birmanas y chinas".

Carlin cree que "el sufrimiento es el mismo", y que la diferencia está en que "respondemos al terrorismo natural con la resignación que otorgamos a la inevitabilidad de la muerte". Es decir, de la muerte como varapalo natural inevitable. ¿Y si no fuese tan sencillo? ¿Y si el hombre influyese, dentro de su inconsciencia consumidora y contaminadora, como factor fundamental en los fenómenos violentos que cada vez con mayor virulencia asolan la Tierra?