MIAMI (ESTADOS UNIDOS).- Pues sí, Miami quiere competir con Nueva York. Quiere ganar otro título. No le basta con el que ya tiene: 'la capital del sol'. Ahora busca ser mucho más que el destino turístico preferido de muchos hispanos. La administración de la ciudad batalla por posicionar a Miami como urbe financiera, empresarial, comercial y de servicios. Y también quiere alcanzar el cielo con tres torres.
Zona de Brickell en Miami.
Y todo esto para dar un salto hacia arriba. La crisis del mercado inmobiliario no amilana a los inversores. Dos urbanistas locales desean romper un récord de altura, por encima de los 1.000 pies, más de 300 metros, algo muy poco común en Estados Unidos, con excepción de Nueva York y Chicago. ¡Todo un reto! Un reto que también es muy criticado por algunos de los habitantes de Miami que comentan que la ciudad debería de remodelar y conservar una serie de edificios que la han dado personalidad propia.
Así piensa Robel Perea, artista plástico especializado en Arte Arquitectónico y un amante de la ciudad y sus viejos edificios. "Miami grita la necesidad de una remodelación y conservación urgentísima, pero sobre todo que la Administración se lo tome en serio". En cuanto a los gigantescos edificios que se construirán, el proyecto 'Empire World Towers' es de la empresa 'Maclee Development': dos torres redondas de 93 pisos sobre Biscayne Boulevard frente a Bayside Marketplace. El tamaño y la complejidad de los proyectos, su diseño, revisión y construcción demorará años; no estarán listos hasta aproximadamente 2015, lo que da suficiente tiempo para que el hundido mercado inmobiliario se recupere.
Mientras tanto, Brickell o el Manhattan miamense renace por las cadenas de restaurantes, boutiques y cafés que se inauguran casi cada semana. El viernes por la noche, en el nuevo café Segafredo de la Avenida Brickell, la multitud empuja para entrar. Es uno de los pocos lugares en Miami donde puedes encontrar tantas personas, más allá de Miami Beach.
Una vez que logras entrar a cualquiera de los locales de la zona es imposible capturar la atención del camarero y mucho más imposible atravesar una masa compacta de gente para encontrar amigos. Nos vamos. Más abajo, el restaurante Novecento está igual. Un par de manzanas al norte, en Rosa Mexicano, hay que esperar una hora por una mesa. Cada vez es más 'imposible' pero más deseable deambular por esta zona donde sientes esa sensación de ciudad con vida. A veces Miami parece una ciudad en la que la gente no camina. Sin embargo, la comunicación es fácil precisamente por la fuerte presencia latina en sus calles.
La zona de Brickell se caracteriza por lujosas torres de edificios que surgieron en los años 80 y 90. Hasta hace poco, era sólo un centro de negocios que quedaba desierto al caer la noche, pero la explosión de la construcción en Miami ha cambiado el perfil y la vida de este lujoso barrio. Muchas de las nuevas torres parecen medio desiertas, pero el estancamiento inmobiliario tiene algo positivo: permite que jóvenes profesionales alquilen un apartamento en una zona que hace sólo un año atrás era un imposible.
Al fondo el barrio de Brickell.
''Tengo muchos amigos que viven y trabajan en Brickell,'' comenta Mario Baltízar, un contador de 31 años que hace dos años abandonó Argentina y llegó a la ciudad del sol. Toma un 'vodka tonic' y observa a algunas de las jóvenes que beben en la barra de Rosa Mexicano. "Me voy a buscar un estudio o un apartamento en este lugar para alquilar por un año y luego, ya se verá. Por ahora no vale la pena comprar porque los inmuebles se pondrán más baratos".
Por las noches, en una zona casi abandonada a esas horas, ya se ven, cada vez más, personas paseando con sus perros o, sin tener que coger el coche para poder disfrutar en un restaurante, bar o café. ''Estoy ansiosa por poder ir caminando al trabajo, y a los happy hours", me comenta una joven treintañera en español. "La gran diferencia entre Brickell y Miami Beach es que la mayor parte de la gente en la playa está de tránsito y sólo quiere pasar un buen rato. A mí me interesa más conocer profesionales jóvenes y serios que sean de aquí, preferentemente latinos y que tengan lazos con la ciudad, como yo. Y esto lo encuentro en Brickell, por eso vengo aquí y quiero vivir aquí".
En realidad, muchos llaman a Brickell el nuevo South Beach, aunque los barrios sean diferentes. Las autoridades de la ciudad dicen que es el Manhattan de Miami, uno u otro da igual, lo real es que está proliferando una onda muy urbana y, sobre todo, muy latinoamericana. Así que de vez cuando, cuando las pelas me lo permiten, porque ¡es carísimo!, paso un rato al caer la tarde "para disfrutar del mar, del buen tiempo y de una charla informal y amena con algún latino con ganas de conocer gente. Al fin y al cabo lo que buscamos es comunicarnos, sin más".
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