Músicas del mundo en Tierra Bèlè

FORT DE FRANCE (MARTINICA).-  Inaugurar la llegada de una nueva estación, y con mayor ahínco si se trata de la primavera, se ha convertido casi en una tradición. Martinica no quiere ser menos que cualquier otra ciudad y cumplir con el cometido. Por eso durante ocho días ha disfrutado de la tercera edición del festival Bèlè Mundo.

M. T Rodríguez

Imagen del festival de músicas del mundo.

Literalmente, bèlè significa el camino de vida, así va la vida. El bèlè, es una manera de vivir, de creer, de pensar y de expresar la realidad, de manifestar la vida, una manera de resistir. Todo ello se aúna en la danza y música típicas de este pequeño archipiélago caribeño.

La lengua criolla, los instrumentos nativos o la relación con la naturaleza permiten reafirmar la especificidad del bèlè en lo universal. Y qué mejor manera de mostrarlo que a través de la participación de diferentes artistas venidos desde Argentina, Guadalupe, Cabo Verde, Senegal, Francia, y sin excepción, de la misma isla. Como es el caso de Lébéloka, el primer grupo femenino de percusión de las Antillas. Amantes del tambor como medio de expresión, este instrumento extraordinario, símbolo de tradición, de expresión y de compromiso, ha sido considerado despectivamente durante siglos como instrumento de los «Vié Nèg», es decir, viejos negros

Trabajo, tenacidad, reivindicación y confianza han permitido a este grupo desarrollar desde 1991 un concepto musical polirítmico, representante de la mezcla de pulsiones métricas caribeñas y de la sonoridad de los tambores africanos y guadalupeños.

Las actividades paralelas propuestas terminan de dar forma a este festival mediante conferencias, talleres de canto, danza y tambor, la iniciación al danmyé, una variante de arte marcial martiniqueño, un espacio dedicado a los más pequeños y exposiciones. Todos los cabos bien atados para dar continuidad a la cultura dominante de las pequeñas Antillas.