Berlusconi: una historia de desencuentros con la ley

MADRID.-  Los italianos han concedido el gobierno a Silvio Berlusconi. 'Il Cavaliere' es un tipo cuyo nombre resuena con tanta frecuencia en los tribunales que se ha ganado una entrada propia en wikipedia. Fundador y principal accionista de Fininvest -una de las 10 empresas privadas más grandes de Italia-, domina tres de los siete canales de televisión nacionales y muchos de los principales periódicos del país. Es presidente del club de fútbol A.C.Milan y el segundo hombre más rico de Italia, según Forbes. Entre las frases que le han ganado su actual prestigio político, es autor de sentencias del tipo "Si yo, velando por los intereses de todos, también cuido los míos, entonces no se puede hablar de conflicto de intereses".

(EFE)

Figurita de Berlusconi.

Berlusconi ha gobernado ya dos veces en Italia. Su primer mandato, en 1994, duró 7 meses. El segundo, de 2001 a 2006, ha sido la legislatura más larga en el país desde 1946 (el promedio de cada uno de los 59 gobiernos que ha habido desde entonces es de 12 meses). Sin embargo, los dos terminaron por causas muy similares: las acusaciones de fraude y corrupción.

No se puede culpar a nadie de las faltas de sus progenitores, pero puestos a buscar los primeros contactos de Berlusconi con los tribunales nos podemos remitir a Luigi Berlusconi, el padre. Silvio presume con frecuencia de que su padre comenzó a trabajar en la Banca Rasini como empleado y salió de allí como director general. No difunde tanto que ese mismo banco fue cerrado por sus relaciones con la mafia. Hablando de antecedentes más recientes, y sin salir de los vínculos sanguíneos, su hermano, Paolo, también ha sido vinculado varias veces con la mafia. En 2002, accedió a pagar 52 millones de euros en un acuerdo para concluir con varias acusaciones, entre ellas, corrupción.

El propio Silvio se vio involucrado en un juicio al figurar en la lista de miembros de la logia masónica 'Propaganda Due'. Acusada de conspirar para redirigir el régimen italiano hacia posturas más autoritarias como defensa contra el comunismo, esta organización fue disuelta por el Parlamento en 1981 y todas las instituciones similares fueron declaradas ilegales. A pesar de que se encontraron pruebas sobre su pertenencia a la logia y de que se le condenó por perjurio durante el juicio, 'Il Cavaliere' no pisó la cárcel.

El rápido enriquecimiento del nuevo primer ministro italiano entre 1961-63, vertió sospechas sobre sus fuentes de financiación, y su amistad personal con Bettino Craxi le hicieron objeto de acusaciones de tráfico de influencias cuando condenaron al antiguo primer ministro socialista por varios casos de corrupción. Pero Silvio también salió ileso.

Cuando el jardinero de Berlusconi, Vittorio Mangano, fue detenido por mafioso, las acusaciones de los vínculos de 'Il Cavaliere' con la mafia fueron inmediatas. Las malas lenguas dicen que el auténtico trabajo de Mangano era disuadir a posibles secuestradores de llevarse a los hijos de Berlusconi. Pero, de nuevo, el primer ministro fue declarado inocente.

Una enorme lista de situaciones similares llevó a un juicio de más de cuatro años contra Berlusconi cuando todavía dirigía el país. El caso se cerró en diciembre de 2004 cuando un tribunal de Milán rechazó todos los cargos de corrupción contra el entonces primer ministro. Entre las acusaciones que se desecharon en ese fallo judicial figuraban fraude fiscal, malversación y soborno. Uno de las denuncias concretas echaba en cara a Berlusconi haber pagado a un tribunal en 1980 para que bloqueara la venta de una empresa estatal de comida a uno de sus rivales empresariales. De este cargo salió absuelto, pero todos los demás se desecharon por falta de pruebas, por fallos procedimentales o porque el delito hubiera prescrito (merece la pena tener en cuenta que en la legislación italiana los jueces pueden variar el plazo de prescripción, y todo apunta a que en el caso de Berlusconi lo acortaron porque no tenía antecedentes penales). Es decir, que de ninguno de estas acusaciones fue declarado inocente.

¿Por qué gana Berlusconi?

Sus críticos descartaban la candidatura inicial de Berlusconi a la presidencia de Italia porque es "demasiado viejo, demasiado propenso a los patinazos, demasiado ligado a intereses individuales y demasiado perseguido por acusaciones de corrupción". Le achacan, además, que no cumplió la mayor parte de sus promesas en las otras dos veces que gobernó. Y sin embargo, gana. ¿Por qué?

Uno de los argumentos de Berlusconi que ha parecido calar más en los electores italianos es el del miedo al comunismo. Walter Veltroni, el líder del Partido Democrático -coalición que se ha convertido en la principal fuerza de la oposición-, inició su carrera política en el Partido Comunista, un grupo que tradicionalmente ha tenido gran importancia en la oposición de izquierdas del país (y que ha sido uno de los principales perjudicados en las últimas elecciones al perder su grupo en el Congreso). 'El Caimán' -como han apodado a Berlusconi en Italia- ha aprovechado este pasado para alertar del peligro de un gobierno de extrema izquierda y para acusarle de ser "un comunista disfrazado de liberal". Y claro, a la hora de elegir, los italianos prefieren a un presunto mafioso que a un comunista converso.

En un país donde la política perdió el prestigio ya antes de que 'Il Cavaliere' llegara al poder, su nueva victoria no ha cogido a nadie por sorpresa (las encuestas le daban ventaja desde que decidió presentarse). La duda es, más bien, si conseguirá finalizar su mandato. La tradición italiana establece gobiernos que rara vez duran más de 12 meses. Es cierto que Silvio no ha sido condenado nunca por ninguno de los delitos que se le imputan. Pero no es menos cierto que sus problemas con la ley le han costado ya un gobierno y unas elecciones -en 2006, sus conflictos legales empeoraron su imagen-. ¿Hasta dónde está dispuesto a tolerarle Italia?