Niños de Los Ángeles piden ayuda al Papa para sus padres deportados

Los Ángeles (EE.UU.).-  Un grupo de niños de Los Ángeles, ciudadanos estadounidenses, escribieron cartas al Papa Benedicto XVI para pedirle que interceda por sus padres deportados o en peligro de deportación.

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(EFE)

Dulce María, una niñade dos años cuya madre salvadoreña fue deportada, es el rostro del programa Adóptame - mediante el cual un ciudadano estadounidense adopta simbólicamente a un inmigrante indocumentado que no tiene antecedentes delictivos, trabaja y paga impuestos. Un grupo de niños de Los Ángeles, ciudadanos estadounidenses y en situaciones similares a las de Dulce María, escribieron cartas al Papa Benedicto XVI para pedirle que interceda por sus padres deportados o en peligro de deportación.

Valentina, Ángel y Cecilia Vargas, Yesenia Rangel y Yolanda Méndez, los firmantes de las cartas, han adoptado simbólicamente a sus respectivos padres para evitar que sean expulsados de Estados Unidos, mediante un programa conocido como "Adóptame", que es una iniciativa de la Coalición Latinoamericana Internacional (CLI).

Lo que los niños buscan es que el Papa, que iniciará mañana una visita a Estados Unidos, ayude a que el Congreso dicte una ley que libre a los indocumentados con hijos estadounidenses de la deportación.

"Su Santidad, por favor entregue este mensaje al presidente George W. Bush, en esta carta quiero afirmar que estoy trabajando con el programa Adóptame para que sea considerado por el Congreso de los EE.UU. y se convierta en ley", agregó la menor en su misiva.

Según cálculos de CLI, hay cerca de 4 millones de niños nacidos en Estados Unidos cuyos padres son inmigrantes indocumentados que han sido deportados por las autoridades, o están en la cárcel esperando la definición de su proceso, o viven diariamente con el temor de un arresto y consecuente deportación.

"Quisimos hacer llegar al Santo Padre los mensajes de estos niños que día a día están sufriendo con la situación de sus padres", afirmó hoy a Efe Oswaldo Cabrera, director ejecutivo de CLI.

"Estamos pidiendo que se respeten los derechos humanos de estos 4 millones de niños ciudadanos estadounidenses, cuyas familias han sido rotas o están en riesgo de serlo, por la deportación de alguno de sus padres", agregó Cabrera.

En el caso de Yolanda Méndez, la carta de adopción de su padre ha sido una ayuda para que se le permita continuar con su proceso de nacionalización, que ya está bastante avanzado, dijo Cabrera.

Yesenia Rangel también estuvo feliz al escribir su carta pues su padre fue liberado por un juez, "en parte por ver la decidida intención de la niña de adoptar a su padre y a las certificaciones profesionales sobre los efectos psicológicos negativos que habían sufrido los niños, especialmente, Bulmaro, su hermano, de 6 años".

Sin embargo, el caso de los niños Vargas fue diferente, explicó el activista.

Cecilia Vargas lloraba mientras escribía la carta y no podía entender por qué la separaban de sus padres, "solamente porque ellos son mexicanos".

"¿Por qué no podemos tener a nuestros padres en los Estados Unidos, sólo porque ellos son indocumentados?", escribió Cecilia en su carta. "No entendemos por qué cada noche tenemos que sufrir la pesadilla de que mi padre está siendo arrestado por los oficiales de inmigración", dijo.

Las cartas serán entregadas al Santo Padre con el apoyo de la cadena de televisión Univisión, que hará un programa especial, y Cabrera espera tener una respuesta en las próximas semanas.

"Somos 4 millones de niños nacidos en los Estados Unidos que no podemos dormir tranquilos, Su Santidad. Tengo la esperanza de que usted pueda transmitir este mensaje", escribió Cecilia Vargas en su carta al Papa.

Valentina Vargas hizo un llamado "a todos los niños en los Estados Unidos cuyos padres sean inmigrantes indocumentados, para que los adopten y no permitan que las familias sean separadas".

En 2003, el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés) estableció los Equipos de Operaciones contra Fugitivos con el fin de arrestar y deportar a las personas que no habían cumplido con una orden de abandonar el país.