Euro Toques reclama unos estudios universitarios de gastronomía

Logroño.-  El centenar y medio de cocineros que asistieron hoy a la asamblea de este año de la asociación Euro-Toques España, reunida en el Riojafórum, de Logroño, volvió a reclamar el establecimiento de unos estudios universitarios gastronómicos como ya existen en otros países del mundo.

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Según explicó Juan Mari Arzak, presidente de honor de esta entidad, hasta ahora el Ministerio de Educación se ha negado a ello, aunque la asociación va a seguir batallando para conseguirlo en el futuro, "aunque algunos no lleguemos a verlo".

Arzak insistió en el auge que ha experimentado la gastronomía en España en los últimos años y en que ese desarrollo debe empezar a ser reconocido de alguna manera que, en principio, podría llegar en forma de una asignatura de nutrición que podría estudiarse en los colegios.

En este sentido, el presidente de Euro-Toques España, Pedro Subijana, recordó que desde esta organización ya se están ejecutando pequeñas acciones de formación en los centros educativos para enseñar a los niños la manera de comer para evitar la obesidad.

Euro Toques es una organización internacional de cocineros que integra a más de 3.500 asociados de 18 países y que fue fundada en 1986 en Bruselas por Pierre Romeyer, Paul Bocuse, Juan Mari Arzak y Pedro Subijana, entre otros, con el fin de defender a la profesión.

La asociación se reúne anualmente en sus distintos países para analizar los distintos problemas que afectan a la profesión.

Además de Arzak y Subijana, la asamblea de Logroño contó también con la presencia de otros cocineros como Toño Pérez, de Atrio Restaurante (Cáceres), Pedro Morán, de Casa Gerardo (Asturias), Joan Roca, de Celler de Can Roca (Girona), Francis Paniego, del Echaurren (La Rioja) o Karlos Arguiñano.

En ella, además de hablar sobre los requisitos necesarios para ejercer esta profesión, los miembros de la asociación eligieron al ganador del I Premio Compromiso Euro-Toques, con el que a partir de ahora reconocerán la labor de preservación de personas y entidades con las prácticas culinarias.

El premio fue a parar en esta edición inaugural a la asociación internacional Slow Food, que agrupa a cerca de 85.000 personas repartidas por 122 países del mundo.

Esta entidad, creada en 1986 por el italiano Carlo Petrini, lucha a diario contra la homogeinización que ha traído consigo la comida rápida, para lo que apuesta por mantener la diversidad culinaria de los distintos países como base del patrimonio cultural de cada uno de ellos.

"Slow Food defiende que es tan importante preservar una iglesia barroca como un buen queso que se lleva haciendo años de la misma manera", afirmó el cocinero Andoni Aduritz, del restaurante Mugaritz, de Rentería, encargado de leer el fallo del jurado.

El presidente de La Rioja, Pedro Sanz, también incidió en este aspecto durante la inauguración de la reunión, en la que destacó que un "pueblo es lo que come" y que la personalidad de La Rioja viene definida por las aportaciones que han hecho a su comida romanos, visigodos, musulmanes y cristianos a lo largo de la historia.

"Si algo ha sabido hacer La Rioja es proyectar su gastronomía al futuro, para lo que cuenta con un estupendo pasado", afirmó Sanz, quien recordó que además de tener un producto de renombre universal, como es el vino, en la Comunidad existen decenas de productos utilizados en su cocina que han trascendido fuera de sus límites.