¿Quién es Robert Kubica?

BARCELONA.-  Respuesta: una de las claves de futuro de la Fórmula 1. Anoten bien este nombre y no lo olviden, porque si no lo conocen ya, tendrán oportunidad de hacerlo, más allá del posible resultado durante el Gran Premio de Bahrein. Su carrera ha sido una constante lucha contra los elementos, y está estrechamente ligada a un español, Joan Villadelprat, y a una categoría nacida en España, las World Series by Renault. ¿Les apetece conocerla?

JENS BUETTNER (EFE)

Robert Kubica celebrando la 'pole'.

La entrada de Robert Kubica en la Fórmula 1 ha desatado una auténtica fiebre en Polonia, el país que le vio nacer hace ahora poco más de 23 años. El piloto de BMW es uno más de la hornada del baby boom, la nueva hornada de héroes veinteañeros de la categoría reina iniciada con nuestro Fernando Alonso y que va camino de monopolizar la parrilla de salida en sólo dos años.

Robert Kubica hizo las maletas de su Polonia natal, un país donde sólo 17 pilotos en toda la historia (nuestro protagonista incluido) han competido internacionalmente en un circuito, con sólo 14 años. Su destino, Italia, la meca del karting y cuna de todos los talentos que, un día u otro, acabarán llegando a la F-1. El palmarés previo reflejaba por entonces seis triunfos en el certamen polaco de karting, que pronto se quedó pequeño para su enorme talento.

Su primera temporada entre los mejores dejó boquiabierto a todo el continente. De saque, se convirtió en el primer no italiano de la historia que se anotaba el triunfo en la categoría Junior del Open Masters, campeonato del mundo oficioso de la especialidad. Kubica había llegado para quedarse, y al año siguiente repitió laureles en el certamen alemán y, nuevamente, en el Masters, esta vez dentro de la difícil categoría de Inter-A (actual KF2).

El salto del kart a los monoplazas empezó con buen sabor de boca. Renault firmó al polaco en el año 2000 para su programa de jóvenes talentos, el Renault Drivers’ Development, pero se deshizo de él apenas dos años después por su «insuficiente talento». Apenas había logrado victorias esporádicas y un subcampeonato en el campeonato italiano.

Enrabietado y dolido en su orgullo, Kubica arriesgó todo cuanto le quedaba para correr en Fórmula 3. Y explotó. En su debut en Norisring se anotó el triunfo a pesar de correr mermado físicamente por un accidente de tráfico. Con todo, su periplo en la F-3 no siguió estos derroteros, y volvió a cerrar etapa con un segundo puesto como mejor resultado, esta vez en el difícil Gran Premio de Macao, considerado como el campeonato del mundo de la especialidad.

La carrera de Kubica estaba prácticamente consumida. No tenía dinero para seguir corriendo, y sólo su talento podía regalarle un último balón de oxígeno. Así que se vino a España para conocer a Joan Villadelprat, máximo dirigente del equipo vasco Epsilon-Euskadi, participante en las World Series by Renault (otra categoría nacida en nuestro país y mundialmente conocida por ser el trampolín de lanzamiento de Fernando Alonso). No podía ofrecer dinero ni sponsors, pero tras unos tests en Paul Ricard, su talento le convenció. El acuerdo entre ambos fue así de sencillo: Epsilon costearía su temporada a cambio de que Robert les devolviera el dinero invertido cuando llegara a la Fórmula 1.

En Epsilon aprendió a hablar castellano en menos de tres meses y se anotó el campeonato con una sorprendente facilidad. Era su primer triunfo en un certamen de monoplazas, que llegaba, ahora más que nunca, en el momento clave. Pero hubo algo mejor que eso. El premio al ganador era una sesión de entrenamientos al volante del Renault R25 de Fórmula 1 campeón del mundo con Fernando Alonso. Diciembre de 2005, nuevo momento histórico. El polaco rodó en Barcelona junto al probador del equipo francés, Franck Montagny. Su crono, 1’17»997, casi medio segundo más rápido que el de su compañero. Y eso que era el primer día en que se subía a un F-1…

Y Renault volvió a errar. La escudería francesa volvió a rechazar a Kubica, que una semana después recibió una entusiasta propuesta de BMW para contratarle como probador. Medio año después ya era piloto titular; 365 días más tarde sumaba sus primeros puntos; la semana pasada llegó su primer podio, ¿y hoy?